3. Bienvenida a la jungla.

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— ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!

Ella tomó del cabello a Sanzu y lo hizo hundirse más en su intimidad, quería sentirlo más, quería estallar. Sanzu le dió placer con su lengua mientras veía su hermosa cara, no paraba de gemir y tenía los ojos en blanco.

— Kyomi, ¿te gusta? — sus palabras vibraron en su clítoris.

— No pares, no pares por favor...

Él volvió a lamer la intimidad de Kyomi, Sanzu sentía que iba a correrse sin siquiera hacer algo con su erección, entonces se detuvo.

— Ahora te follaré como es debido — acomodó a Kyomi en el asiento, pegándola contra la puerta y se posicionó entre sus piernas.

— Si, mierda, hazlo rápido por favor — suplicó con fuertes suspiros.

Sin mucho cuidado, Sanzu entró de una sola estocada, haciéndola gritar.

— ¿Soy mejor que esos dos? — preguntó mientras la penetraba de a poco.

Kyomi no respondió, simplemente pudo gemir el nombre de Sanzu.

— ¿Por qué no contestas? — él la tomó del mentón y la obligó a mirarlo.

— Sanzu... ¡Ah!

Sanzu aprovechó está situación y escupió en la boca de Kyomi.

— ¡Dilo, dilo Kyomi! — le dió una bofetada.

— ¡Si, si eres mejor que esos dos!

— Bien, ¿por qué no los llamamos para que escuchen de lo que se están perdiendo? — dijo tomando su celular.

— Espera... — estocada — ¿De... — estocada — verdad...— estocada — lo harás? — Sanzu asintió.

El tono de llamada comenzó a escucharse y en ningún momento Sanzu detuvo sus movimientos. Ambos se estaban vengando de una manera u otra.

— ¿Ocurre algo, Sanzu? — habló Ran al otro lado.

— Necesito que Rindou también escuche lo que tengo que decir — dijo mostrando una sonrisa perversa.

— Ya está escuchando, ahora habla rápido, animal.

— Ella y yo estamos jugando a desvestirnos en mi auto...

— ¿Qué?

— Adivinen, le hice un oral a su chica en mi auto — suspiró y cerró sus ojos, disfrutando de la sensación que Kyomi le brindaba.

— ¿De que rayos hablas? — le cuestionó Rindou.

— Kyomi es tan linda y tierna, tiene unos pechos que de verdad me excitan, ah~ — gimió sin vergüenza.

— ¡Sanzu! — gimió adrede para que ellos la escucharan.

— Más vale que sea una puta broma, Haruchiyo.

— Creo que de verdad le gustó, le preguntaré, ¿puedo? — Sanzu acercó el teléfono a la boca de Kyomi para que sus gemidos fueran perceptibles ante los Haitani.

Colgaron.

— Espero que se revuelquen en sus celos — murmuró Sanzu acercándose para besarla.

Ella sonrió y correspondió el beso.

— Lo único que harán será revolcarse en su cama con una chica — respondió.

— ¿Y nosotros? Follando deliciosamente, lastima que solo pueden escuchar y no tocar...

Secreto compartido 2 Haitani's & Sanzu HaruchiyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora