Extra

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Sus manos dolían por el esfuerzo puesto desde hacía más de cinco horas, pero estaba seguro que a su hombre le encantaría. Jin vendría cansado del trabajo y enseguida querría tirarse ahí, y con suerte no sólo sobre el colchón.

-¡Amor, ya llegué!- escuchó en la entrada, y enseguida corrió feliz como un niño bajando las escaleras para recibirlo entre sus brazos llenando su cara de besos.- Bebé me fuí unas horas, no años.- rió, apartandolo un poco de sus brazos para besar lentamente sus labios.- ¿Cómo has estado?

-¿Sin tí? Más solo y triste que un caracol.- puchereó, y rodeó su cintura sin querer despegarse cuando Jin hizo el amago de hacerlo para dejar sus cosas.

-Eres un exagerado.

-Y tú el hombre más hermoso que existe.- besó la punta de su nariz cariñosamente, y luego fundió sus labios porque realmente no podía cansarse de ése par esponjoso que lo tenían delirando.

-Y un tonto cursi, pero así me casé contigo, qué pena.- hizo una mueca y luego rió ante la mala mirada de su cónyuge, quién se apartó para cruzarse de brazos y él por fin pudo dejar su abrigo y bolso.

-Te compré una cama para que estrenemos esta noche, pero al parecer tendré que estrenarla solo.- volteó con fingido enfado, y empezó a subir hacia el cuarto que compartían hacía cinco años.

Jin abrió sus ojos y enseguida empezó a seguirlo apurado.-¡Kim Namjoon ¿me compraste una jodida cama en serio?!

Entró al cuarto con prisa, y se quedó en la entrada asombrado cuando vió la gran cama matrimonial nueva y reluciente, mucho más grande que la gastada que tenían que su madre les había dado hace unos años. Sonrió y rió feliz, y de inmediato corrió a su hombre que sonreía también a un lado de la cama, saltando sobre él rodeando su cintura con sus piernas y su cuello con sus brazos.

-Te amo. No creas todo lo que digo.- susurró en su oído, y el corazón del otro se agitó como si fuera la primera vez.

-Lo sé amor. Sé que casarnos fué lo mejor de la vida para los dos.- sonrió y lo besó, tirándolo en el colchón que Jin enseguida notó que también era nuevo por lo alto y nada hundido que era.

Casi lloró. Namjoon era todo lo que siempre quiso, lo que quería y lo que necesitaba por siempre.

-Dios mío, quiero que hagamos el amor tan rico Namjoon, eres el mejor esposo del mundo.- se lanzó vorazmente a sus labios, y el contrarios torpemente lo siguió, y sin saber cómo ahora su espalda terminó sobre las sábanas frías que ya se calentarían por sus cuerpos.

Él estaba tan feliz porque sabía que su plan había funcionado. Seokjin se quejaba todo el tiempo de su cama, y lo incómoda que era, pero no tenían mucho tiempo para cambiarla por sus ocupadas agendas. Así que era realmente un regalo, y cuando la compró y armó él solo esperó que terminara como ahora, que su esposo se lanzara a sus brazos y le pidiera follar porque sabía cómo era.

Jin se separó de sus labios, y lo miró curioso.

-¿Iremos a la fiesta de compromiso de Yoongi y Jimin la siguiente semana?- cuestionó, pero el hombre bufó.

-Ugh, estuvieron tanto tiempo con eso después de que nuestro plan fracasara por joder, ellos arreglaran sus cosas misteriosamente gracias a Hoseok, luego anduvieran por años de novios discutiendo según ellos dos veces por año, para después decidir comprometerse. Y ahora me da demasiada pereza ir, amor. Ya sabemos que serían felices desde el principio y su toxicidad se arregló con una charla celestial de ocho horas en un café, pero ¿es realmente necesario? Sólo iremos a su casamiento.

Seokjin bufó, pero asintió porque si Namjoon no tenía ganas de algo, iba a ser imposible convencerlo de que lo hagan.

Continuaron con su sesión de besos que se tornaban cada vez más calientes, uniendo y jugueteando sus lenguas con sus alientos mezclándose casi perfectamente.

just horny² © namjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora