Cápitulo dos: Ayuda

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- Vete a la mierda - susurro al escuchar aquellos ruidos.

- Ayuda - se escuchó de forma tan leve que apenas y era perseptible.

- No puedo creer que vaya a hacer esto - Lyra guardo la mayonesa en la bolsa que llevaba y bajo las escaleras, a mitad de estás se topo con un tuvo de hierro un tanto oxidado y con la punta filosa. - «juro que si no me muero aquí yo misma me mato por imprudente» - pensó mientras se acercaba a uno de los tubos industriales de cañería - ¿Quien anda ahí? - pregunto a lo alto, pero su voz se quebró un poco.

- Tranquila - la voz que provenia de la cañería era todo menos tranquilizadora, el propietario de esa voz grave y gutural comenzó a avanzar, la luz dejaba al descubierto una especie de humano con piel transparente, sus músculos de tonalidades azules se veían por todo su cuerpo, con orejas punteagudas como de elfo y ojos color negó sin iris visible, su ropa de color grisacea ajustada a su cuerpo, en sus manos se observaba una especie de espolón en el dorso de estás - No te haré daño - ante la visión de esta nueva criatura Lyra se desmayo.

- Amg - se quejo mientras sobaba su cabeza - ¿Que paso? - pregunto en murmuró al aclarar la vista noto que estaba acostada en las piernas de aquella criatura azul, tomo rápidamente su teléfono y miro la hora, agradeció internamente que solo habían pasado veinte minutos desde que salió de casa - Ahora explícame lo que acabo de ver - le dijo a la criatura de forma autoritaria.

- Son mis recuerdos, viste como salí de mi planeta y llegué al tuyo, por accidente - respondió - Me llamo Chsrile - agrego.

- Disculpa pero no sé cómo podría decir eso - musitó Lyra con una ceja alzada.

- ¿Entonces, puedes ayudarme? - le pregunto ayudándola a ponerse de pie.

- Tengo que pensar que es lo que podemos hacer - respondió - «¿En qué rayos te estás metiendo Lyra?» - se pregunto a si misma, si bien no sabía que hacer, esa criatura no parecía querer dabarla, inclusive noto que tenía una pequeña vendoleta, que sabrá Dios de dónde salió, con la que había curado el pequeño corte que tenía en su cabeza debido al golpe del desmayo - ¿Como rayos voy a esconder un alienígena en mi casa? - pregunto completamente atónita y con la mirada perdida.

- No se si esto ayude - respondió el mientras su cuerpo tomaba la forma de Lyra, era como verse en un espejo, pero con la ropa distinta, inclusive su voz era idéntica.

- Esto si que es crepy - exclamo mientras el regresaba a su forma - Bueno, lo único que se me ocurre en este momento es algo muy feo - agrego recibiendo una mirada de confusión, o al menos eso parecía - Mis vecinos tenían un hijo de mi edad, éramos buenos amigos, pero hace unos años... Bueno, el falleció - su voz tembló al decir lo último - Podrías tomar su lugar, pero ellos sabrán que no eres su hijo, además de las implicaciones morales, el dolor de ellos al regar las cenizas de su hijo en las playas de Yucatán... - empezó a murmurar muchas más cosas que no tenían sentidos.

- Puedo hacerlo - la interrumpió - Puedo hacer que los que lo conocieron olviden que murió, el dolor no existiría y para ellos sería como si nunca se hubiera ido - agrego.

- Sigo sintiendo que no es correcto.

- Puede que suene mal pero el ya no está así que no se puede molestar conmigo, yo le quitaría el dolor de su perdida a sus padres y viviría por el lo que no pudo vivir - parecería loco pero esos argumentos convencían en cierta manera a Lyra, además no se le ocurría nada más.

- Ok.... - termino aceptando mientras sacaba su teléfono - Mira, es el... Falleció cuando entramos a primero de preparatoria - dijo cabisbaja mientras que el "hombre" frente a ella se transformaba en un chico, un chico humano bastante más alto que ella, de piel negra, cabello rizado corto con los laterales del pelo rapados y un lunar al borde de la ceja izquierda - Bueno, creo que debemos irnos.

Los dos salieron del ducto, caminaron de regreso a casa de Lyra y antes de llegar vio a lo lejos al padre de su ahora amigo.

- Soy una idiota - murmuró - Olvide por completo enseñarte de tu vida - golpeó su frente con la palma de la mano.

- Ah - fue lo único que atino a decir.

- Bueno, rápido... - lo jalo a tras de un teléfono público - Te llamas Fred... Bueno, Frederic, tus amigos te dicen Fred - el chico se limito a prestar atención - Tu padre se llama Kurt y tu madre se llama Mary, te gusta el básquetbol y el pop, ahhh - intento pensar que más - Tu color favorito es el azul.

- Que conveniente - la interrumpió mostrando uno de sus dedos azules.

- No hagas eso - bajo su mano escondiendo el dedo azul entre las manos de ella - Ah, odias el jugo de arándanos y tu comida favorita son las quesadillas, luego te explico que son - agrego - Amas los dinosaurios y eres algo distraído... Creo que es lo básico.

- Ok... Que bueno que tengo buena memoria - comento, ambos salieron de la cabina de teléfono y caminaron a sus casas.

- Hola chicos - los saludo Kurt en cuanto los vio llegar.

- Hola señor Kurt.

- Hola papá - respondió Fred.

- ¿Hoy vas a almorzar con Lyra? - pregunto el mayor.

- ¿Eh? - exclamó Fred confundido.

- Si, desde que eres amigo de Lyra almuerzas con ella los viernes - comento Kurt quitnadose los guantes de jardinería.

- WOW, hoy es viernes - Fred hizo como que buscaba su celular, algo que le acababa de aprender a Lyra - Sabes que soy distraído, no se ni en qué día vivo.

- Claro, lo sé - dijo su padre.

- Yo tengo que ir a la papelería - comento Lyra, señalando una casa en la acera de al lado.

- Entonces voy a cambiarme y te veo en tu casa - los chicos se separaron.

- «para ser un alien sabe actuar bien como humano» - pensó Lyra mientras salía de la papelería - Ya llegué - dijo al entrar a su casa.

- Te tardaste mucho, ya son las cuatro y siento que me estoy muriendo de hambre - le reprochó Dany en cuando la vio llegar a la sala.

- Ve a lavarte las manos en lo que te preparo un sándwich - Dany se fue corriendo y Lyra puso las cosas en la isla de la cocina, preparo bastantes sandwiches y los dejo en un plato, al cabo de unos minutos Dany llegó y tomo uno para después irse a ver la televisión mientras comía - Ahí va la alfombra sin mironas - se lamento la mayor.

Amor en las estrellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora