♋︎
Han pasado unos cuantos días más, han pasado eternos, largos y extraños. Las curaciones dolorosas han sido tan constantes como las tormentas que han estado ocurriendo sin detenerse un poco.
Al final, es época de lluvia aún, y ésta, ha sido la más larga en lo que llevo de vida. El dolor, al igual que ésta, solo ha aumentado.
Hoy me siento enferma, siento que mi cuerpo hierve, mis labios se han resecado tanto como mi garganta.
Necesito agua...
Son horas muy altas de la noche, además, allá afuera llueve a trombas. Es claro que nadie podrá venir.
Las hermanas, aunque amables, no quisiera abusar más de su atención.
Me levanto buscando algo que beber. Es incómodo y molesto, pues con un solo movimiento mi pierna sangra, esto ha pasado así desde que desperté; pero no puedo hacer más, necesito algo de beber, me siento realmente mal...
Me levanto de la cama sosteniendo el dolor insoportable de mover el cuerpo, me mantengo de pie sin moverme esperando a que el dolor disminuya al menos un poco, y si no es así, al menos hasta que me acostumbre a éste.
Y así cuando lo asimilé, comienzo a moverme a rastras lentas; arrastro las piernas y ando sostenida de la pared buscando agua.
Y ahí, con la mirada alcanzo a darme cuenta de un cántaro. Ahí estaba en la mesita cerca a la ventana, convenientemente al otro extremo de la habitación.
No hay de otra, realmente tengo sed; así que me acerco lentamente, sosteniendo mi costado, y soportando el dolor de moverme.
El camino fue horriblemente doloroso, pero al final, había podido alcanzar aquella mesa junto a la ventana. Y ahí, no lo pensé mucho y tomé aquel cántaro llevándolo a mi boca, bebiendo rápidamente, desesperadamente pues mi cuerpo lo exigía.
Lo había bebido tan rápido, que mis labios habían dejado escapar restos de agua, empapando a mi pecho.
"Rayos... He dejado caer bastante..."
Mi cuerpo seguía anestesiado...
Ahora era inútil para todo, y es que era verdad que no podía hacer mucho, pues cada que tomaba las cosas, irremediablemente se me caían de las manos, peor aún, no sabía que ahora ocurría también al comer o beber algo.
Mi reacción fue limpiarme los labios con la mano, y así continuar bebiendo hasta que terminara con todo lo que había ahí dentro del cántaro.
Realmente había sido refrescante quitarse esa resequedad en la garganta.
Devolví el cántaro en su lugar ahí sobre la mesa, y así como lo hice, noté que había derramado agua en la mesa debajo de mí y sus objetos.
Tomé el olán de aquella bata que usaba y comencé a dar leves toques tratando de secar todo lo que yo había humedecido con el agua.
— "¿Qué es esto?" — pensé al mirar aquel objeto, el cual era un cuadernillo, aquel que había notado antes.
Toqué su cubierta rígida y áspera, tratando de secar las gotas que habían caído sobre ésta; entonces pensé en guardarlo en el cajón, pensando que quizá así no volvería a ensuciarse mientras estuviese así, haciéndolo también con algunos hilos y pedazos de tela que había sobre la mesa.
Abrí el cajón, y cuando lo hice, me había sorprendido un poco de lo que había ahí dentro.
Un montón de hojas sueltas, sobres, un espejo grande bonito, y un par de rosas, las cuales éstas últimas se veían resecas, quedando solo unos pétalos y tallos deshidratados.
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El calor de su corazón (Link y tu) ✧*EN PROCESO✧*
RomanceEl héroe del pueblo se ha ido y se ha encontrado con un destino mejor que el que la chica de Ordon pudiese dar. Ella irá en su búsqueda, ¿encontrará lo que tanto ha anhelado? Ambientada principalmente en las regiones de Twilight Princess. Portada cr...