40. De vuelta al inicio

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💛Este capítulo se lo dedico a una amiga de las que me ha traído wattpad y con la cual puedo compartir y divertirme de las ocurrencias que ambas escribimos.💛


Ese mismo viernes, Daniel y Adriana partieron rumbo a Arandas en el auto de él. Eran cerca de las seis de la tarde cuando salieron de la ciudad por lo que el trayecto de dos horas de viaje por carretera los tendría llegando al poblado pasadas las ocho de la noche. Su plan era pasar ahí la noche y volver para el sábado a la misma hora, o tal vez y dependiendo de cómo fluyera todo, permanecer hasta el domingo en la mañana. Pese a que Adriana tenía trabajo agendado para el fin de semana, no era nada que otros fotógrafos no pudieran realizar de forma adecuada, por lo que una compañera iría en su lugar. El plan no podía fallar. No obstante, ambos se sentían un tanto intranquilos por diferentes motivos sin que eso les impidiera disfrutar del camino. A ella siempre le había gustado viajar por carretera, y él agradecía tenerla a su lado en esa visita que llevaba bastantes años postergando.

Arandas era una ciudad pequeña, por lo que llegar daba esa sensación de estar adentrándose a un pueblo estacionado en el tiempo. Las estrechas calles que los recibieron tenían la vida nocturna de uno; personas caminando tranquilamente, jóvenes en el centro disfrutando de la mutua compañía y las luces tenues de los faroles alumbrando los callejones, pequeños negocios y casas sencillas. El hogar paterno de Daniel se encontraba cruzando la ciudad, era una propiedad construida en un amplio terreno bardeado que guardaba además un bien cuidado jardín que la rodeaba. Tenía un solo piso donde se albergaban cuatro habitaciones junto a las demás áreas comunes; la tranquilidad que la envolvía era innegable y los recién llegados se sintieron reconfortados pese a no saber qué esperar de quienes la habitaban. Maribel los recibió en la puerta principal una vez que cruzaron la entrada y avanzaron por el sendero hasta ella.

Al verla, Adriana pensó en lo bonita que se veía; los años parecían sentarle realmente bien, igual que a Daniel, era innegable el lazo sanguíneo y la genética que compartían. Aun así, tragó saliva al tenerla enfrente, su primer encuentro no había sido agradable y era difícil borrar las primeras impresiones sin ninguna convivencia posterior. Sin embargo, apenas la tuvo cerca, Maribel la saludó y abrazó afectuosamente sin que ella pudiera negarse a corresponderle. El recibimiento la sorprendió gratamente, los años además de belleza le habían agregado calidez a su carácter; o quizás, estaba demasiado agradecida porque su hermano aceptara ir a visitar al padre de ambos. Para Adriana no importaban mucho sus motivos mientras aquello terminara en una convivencia pacífica, más que por ella por su esposo, al que había percibido tenso desde poco antes de llegar.

—¿Ya cenaron? —preguntó cortésmente su anfitriona en tanto los conducía a la habitación que había preparado para ellos.

—Sí, lo hicimos en un restaurante al llegar. No queríamos causarte problemas —se apresuró a responder Daniel. A su lado, Adriana lo miró preocupada, su incomodidad lejos de disminuir parecía ir en aumento.

—No es ningún problema, en realidad había preparado la cena para ustedes. Pero no importa, deben estar cansados —convino con condescendencia la mujer, abriendo para ellos la puerta de la alcoba de huéspedes y entrando detrás de sus pasos.

—¿Y él? —Daniel tragó saliva al emitir el cuestionamiento, en tanto ponía su bolso de viaje y el de Adriana en la cama.

—Ahora duerme, no puede mantenerse despierto hasta tarde los días que le toca la diálisis.

—¿Diálisis? ¿Tan mal está? —La noticia lo sorprendió, aunque sabía de las afecciones renales de su padre, Maribel nunca le dijo que hubieran empeorado a tal grado.

Bajo las cenizas©️ [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora