CAPÍTULO 11

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Bien se dice, que el tiempo pasa volando casi como un parpadeo y el príncipe lo había experimentado de primera mano. 

Y eso era porque hace cinco años había visto por última vez esos hermosos ojos marrones, a su lindo Singto. 

¿Cómo es eso posible? Pues… 

Hace cinco años ~

El destino, las estrellas o los dioses se pusieron de acuerdo para este momento, ¡Oh bueno! Tal vez un par de primos organizaron todo. 

—Apresúrate Gun  — mandaba impaciente el castaño —los chicos van ha llegar. 

—Hago lo que puedo —su puchero era mucho más marcado, ahora que tenía unos kilos de más —Sabes, debería ser un crimen que hagas cargar estas cajas a un omega en cinta. 

Krist quería morir de ternura ante la tierna queja de su primo, además las cajas no estaban pesadas porque nunca pondría en riesgo la vida de su sobrino honorario. 

—Ven — le ayudó con las cajas de bocadillos —tu futuro esposo y el mío ya deben de estar cerca. 

El príncipe no cabía de la emoción, por fin podía ver a su querido primo feliz como se lo merecía además hoy era el cumpleaños de Off, así que tenían todo listo para la sorpresa. 

—Ya vienen —susurró Krist para alertar a Gun y a todos los invitados. 

—¡Sorpresa! — gritaron apenas la puerta se abrió. 

Off estaba muy sorprendido y sobre todo feliz al ver a su futuro esposo con esa barriguita cada vez más grande y el sombrero de cumpleaños sobre su cabeza, muy tierno. Se lo quiera comer. 

—Feliz día, amor — animaba al guardián el dulce omega. 

—Gracias mi Guniee — besó los dulces labios. 

Krist sonriente abrazaba a su guardián, quería también tener ese momento tan romántico e íntimo que Gun tenía. Ya que Off le frotaba su pancita con suavidad y mucho amor. 

—Yo también quiero cachorros —dijo de la nada haciendo que Singto se ahogue con la bebida que justo había tomado para su mala suerte. 

—¿Qué?— tosió un poco antes de poder hablar con su ocurrido príncipe. 

—Quiero cachorros, yo los quiero. 

La expresión de seriedad de Krist asustaba de sobre manera a Singto. 

—Ahora no, aún eres muy joven. 

Después de que esas palabras salieron de su boca desvío la mirada, no quería ser grosero o insensible pero había hablado con la reina y ella también estaba de acuerdo con que Krist aún era demasiado joven para tener un cachorro. Entendía que al ver a Gun formando una familia hiciera que sus instintos de omega despierten y deseé cachorros. 

—Mejor voy por pastel — se levantó de mal humor. 

Odiaba que Singto le hablara como su madre, ella también le dijo lo mismo cuando empezó a preguntar sobre los cachorros. 

Al ver como se alejaba lo siguió, no quería esta noche arruinada porque vio lo emocionado que estaba Krist preparando todo. 

Unos cálidos brazos envolvieron su cintura y aunque seguía enojado no se alejó. 

—Cuando estés listo —acariciaba con suavidad su vientre — llevas a nuestros cachorros, te daré todos los que quieras. 

—Estoy listo —murmuró con más entusiasmo. 

-Eres mi Guardián. -     Donde viven las historias. Descúbrelo ahora