just horny² © namjin

Horny,

Namjoon y Seokjin habían pasado las siguientes dos semanas muy unidos, con la excusa de ayudar a sus amigos y su relación disfuncional. Porque sabían que se querían, pero había algo ahí que los hacía separarse ridículamente cada veinte minutos.

El menor estaba confundido. No había entablado una etiqueta formal con Seokjin así que no estaba seguro de si eran amigos, aún que sería tonto preguntárselo cuando se trataban como unos. Pero al mismo tiempo coqueteaban un poco, y quizás Jin pensaba que cuando se juntaban era sólo como si trabajaran para reconstruir aquella relación.

Y la verdad era que muy en el fondo, él no quería que fueran amigos, quería sacarse las ganas de tenerlo debajo suyo aún que no pareciera; sus coqueteos lo tentaban mucho, y la ropa que usaba aún más. Seokjin era un delito que quería cometer cuánto antes.

En ese momento estaba sumido en sus pensamientos, mientras miraba su hamburguesa en el plato como si fuera lo más interesante del mundo, al tiempo que Jimin hablaba sin ser muy consciente de que no era escuchado.

—Namjoon, ¿entonces irás? ¡Namjoon!

Alzó la vista ante el llamado alto, alzando una ceja, y Jimin bufó.

—¿Eh? Lo siento, estaba pensando qué excusa poner para no ir.

—Ugh.– rodó sus verdosos ojos.– Iremos. No me importa si no quieres, necesito que estés ahí por si Yoongi está. No quiero algún asesinato esta noche.

—Bien. Mientras no me dejes por cualquier cogida los primeros dos minutos como antes.

El rubio rió un poco apenado, y asintió.—Trataré.

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Por suerte para él, hacía años que había dejado de confiar por completo en Jimin, por lo que no le sorprendió que ni bien entraron al lugar, éste visualizara a una de sus viejas conquistas, y se lanzarse a sus brazos dejando luego de verlos entre el montón de gente.

Jackson a su lado parloteaba con una cerveza en mano, mientras que él no le prestaba absoluta atención porque sus ojos sólo estaban puestos en una persona en medio de la pista, una persona que bailaba tan sensualmente que podía sentir cómo su cuerpo se calentaba y el contrario lo llamaba a pegarse a él.

Era algo inevitable, el despegar sus orbes de lujuria de esos movimientos casi hasta el piso, cambiando a enojo cuando veía cómo no era el único que miraba pecaminosamente al muchacho.

Pensaba en ir a él, pues su bulto se lo exigía; pegarse a su cuerpo, besar su cuello blanco expuesto y marcarlo para que nadie más lo mire.

Pero no podía, algo le decía que sería una mala idea aún que su cordura se estuviera acabando por llegar a él.

—No te hará caso si sólo lo miras desde una esquina, hermano.– la voz ronca a su lado habló, e hizo una mueca.

—Cállate.

—Es cierto, deberías ir y cogertelo antes de que alguien más lo haga.– rió levemente, dando otro trago a su lata mientras revisaba algo en su teléfono.

Namjoon lo pensó ante pensar en eso. Lo deseaba, y era verdad que no era el único y cualquier idiota podría apresarlo en una cama de las habitaciones de arriba, o en el baño, la cocina, incluso en las escaleras.

Gruñó apretando la lata de su bebida que apenas había tomado, y decidió por fin hacerle un poco de caso a sus instintos.

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Su abdomen estaba apoyado contra el lavabo del baño, el sudor recorría cada extremo de su piel, su culo lleno estaba alzado, y ya era la décima vez que su cabeza se echaba hacia atrás por las embestidas rudas que recibía.

Escuchaba los gruñidos y gemidos graves en su oído derecho, y los suyos no se quedaban atrás resonando en todo el amplio lugar iluminado por una blanca luz sobre ellos.

No tenía idea de cómo habían llegado a eso. Se supone que debían ser sólo amigos, conocerse como un año y luego intentar algo. Pero no, Namjoon lo estaba follando en una casa ajena de alguien que nisiquiera conocía, contra el lavabo del baño grande lejos de todos, apenas escuchando la música abajo más por estar sumidos en el cuerpo del otro que por la lejanía que mantenían.

Habían pensado en ir a una de las habitaciones luego de que entre jadeos, Kim le dijera que necesitaba cogerlo mientras se frotaba contra él calurosamente; pero los cuartos fueron completamente ocupados, y no fué necesario entrar para saber que realmente lo estaban.

Sentía su hinchado pene entrar en él, sus dedos y cortas uñas clavándose en sus caderas y cintura mientras lo golpeaba fuerte con su pelvis y una mano sostenía su nuca con fuerza. Sabía que ambos estaban algo nublados por el alcohol, y que seguramente no recordarían nada de eso al día siguiente ni nunca; tenía muchas esperanzas en eso, y mientras era rudamente embestido, rezaba a un posible dios ahí arriba que eso pase, porque no quería arruinar su relación por una cogida "amistosa".

No acostumbraba a arruinar sus relaciones así, en realidad jamás lo había hecho, y era por eso que prefería siempre evitar esas situaciones. Pero ése caso fué inevitable, ¡por dios! ¿cómo decirle que no a ése monumento dentro suyo?

Sintió una vez más un gemido contra su oído, y supo que se correría al sentir su miembro más hinchado y los golpes en sus glúteos aumentar. Él también ya estaba muy cerca, y sin estimular su propio miembro, lo que lo hizo pensar cuán bueno era ése sexo con el moreno.

Ambos llegaron extasiados, Jin sobre el piso, pero no logró avisar al otro que no quería su escencia dentro cuando ya la sintió escurrir por sus piernas y culo. Diablos.

—Eso fué increíble. Deberíamos repetirlo.– salió de él, pero empezó a frotarse de nuevo entre su trasero, a lo que gruñó.

—No. Ya quitaste tu calentura señor, ahora vete.

Namjoon no dijo nada, sólo se cambiaron en silencio, sin pensar mucho en lo que habían hecho y lo que pasaría después.

El alto estaba seguro de que quería seguir viéndolo de esa forma, desnudo bajo él pidiéndole más por su cuerpo, pero Jin no estaba seguro, él quería una relación normal y corriente hasta que pueda saber al menos algo más que su nombre.

Aquello sería complicado.

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