1. El pacto Libentrop-Molotov

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Advertencia:pendejadas en variedad y abundancia.

El dictador austriaco estaba dibujando, mentiría si dijese que estaba cumpliendo sus deberes como mandatario,luego de unos momentos se acordó de que hace media hora Stalindo le había pedido entrar así que por ende estaba enojado a no recibir respuesta alguna.

Se paró de su cómoda silla,corrió hasta la puerta principal y la abrió como si la vida se le acabase."Hola...groserito,veo que en Austria no abren puertas ehh" saludó entre enojado y burlón Stalin,"ay,perdón,señor perfecto,uno no puede hacer nada si no le conviene a usted,¿No?" Masculló Hitler,aunque a decir verdad sonó gracioso con su voz seria pero ese tono tan burlón.

"Ah...¿Comen los alemanas o no?" Preguntó él georgiano,mientras se sentaba en el sofá de la sala sin pedir permiso ni nada,"si,pero mira que justo mí religión me prohíbe darle comida a ateos medio calvos que por poco y parecen el Pou" respondió el austriaco,"ayy,¡Uno ni pedir comida indirectamente puede en esta dictadura!" Bufó Joseph.

Al final,ya sea porque le dio pena ajena Stalin o nomás porque era católico y Dios lo quiso XD, Adolf le dio comida y le dejó dormir con él por ese día.Lastima que se quedó 16 días más,todo supuestamente porque "le había dolido que rompiera el tratado,así que necesitaba joderlo en muchos sentidos para compensar".

Y es verdad,Stalin al enterarse de la traición se encerró 7 días en su cuarto y cuando le contaron sobre que los nazis rompieron el pacto casi le dan un infarto.Uff...y luego dicen que los de ahora se rompen fácil,ya sea el pacto o el hombre.

Pendejadas mías.(Firma: tu madrina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora