Ella acaba de volver de Inglaterra, sus chicos no la recuerdan.
LA FASE DOS ESTÁ COMENZANDO.
Sanzu armó el plan durante doce años, la chica estaba a punto de caer a sus pies en busca de consuelo, justo como Takeomi y Eros lo dedujeron.
Porque tien...
Sanzu sacó las llaves de su casa y antes de empujar la puerta, escuchó unas risas estruendosas.
— ¿Hay más personas adentro? — preguntó nerviosa.
— Seguro es Eros y...
Logró abrir la puerta y ahí los vió sentados. Había botellas de alcohol en la mesa, varias colillas de cigarro y dos hombres altos. Ambos se dieron cuenta de que Sanzu llegó y de inmediato le sonrieron al ver a la chica.
— ¡Llegamos! — gritó Sanzu.
— Los estábamos esperando — dijo Eros.
Kyomi lo observó con detenimiento, ya no le asustaba y sabía que no le podía hacer nada. Estaba más alto, tenía el cabello corto, los brazos cubiertos de cicatrices y tatuajes junto a uno en el cuello.
— Hola, Eros — masculló sonriendo levemente.
— Mi pequeña Kyomi está de vuelta — Eros la cargó entre sus brazos y la abrazó fuertemente.
Con desconfianza lo rodeó con sus brazos y correspondió el abrazo.
— Aún te odio — le susurró en el oído.
— También te amo, hermana — respondió fascinado.
Bajó a Kyomi y otro hombre se le puso al frente, miró los tatuajes de sus manos y adivinó en un instante quien es; Shuji Hanma.
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— Aún sigues guapa — le dijo Shuji tomando su mano y haciéndola dar la vuelta.
— Cuidado Hanma, estoy aquí — espetó Sanzu mientras se servía un trago.
— Pero tú ya... — Hanma fue callado por Eros, quién sabe que iba a decir.
— Shuji, adivina, ya no soy menor de edad y estoy soltera — bromeó.
— Que bueno, un día de estos te robo — él se agachó un poco y le susurró en el oído:—. Solo quédate dormida y verás.
Kyomi sintió un escalofrío en la espalda, y no fue un escalofrío lindo. Decidió mejor no separarse de Sanzu, así que se fue con él a la mesa.
— Mejor aléjate de ella, Hanma — advirtió Sanzu.
— Bien — él agarró sus lentes de la mesa y se los puso —, pero nuestro trató aún no termina, Haruchiyo — abrió la puerta y desapareció.
— Como si me importara el trato — parecía estar enojado.
Kyomi vió unos carteles en la mesa, eran los mismos que vió en la estación de metro pero ahora incluían a Sanzu y Eros.
