bad luck is still luck ; sunaosa/ atsukita

[ dos ]

Atsumu abrió los ojos repentinamente al sentir que había dormido ya por demasiado tiempo. Ni siquiera estaba del todo consciente aún mientras se giraba a mirar la pantalla de su celular bajo su almohada.

Parpadeó un par de veces hasta que sus ojos lograron acostumbrarse a la luz de la pantalla, entonces fue que se sentó de golpe sobre su cama, sorprendido. Era usual que por razones extrañas algo siempre fuera mal por la mañana, salía siempre tarde a su entrenamiento.

Si la alarma no sonaba porque accidentalmente la había colocado para sonar por la tarde entonces él no las escuchaba y despertaba al menos media hora más tarde; si tomaba una ducha casi siempre encontraba que no había más agua caliente porque todos en el edificio que habitaban ya la habían usado y terminaba usando el agua tibia, algunas veces fría, si es que encontraba agua.

A pesar de que era casi imposible que los trenes en la estación se atrasaran, él ya había tenido varios incidentes al respecto; a veces llegaba justo a tiempo a su entrenamiento, a veces llegaba cinco minutos tarde, a veces tres horas.

No importaba cuanto él intentará despertar temprano y llegar a tiempo, parecía que había algo siempre impidiendo que su vida marchará correctamente.

Por ello le sorprendió que al mirar la hora en su teléfono (la cual revisó más de dos veces porque no podía creerlo) se encontrará con que, en realidad, aún faltaba media hora para que su despertador sonará, el cuál si estaba correctamente ajustado.

Habría vuelto a dormir, pero considerando su largo historial de mañanas decidió que era tomar demasiado riesgo, así que decidió salir de la cama y retirarse al ropa con la que había dormido la noche anterior.

Entró a la ducha y se estiró, bostezando sonoramente, estaba emocionado. Era probablemente la primera vez desde que se había mudado junto a Osamu lejos de casa que despertaba con tiempo de sobra.

Por supuesto que sonrió para sí mismo cuando las primeras gotas de agua caliente mojaron su piel, incluso podía sentir como sus músculos se destensaban con el agua caliente. Atsumu tomó su tiempo lavando su cabello y el resto de su cuerpo, incluso cuando salió de la ducha se dio cuenta que aún había agua caliente en las tuberías, limpió el espejo empañado de su baño y sonrió para sí mismo.

Ese día iba a ser bueno, podía sentirlo.

Él incluso pudo tomar un desayuno ligero y elegir que ropa ponerse antes de salir de casa, ya que usualmente se colocaba lo primero que encontraba en el armario. Miró a la puerta al costado de la suya cuando cerró con llave, se preguntaba si ahora que iba a tiempo debería esperar a Osamu para caminar juntos hasta la estación.

Lo pensó un par de minutos antes de negar para sí mismo y emprender su camino, probablemente Samu había salido antes que él. Atsumu caminaba bajó el buen clima de Osaka, incluso parecía que el sol brillaba con intensidad en el cielo.

Había una sonrisa suave en su rostro, el clima era bueno, su estómago no iba vacía e iba a tiempo a su entrenamiento. Parecía que por una vez en su vida todo marchaba bien.

No estaba siendo exagerado, pensó él mientras abordaba el tren que justo se había detenido en la estación cuando el bajaba el último escalón, lo abordó encontrándolo vacío, desde que tenía edad parecía haber estado rodeado de sucesos peligrosos, vergonzosos y en general malos.

Era siempre él quien tenía accidentes cuando jugaba junto a Osamu, caídas, raspones, incluso algunos huesos quebrados. Cuando crecieron y comenzaron a tener interés por las chicas, Atsumu siempre era rechazado y Osamu era quien recibía las confesiones