2016
10:34 PMMiré las cuatro llamadas perdidas de mi vieja, era tarde y yo seguía acá en el parque junto a los pibes.
La estaba pasando re bien, no quería irme pero debía hacerlo, mi casa no quedaba muy cerca de acá.
— Chicos.— llame su atención — Ya es re tarde, me voy yendo. — avise levantándome.
— ¿Pasan a recogerte? — negué — ¿Vas sola? — preguntó Valentín.
— Si, no queda muy lejos igual.— encogí mis hombros.
— No te podés ir sola nena, puede pasarte algo. — exclamó Mauro, duki.
— No creo, llego rápido a casa y les aviso.
— Nay, nosotros podemos dejarte en tu casa.— habló Dani.
— Yo la llevo chicos. — se levantó Lit.
— No Mau, yo puedo...
— Yo te acompaño, cortala. — sentenció.
No me quedó otra opción más que asentir a su petición, nos despedimos de los chicos que quedaban y comenzamos a caminar.
— Hola. — habló rompiendo el silencio.
— Hola.— sonreí.
— ¿Todo bien?
— Si, por suerte. ¿Vos qué onda? — devolví la pregunta.
— Todo bien— asintió — ¿Cuántos años tenés?
— Dieciséis recién, ¿Vos? Supongo que lo mismo.
— Si. Algo en común tenemos. — reímos.
Era un simple conversación que me divertía, Mauro era un chico realmente lindo y que podías pasar horas con él sin aburrirte.
— Soy re gede pero ¿Por qué tenés los ojitos rasgados si vivís en Argentina? — preguntó, se escuchaba muy confundido.
Subimos al bondi que me dejaría en mi casa, suponía que la de Lit quedaba cerca.
— No tengo idea. Tal vez mis bisabuelos eran chinos o algo por el estilo. — respondí.
Asintió volviendo al silencio de antes. Me dediqué a mirar por la ventana como de costumbre, solía hacerlo siempre.
Las personas subían y bajaban en el transcurso del camino pero nosotros aún no bajábamos.
Al estar segura que estaba bastante cerca de mi casa, sentí la mano de Mauro tomar la mía y bajar del bondi.
Me tomó por sorpresa esa acción pero no me negué, simplemente me dejé llevar.
— Son lindos. — dijo caminando junto a mi.
— ¿Qué cosa? — fruncí el ceño.
— Tus ojos, son lindos.— sonrió mirándome de reojo.