Una calmada mañana?

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En un hermoso reino. Aquella galleta presumida y con poco interés hacia los demás se encontraba en su laboratorio anotando un par de cosas en su pizarra. Algo exhausto, decidió poner el giz a un lado, tocar su frente dando un suspiro indicando su estrés para luego acomodarse sus lentes.

Saldría de dicho laboratorio con la intención de relajarse un poco, tendría la idea de salir al bosque, solo que con la precaución de no irse demasiado lejos o a un lugar donde las galletas oscuras pudieran aparecerse. No quería tomar riesgos. Cuando todo iba marchando bien. La tranquilidad de Espresso se acabó al ver a Madeleine Cookie, se puso nervioso al no saber que hacer, pues este no quería que se toparan y Madeleine comenzara a hablar de más. Comenzó a caminar con prisa, si no podría evitar un encuentro con él, intentaría tener la menor interacción con este. Para su sorpresa, Madeleine no se percató de su presencia, cosa que dejó un poco confundido a Espresso, pero estaba bien. Por las dudas, caminó más rápido hacia el bosque, al tener la certeza de que por fin estaba lejos del reino. Alentó el paso, sabía que estaba seguro y tranquilo.

- Es algo anormal que alguien como Madeleine Cookie no me haya visto. Pero estoy absolutamente contento de no haber tenido al menos 3 segundos de conversación con él. Es tan... Insoportable. Tengo el temor de que alguno de estos días venga a mí oficina en el instituto de magia para hablarme de sus tonterías de magia de luz. Pff...

Mhp... Deja esas palabrerías Espresso, se supone que ahora que estás totalmente distanciado de él y los demás en el reino deberías estar pensando en otra cosa que no sea la peor situación con Madeleine...

Continuó con su camino, fueron varios segundos y minutos de tranquilidad, veía a las aves volar, a los animales asomarse entre los árboles. Pero todos esos sonidos naturales se verían interrumpidos por unas voces que venían hacia él. No reconocía rápido de quiénes eran, no le interesaban por ahora. Suponía que eran Clover, Herb e incluso Carrot. A medida que se acercaba al lugar de donde provenían las voces, más raro se convertía. Pues esas voces ya no parecían ser de esas cookies, tomó otro rumbo por si acaso. Aún no creía del todo que podrían ser esas terribles galletas malvadas. De un momento a otro, las voces dejaron de oírse, eso lo relajó.

- Quizá este no sea un camino muy concurrido. Pero aquí dudo que pueda aparecer alguien de dudosa confianza.

Pasaron las horas, estaba haciéndose tarde. Espresso logró lo que quería. Un día de tranquilidad después de estresarse en su laboratorio. Ahora se en encontraba camino a casa. Parecía recordar bien de donde vino, a la mitad del camino volvió a escuchar esas voces, evitaría toparse con otras cookies para no molestarse nuevamente, pero para su sorpresa, el nuevo rumbo que tomó, era desconocido para él. Se detuvo un momento para pensar una salida fácil para entrar al reino.

- No pediré ayuda. Eso está claro, pero debe haber algún camino que no tenga animales raros y esas cosas, tsk.

Tanto se adentró en las maneras de poder salir con éxito del bosque que no se percataría que las 4 galletas oscuras estaban detrás suyo, hasta que una de ellas decidió hablar.

- ¿Eres tú la galleta esa de la magia del café?

- Hmm, si, ¿A qué se debe tu pregunta?, ¿Necesitas saber algo?, Lo siento, no hay tiempo para hablar, debo regresar.

- ¿Es un nuevo amigo?... Ohh...

- ¡Mushroom!, ¡Este no es un buen momento como para que preguntes sobre amigos!, ¡Esta es nuestra oportunidad de capturar a alguien más que no sean GingerBrave y el resto!

Taking care of EspressoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora