Capítulo III

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[Advertencia]

Esta historia tiene contenido sensible, como descripción gráfica de heridas, problemas psico-emocionales, maltrato infantil, adicciones, comportamientos de riesgo y un par de escenas sexuales.

[Spoilers generales de la novela "El Gran Maestro del Cultivo Demoniaco". Quitaré, añadiré o modificaré cosas del canon según me convenga para darle forma a mi historia]

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Para cuando Jiang Cheng se recupera lo suficiente el tiempo se ha recorrido casi treinta minutos. Al dar un suspiro percata que su labio inferior arde al contacto con el aire y la boca le sabe a metal; derrotado se acomoda un poco para dejarse caer de espaldas al suelo, tiene las piernas medio adormecidas por estar bastante rato en la misma posición, además de los ojos hinchados, la nariz congestionada y un creciente dolor de cabeza. 

Se siente patético, lamentándose como un niño pequeño sobre lo cruel de la vida cuando está a solo meses de cumplir los veintitrés, sabe bastante bien que a estas alturas no tiene permitido quejarse, es ridículamente inexperto pero ya carga con el peso de liderar una secta cada vez más grande, hay un montón de personas allá afuera trabajando para ser dignos discípulos de Yunmeng Jiang, gente rescatada que confía en él para obtener un futuro mejor, uno donde jamás les vuelva a faltar nada. Wanyin mismo se puso esa responsabilidad encima, buscando rescatar desde las cenizas el honor de sus padres, así que debía esconder, muy en el fondo de su pecho, las ganas de tomar a Jin Ling y escapar hacia lo desconocido. Al menos por ahora.

Sin mucha energía se pone de pie, sabe que ha pasado un buen tiempo y los sirvientes deben estar preguntándose qué demonios está haciendo, además, seguro Yu Chun Hua ya estaría molesta por el retraso en sus actividades diarias como líder de secta, así de rígida como era con su trabajo. 

Mira de reojo a Wangji, sintiéndose aún más avergonzado por haberse quebrado frente al frío sujeto, pese a que el muchacho seguía tan desconectado del mundo como la noche anterior, completamente inconsciente. Desganado lanza un talismán hacia la bañera de madera, cuya agua se ha enfriado para este punto, y se dirige a la puerta; necesita pedirle a Chun Hua que le cubra por la mañana, otra vez.

Se pregunta, sinceramente, si no hubiese sido enviada expresamente por Meishan Yu para servirle a él, hace cuánto lo habría mandado al infierno.

Dos toques suaves rompen el pesado silencio de la habitación, junto a la tranquila voz de Yue Zhi: — ¿Todo en orden, señor?

Wanyin quiere golpearlo por tomarse el atrevimiento de juzgar sus acciones, pero entiende que los chismes de Lan Wangji y él llevándose fatal durante los últimos meses están lo bastante extendidos como para preocuparse si los dejan solos, media hora es suficiente para hacerle pensar a cualquiera que está usando a Sandu para descuartizar el cuerpo inerte de su indeseado invitado.

— Saldré una vez que termine— responde irritado, cortando tajante toda conversación sobre el tema— Necesito que vayas a buscar a Yun Chun Hua a mi oficina, dile que vaya al sur y ponga en marcha lo que acordamos, yo le explicaré más tarde lo que está sucediendo con éstos dos

— ¡Por supuesto señor!— contesta animado, antes de salir corriendo. Jiang cree recordar que el niño tiene unos catorce o quince años, pese a su gran estatura, y le molesta un poco el verlo cumplir las órdenes tan alegremente, pues de algún modo le recuerda a la emoción que él y Wei Wuxian tenían a su edad, haciendo complicados planes a futuro, mientras imaginaban que serían adultos valerosos con una vida perfecta.

Linternas | ChengZhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora