Capitulo X

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Fue un poco difícil dormir con todas esas preguntas rondando en mi cabeza. Es de mañana y me dispongo a buscar un poco de agua. Ayer terminé lo último que me quedaba y ahora tengo demasiada sed.

Como una baya para refrescarme un poco con su jugo natural, pero no ayuda tanto. Además, después de días de solo comer bayas y algunas plantas comienzo a sentirme débil, siento como si me fuera a desmayar.

Caigo de rodillas al suelo, apenas puedo sentir las ramas lastimando mis piernas. Poco a poco me voy quedando dormida, mi cuerpo cae por completo al suelo pero mi conciencia y vista aún funcionan.

Lo último que veo es a un Tucán volar sobre mi cabeza y detrás de el hay un jaguar. Siento como mi último recuerdo regresa a mi, el estar huyendo de un animal de la misma especie y luego golpearme fuertemente contra una roca. No entiendo cómo sobreviví.

Quiero correr pero mis extremidades no responden, frustrada cierro los ojos por cuenta propia y me resigno a mi destino.

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Estamos desayunando y todo está en silencio. Nunca había sentido un ambiente tan tenso como este, tal vez porque mi mamá y yo no discutíamos y teníamos una vida muy tranquila.

Pepa genera una nube gris sobre si misma que amenaza con soltar un diluvio si alguien hace un movimiento erróneo. Félix parece querer tranquilizarla como es la costumbre pero no encuentra palabras que suavicen su estado de ánimo, Dolores está ansiosa y Camilo no vino a desayunar.

- ¿Sabes que sucede? - le pregunto susurrando a Mirabel, que se sentó en el lugar que habitualmente es de Camilo.

- Últimamente Tía Pepa y mi primo han tenido algunos conflictos. Creo que ambos tienen carácter tormentoso, al rato iré a hablar con el - Dice calmada, aunque en su rostro demuestra un grado importante de preocupación.

En el desayuno casi no se intercambian comentarios, al final nos quedamos todas a ayudar para levantar los platos. Yo los recolecto, Mirabel y Dolores los lavan mientras que Isabela los seca y guarda. Estábamos tan concentradas que apenas notamos cuando llegó la señora Madrigal.

- Mirabel, hay un pequeño conflicto entre algunas personas del pueblo. Todos confían en tus principios y se preguntaban si les podrías ayudar - Dice la mujer con un rostro tranquilo, es algo extraño para mí ver a alguien que sea tan gentil y pacífica todo el tiempo. Ni siquiera Mirabel es así, ella también se preocupa y se pone nerviosa.

- Pero iba a llevarle algunas arepas a Camilo... - Contesta la de lentes. Ama su comunidad pero su familia es prioridad.

La verdad no sé cómo se me ocurre proponer esto, pero es la única forma que se me ocurre para ayudar.

- Yo puedo llevarle comida a Camilo, de todos modos soy neutral en esos conflictos - Propongo, aunque espero no causar ningún problema.

Ella parece complacida por la idea y se despide rápido para irse con su abuela.

Cuando terminamos de lavar los platos Dolores se va a su cuarto e Isabela me da un plato con cinco arepas para acompañarme frente al cuarto de Camilo.

- Ten cuidado, si está de mal humor su cuarto puede ser un poco extraño. Es como un escenario, y el entorno cambia según como se siente. También ten cuidado si esta tranquilo, supongo que sabes lo bromista que es - Explica la pelinegra con preocupación.

Relajo los hombros y giro la perilla de la puerta. Al entrar el cuarto se cierra solo.

El entorno es obscuro, y hay una espesa neblina que no me deja ver nada. Hago un poco de esfuerzo por encontrarlo, pero al pasar unos minutos me rindo.

¿Una nueva Madrigal? Tu x EncantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora