Izuku Midoriya es un tierno Omega de dieciséis años que se enamora profundamente de un Alfa rubio, serio e imponente doce años mayor que resulta siendo también su profesor.
Para mi Valentín Secreto.
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Segundo Three-Shot creado para el...
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<Estoy en camino para recogerte, Deku>.
Ese fue el mensaje que le envió Katsuki a su esposo justo antes de salir de la preparatoria. Y eso fue hace dos horas. Esta mañana, después de follar en la bañera, mientras mimaba a su Omega recordó que hoy es San Valentín, así que invitó a Deku a almorzar en su restaurante favorito para celebrar. Su trabajo no queda muy lejos de la universidad de Izuku, así que el Alfa no entiende qué puede estarle tomando tanto tiempo a su esposo para salir y encontrar su auto. Katsuki se encuentra justo frente a las puertas de salida de la universidad, un poco molesto por la espera, pero aún tan paciente como se le hace posible, mientras revisa atentamente a todas las personas que entran y salen del establecimiento en busca de la mata de cabellos verdes alborotados de su esposo.
¿Qué es lo que lo está retrasando?
Y casi como si el destino le enviara la respuesta, Katsuki por fin divisa a su lindo Omega saliendo de la universidad, pero no está solo. El rubio frunce su ceño y se endereza sobre su asiento, tratando de agudizar su sentido de la vista para poder observar perfectamente al sujeto de cabellos bicolor en blanco y rojo que acompaña a su chico, quien habla efusiva y animadamente con él. Un sentimiento oscuro empieza a formarse dentro del pecho de Katsuki, aunque él trata de ignorarlo tanto como puede, mientras observa al hombre alto y de apariencia fuerte que charla con su Omega.
Desde donde se encuentra el rubio puede vislumbrar que el otro tiene apariencia de Alfa, por su porte y aparente fuerte presencia, pero se ve demasiado mayor para ser compañero de Izuku. Y Katsuki conoce muy bien a los amigos y compañeros de Izuku. Ese tipo no tiene por qué estar hablando con su Omega, y su Omega, no debería estar sonriéndole con esa preciosa sonrisa suya que pone de rodillas a cualquier Alfa. Casi tiene pinta de profesor, ese tipo.
Ese pensamiento le atraviesa el pecho al instante y un gruñido escapa de su garganta.
Ah, mierda, definitivamente está celoso.
Sin apartar la vista del molesto intercambio que está teniendo su esposo con ese bastardo Mitad-Mitad, el Alfa Bakugō espera pacientemente a que el pequeño peliverde recuerde que lo ha estado haciendo esperar por casi más de dos horas. Ambos tienen la tarde libre de clases, pero eso no significa que puedan estar perdiendo el tiempo de esta manera, hablando con jodidos desconocidos entrometidos. Un constante gruñido de furia permanece bajo y ronco en el pecho del rubio, su Alfa interno rasguñando su interior para que salga del auto, se eche a Izuku sobre el hombro cual saco de arroz y se lo lleve a casa.
