Capítulo 1- El comienzo de todo

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A los 20 años solo se puede pensar una cosa: "alcanzar el éxito". Pero ¿Qué es el éxito?, la imagen social y comercial de una persona exitosa es lograr riquezas, renombre, familia y buenas relaciones públicas, que contribuyan para su desarrollo personal. Pero existen otros caminos que te llevan a alcanzar dicho éxito. La felicidad sería uno de ellos.

Para Cielo, que trabajaba desde la mañana al anochecer, la palabra éxito era tan irreal como que su crush le prestara atención, sus sueños se habían apagado por completo. Llevaba 3 años trabajando pero no veía fruto de dicho esfuerzo. Al inicio todo le parecía de maravilla, hasta que empezó a ser consciente de las responsabilidades que comienzan aparecer cuando comienzas a navegar por las incesantes tempestades que se presentan rumbo a la adultez, aquella vida desafiante y aburrida que cualquier navegante no puede cruzar. Hace falta más que conocimiento marítimo, también se requiere de valentía.

Cielo se encontraba sentada frente al escritorio de su trabajo, absorta en sus pensamientos, con mirada perdida y suspirando continuamente como si se le hubiese acabado la calma. Ese día, era uno de esos típicos lunes, en los que discute consigo misma el porqué de su vida actual.


– Hubiera sido mejor, si hubiera seguido la U, apenas terminé el colegio – Mencionó con cansancio. – Pero como uno nunca aprende con los errores de otros, tenía que regarla también. –Finalizó su reproche golpeando los costados de su silla y despeinando su cabeza, como si aquello funcionara para despejar las ideas.


Cuando empezó a trabajar era apenas una niña, intentando encajar entre sus compañeros de trabajo que le doblaban la edad. Sus habilidades la llevaron a un trabajo que ella nunca pensó ejercer. Escribir redacciones a diario y de su imagen personal. Sentía que tenía todo bajo control. Pero nada dura para siempre para ser sinceros, nuestra mente es tan desafiante y casi que indescifrable. Entonces, pronto se percató que ese camino no era el que quería para su vida.

Aunque todo se había vuelto tan rutinario, había algo que le gustaba de su diario vivir, caminar, caminar de regreso a casa. Mientras iba caminando por los portales de la C. Tarqui, pensando en la magnificencia del firmamento que decoraba con pinceladas naranjas y celestes. Como una fusión entre noche y día. Aún los rayos del sol lograban acariciar su rostro dejando un cálido sentimiento familiar, ella decía que aquellas señales, eran caricias por el mismo creador. Pero siempre había algo que perturbaba esa tranquilidad. Al llegar a la esquina, casi se queda sin vida, esta vez parece que si iba a sentir la caricia de las nubes.

– Pero qué diablos, ¿Qué te pasa imbécil?, no ves que hay un Pare en la esquina.

– Pues si no tuvieras esos auriculares mientras caminas hubieras escuchado que te pitaba. – Respondió el joven que minutos antes la había espantado por cruzar por la esquina.

– Sucede que ahora yo soy la culpable, que irónico.

– Lo siento, estoy ocupado – Sin más que decir arrancó. Cielo, se sentía frustrada porque había estado a punto de ser atropellada por un conductor imprudente, que no se disculpó por haberle estropeado su caminata. Sin embargo, todo pasa por algo, quizá ese sería el inicio de una gran historia o quizá para una pésima historia. Quién sabe, quizá no lo volvería a ver, aunque había sido odioso, era bastante apuesto, así que su rostro no fue fácil de olvidar.

A las 7 de la noche, cuando ya estaba en casa recibió una llamada. Era Sandy su compañera de trabajo y compañera de copas los fines de semana, quién le comunicó sobre una reunión de último momento. Por supuesto, reunión que requería de su presencia.

– Mi Cielo, hasta que por fin contestas, te estaba marcando varias veces, pero no contestabas.

– Bueno discutiendo con un idiota que casi me choca, por no ver un Pare.

– Si, si, por supuesto que no tuviste la culpa- Dijo con voz irónica al escuchar el reproche de su amiga.

– Exacto. – Aseguró Cielo.

– Espero que algún día te quites esos benditos auriculares y camines como alguien decente, pinche friki.

– Ok, ok, no hablemos de ti, cuéntame ¿por qué la insistencia?

– Bueno tenemos una reunión emergente, así que te necesitamos, para que contactes a las personas que tienes a cargo.

– ¡¿Qué?!- Exclamó con voz de sorpresa. -Entre todas las cosas que pensé que me dirías, ¿tuvo que ser de trabajo?

– Please, ven lo más pronto posible, además sé que te va alegrar esta reunión. -Comentaba divertida.

– Hay un chico que está 10/10, quizá pueda ser el amor de tu vida.

– ¡Puaf! Nada de amor, sabes que no me interesa. - Dijo con voz de cansancio. – Sabes qué, ya mejor cuelga antes de que me arrepienta. Voy en camino.

– Por eso es que te amo. – Colgó la llamada. A veces tener una amiga extrovertida era bastante cansado para ella. Sandy Alvarado fue su primer compañero- amigo en la empresa, le enseñó gran parte de lo que ahora hacía.

Habían pasado 20 minutos desde que esperaba en la esquina de su cuadra, hasta que por fin consiguió uno. Mientras iba a la oficina recibió un mensaje Whatsapp de Sandy, era una selfie que demostraba cuán habilidosa era su amiga para acosar chicos buenos. Entonces se percató que aquel hombre se le hacía conocido. Era demasiado tarde para responderle con un sticker de burla, así que simplemente corrió por las escaleras hasta llegar al segundo piso

– ¡Oh mierda! – Exclamó la dulce princesa al ver con lujos de detalles al idiota de la tarde que casi le arrebata la vida y no precisamente a besos, sino con ruedas.

El chico solo la miró con gesto de pregunta, arqueando una ceja y regalándole una sonrisa pícara. En respuesta a su expresión. No era tan simple deshacerse de esa impresión, si todos sus compañeros de trabajo se encontraban reunidos, incluido su jefe, quién pareció confundido por la situación. Claramente fue una falta de respeto.


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Gracias por leer esta historia, es mi primer libro narrativo, espero que les guste. ¡Saludos!

Disfruten de este primer capítulo. 

Crónicas del camino hacia el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora