Está rodeado de extraños, pero todos intentan convencerlo de lo contrario. O bien, Zoro enfrenta un desafío misterioso e implacable que simplemente no puede entender.
ꉂ ࣪˖ Fandom: One Piece de Eiichirō Oda.
ꉂ ࣪˖ Traducción autorizada por VIKAN en ao...
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Un enorme dolor de cabeza lo saca de su sueño. Lo agarra por los lados de la cabeza y amenaza con desgarrar el cráneo. El dolor es agudo, ardiente y cegadoramente insoportable.
Zoro se sienta con un jadeo ahogado. La hamaca se balancea por el movimiento. A su alrededor hay una oscuridad total. El aire húmedo está lleno de los sonidos de los ronquidos de sus compañeros de tripulación, tanto suaves como ásperos. Zoro lucha por escucharlo a través del sonido de su corazón latiendo en sus oídos.
El dolor de cabeza no se alivia mientras se está sentado. Su nueva posición lo hace sentir mareado y con náuseas. Zoro aprieta los dientes con dureza. Que carajos, piensa, cerrando los ojos con fuerza y deseando que el dolor desaparezca. ¡Mierda!
Aire, decide. Necesita un poco de aire. Estar adentro de repente es demasiado sofocante para él. Puede sentir el sudor que comienza a formarse en su frente. Necesito un poco de jodido aire. Se tambalea fuera de la hamaca en silencio, desprendiéndose incluso a sí mismo por lo inteligente que lo maneja.
Se abre paso fuera de la habitación. La habitación no le resulta familiar en la oscuridad, pero supone que eso sería cierto incluso con la luz del día. ¿Los dormitorios, tal vez? Sus ojos atrapan a sus compañeros de tripulación dormidos mientras avanza a trompicones, evaluando a cada uno a lo largo del camino. Luffy, él cuenta. El cocinero...Usopp...Chopper...Franky...Brook.Una extraña especie de alivio lo golpea.
Nadie nuevo, piensa con un trago seco. Bien.
Empuja la puerta para abrirla y sale. El aire fresco de la noche le salpica la cara. Zoro lo absorbe. El aire sabe a sal y rocío. Hace que se le erice el pelo de la nuca. Toma algunas respiraciones, cada una más profunda que la anterior. El dolor de cabeza desaparece tan abruptamente como llegó.
Cierra la puerta detrás de él suavemente antes de alejarse por la cubierta desconocida. Los suelos de madera están húmedos y helados contra sus pies descalzos. No molesta mucho a Zoro. En todo caso, es un alivio sentirlo. Su cuerpo se siente anormalmente cálido y cualquier contacto frío es apreciado.
Cuando llega a los rieles y mira hacia el océano dormido, se da cuenta de que las náuseas que sintió antes nunca se fueron. Su estómago se revuelve y se retuerce, y antes de que Zoro pueda reaccionar, está arrojando su cena directamente al mar desprevenido.
Genial, piensa una vez que termina de vaciar su estómago. Escupe una vez por si acaso, casi a regañadientes. Entonces el cansancio se abalanza sobre él como un gato asustado, y sin gracia se sienta en el suelo, apoyándose contra la barandilla.
Justo lo que necesitaba, piensa con amargura, viendo cómo le tiemblan las manos involuntariamente. Un estúpido virus estomacal además de toda esta otra mierda.
Deja que su cabeza golpee la parte trasera de la barandilla y mira las estrellas con cansancio. Hay un millón de ellos allá arriba, todos mirándolo. Cierra los ojos y traga con dificultad.
