A través de mi sueño [Katsudeku] [One-Shot]

El hombre de mis sueños.

En el taller resonaba el golpeteo del cincel contra el material y el exceso caía en el piso tiñéndolo de blanco. Alejo las herramientas del marfil tomando un descanso, con su brazo se quito un poco de sudor que escurría por su frente detallando la obra en la que trabajaba. Había iniciado el proyecto hace meses. 

Inicio el proyecto dos días después de que tuvo su primer sueño. Su primer sueño con el. 

Cuando cerraba sus ojos se encontraba en el mismo escenario, la misma cabaña, el mismo paisaje y la misma persona, la misma persona, aquella que su rostro es confuso y borroso. Pero ¿quien era el? Jamas lo ha visto y tampoco lo conoce en la vida real, así que ¿porqué lo sueña?

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando la puerta del taller se abrió.

—Hola Izuku-kun — su amiga castaña entro en el taller con un café en las manos para entregárselo al pecoso — ¿Cómo vas con tu nueva escultura?  

—Hola Uraraka-san, pues relativamente bien — sorbió de su café. Nadie sabe la inspiración detrás de la escultura, nadie sabe que sueña con el ni el mismo lo sabe. 

—¿La llevaras a la galería cuando este terminada? — la castaña se paseaba al rededor de la escultura que apenas tomaba forma del torso. 

—Eso pienso hacer — susurro aun viendo su escultura y escarbando en sus recuerdos. Solía olvidar todo aquello que soñaba, sin embargo con el era diferente podía recordaran pequeñas cosas de el y para no perderlas las plasmaba en bocetos y después a la escultura para no olvidarlo. 

Con la visita de la castaña su mente dejo de pensar en el enigma que era su sueño y la persona de ella. Salio junto con sus amigos a comer y pasar el rato para después poder regresar a su casa y terminar con último detalles de su escultura para una vez más volver a soñar.

Volver con el. 

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Las flores bailan al son del viento, sus colores vivaces un deleite a la vista y sus aromas embriagantes dejando hipnotizado a todo el que tuviera el privilegio de encontrarse en ese campo tan magnifico. 

—Seria una hermosa pintura. 

El joven peliverde suspiro ante el paisaje que se haya frente a sus ojos, la paz que transmitía el lugar era perfecto, el deleite y el placer visual que se alzaba frente sí. No pudo evitarlo. Corrió a través de aquellas flores envolviéndose con su olor, recordando la forma y los colores que lo rodeaban, el sol resplandeciendo, no para hasta llegar de nuevo a la cabaña. La cabaña que a cualquier dirección que siempre tomara se encontraría con ella una y otra vez. Suspiro y disminuyo su paso hasta estar cerca de esta frenando en su totalidad.