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El ambiente en aquella cabaña perdida en medio del bosque se volvía cada vez más y más caliente. En cierto momento de su candente sesión de besos, al mercenario se le ocurrió atarle las manos a Marth. El príncipe se sentía desprotegido y expuesto.

A pesar de que Ike no era el mismo chico fuerte y encantador que conoció, éste lo trataba como si su piel fuera de porcelana. La mano del mercenario se deslizaba lentamente por el torso del príncipe.

Marth se estremeció y empezó a jadear mientras la mano de Ike seguía viajando por su cuerpo. Lo hacía lentamente, para desesperarlo, para torturarlo.

Se detuvo un momento para apreciar a su príncipe. Rojo, sudando, jadeando y atado. Marth estaba en el limbo. Pero no podía perder la compostura.

- ¿Sucede algo princesa? Te veo un poco 'acalorado'.

- Aún tengo bastante resistencia...no creas que has ganado...

- Aww, princesa. Ya te lo dije. Soy más fuerte y resistente que tú. Y te estás debilitando.

- ¿Cómo puedes saber eso?

- Mírate. Estás indefenso y ni siquiera puedes moverte.

Aunque odiaba admitirlo, tuvo que darle la razón. Estaba atado, sudando, semi-desnudo e inmóvil. Sin embargo, Marth tenía algo que al mercenario le faltaba. Improvisación. Pudo elaborar un simple plan para liberarse.

- Sabes, aún tengo hambre~. Ya sabes que me encantan los muslos de pollo~.

Lo dijo mientras deslizaba su mano por la pierna del príncipe. Marth intentaba mantenerse cuerdo. De repente, Ike retiró la mano. En el momento en que el mercenario retiró la mano, Marth sintió abandono. Se había acostumbrado de tal forma al toque de Ike que ahora su cuerpo era incapaz de soportar estar sin él.

Marth jadeaba cada vez más, su cuerpo no dejaba de calentarse y eso le provocó una erección. Sus pantalones le apretaban cada vez más, tenía el impulso de librarse de esas ataduras. Pero no lo hacía para no darle el gusto al mercenario.

- ¿Estás bien nena? Te noto algo acalorado.

- C-cállate...

- ¿No lo entiendes Marth? Te estás viniendo abajo. Ya no puedes controlar tu cuerpo.

- ¿P-por qué? ¿Por qué tardas tanto en tocarme?

La expresión del mayor cambió de repente a una de sorpresa. No sabía cómo responderle. Lo tenía atado, semi-desnudo y excitado. Estaba completamente a su merced, pero, ¿por qué no lo tocaba? ¿Vergüenza? ¿Miedo? ¿Le daba pena? Entonces tuvo como un recuerdo.

Flashback
Ambos peliazules estaban tumbados en la cama. Ike no llevaba camisa, pero Marth tenía puesta una de las camisas del mercenario. Estaba apoyado sobre el pecho desnudo del otro e Ike lo tenía abrazado del costado.

- Oye Marth, ¿qué te gusta de mí?

El príncipe se sonrojó ante esa pregunta.

- ¿A qué viene esa pregunta?

- Vamos nena. Simplemente tengo curiosidad por saber qué piensas de mí.

El príncipe soltó una risita y se colocó encima del otro.

- Pues...eres...muy guapo. Y también muy fuerte.

- Continúa.

Se puso aún más rojo. Sintió la mano del mayor acariciarle suavemente la mejilla.

- Eres también...muy amable...y tierno.

- Me excita escucharte decir esas cosas de mí, princesa.

Marth soltó una risita y besó al mayor mientras le agarraba el rostro. Ambos tenían un rubor en las mejillas. Era el momento perfecto. Ambos chicos besándose tiernamente. Todo iba bien, hasta que Ike deslizó una mano debajo de la camisa que llevaba Marth.

El menor se estremeció y se separó lentamente para luego mirar a su amante.

- M-muy...rápido...

- Tranquilo. Está bien.

- ¿De verdad?

Ike acarició suavemente el rostro de Marth y le susurró algo.

- Nunca haré algo que tú no quieras.

Fin del flashback

Ike se quedó observando a Marth unos minutos, hasta que el príncipe le susurró algo.

- Vuelve conmigo, Ike...

El mercenario cerró los ojos con fuerza y se agarró la cabeza como si le doliera. Se levantó y empezó a tambalearse. Marth no entendía nada, así que se acercó un poco.

- ¿Ike? ¿Qué te pasa?

- V-vete...Marth...

- No te dejaré así. Dime cómo te puedo ayudar.

Durante unos momentos, Ike recuperó el control y se acercó a Marth. Con mucho cuidado, le desató las muñecas. Le miró fijamente mientras le agarraba de los hombros.

- Escucha Marth. No podré contener esto mucho tiempo. Ponte tu equipo, sal de aquí y vuelve con refuerzos.

- ¡No me iré sin ti Ike!

El mercenario se volvió a agarrar la cabeza y el príncipe supo que tenía que hacerle caso.

- ¡Rápido! ¡Vete!

Marth reaccionó y se fue a poner la túnica y el resto de prendas. Miró por todas partes y localizó Falchion en una esquina de la habitación. Volvió su vista hacia el mercenario que estaba inmóvil. Y vio ese aura oscura.

Sin vacilar, rompió una de las ventanas de un codazo y salió por ella. Por instinto, salió corriendo. Pero esta vez no estaba asustado. Estaba seguro de sí mismo. De que podría salvar a Ike.

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Joker despertó primero. Se asomó al exterior y vio que la lluvia había amainado. Se acercó al pelirrojo que todavía dormía. Le sacudió un poco el hombro.

- Eh, Roy. Despierta.

El mencionado se removió un poco. Tenía el sueño profundo. El pelinegro se acercó un poco. A pesar de tener la misma edad, tenía una buena complexión física. Pero también vio las cicatrices. Las quemaduras.

No podía entender su dolor. Empezó a acercarse a su cara. Lentamente. Se preguntó por un momento si debía hacerlo. Aunque no sabía que le depararía el mañana. No sabía a qué se enfrentaban. Es muy posible que no tuviera esta oportunidad.

Sin embargo los nervios le consumieron completamente. Y simplemente le besó la mejilla. Se separó y en ese momento Roy se despertó.

- Buenos días dormilón.

- ¿Akira? ¿Qué pasa?

- La lluvia ha amainado. Creo que deberíamos partir lo antes posible.

- De acuerdo. Déjame que me vista.

Roy se colocó la túnica y los guantes protectores. Sin embargo, debido a sus heridas recientes, Joker tuvo que colocarle las hombreras y la placa del pecho. Enfundó su espada y salieron de la cueva.

Partieron rumbo noroeste, al sentir una extraña energía proveniente de ahí. De repente escucharon pisadas muy aceleradas. Entonces, Roy divisó una persona familiar corriendo hacia ellos.

- ¿Marth?


𝐇𝐚𝐦𝐛𝐫𝐮𝐧𝐚 [𝐈𝐤𝐞 𝐱 𝐌𝐚𝐫𝐭𝐡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora