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No hay clemencia en mi dolor La esperanza de mi amor Te la llevas por fin
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── ¿Te sientes mejor linda? ──te preguntó luego de ayudar a recostarte en la camilla del hospital.
── Me preguntas cada cinco minutos si estoy bien, y ya te dije que me siento muy bien. ──le respondiste con una enorme sonrisa.
── Lo siento, no quería ser imprudente o algo hostigoso. ──se alejó un poco de la camilla y jaló una silla para poder sentarse y hablar contigo un poco más cómodo.
Le preguntaste cómo se encontraba en todos los ámbitos que podías recordar, a lo que él te contestaba que se encontraba de lo más normal, parecía sincero hasta que le preguntaste si ya había salido de la pandilla a la que te había comentado tiempo atrás que pertenecía.
── Yo ya me salí aunque Ran se enojó un poco ya está todo tranquilo. ──
Con seriedad observó tus expresiones, le sorprendía demasiado todo lo que sucedía.
── Pásame la cubeta. ──
Sentiste el líquido espejo contraerse en tu garganta dispuesto a salir disparado. Casi te ahogabas tratando de contenerlo para no machar las sábanas de la camilla aunque fue inevitable, ya que sucedió de todos modos.
