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3. Win

Me encantan los viajes en coche. Siempre me han gustado. Hay algo en el estruendo de la carretera que te adormece en su tranquilo trance. Los viajes en coche con mi familia nunca fueron así. Estaban llenos de caos y gritos y alguien salía herido.

Era yo. Siempre salía herido. Y luego Mingie tenía la culpa.

Pero esto es bonito. Y se pone aún mejor al final de la tarde cuando Bright alcanza mi mano. Llevamos más de seis horas juntos en el coche, y la mayoría de la gente está dispuesta a estrangularme después de una.

Pero Bright sonríe pacientemente o se ríe de mis interminables divagaciones. Sus ojos se arrugan en los bordes, y no quiero apartar la mirada.

A menos que un camión se dirija hacia nosotros.

—¡Bright!

Corrige con facilidad, sacudiendo la cabeza. De acuerdo, en realidad no estaba en el otro carril, pero abrazar el centro sigue siendo demasiado cerca para mí.

Bright me cuenta que creció siendo el responsable de Warm pese a que es el menor. Mi experiencia es todo lo contrario. Yo soy el que otros tienen que cuidar.

Está encantado con su ciudad natal, especialmente con las vistas de las montañas y con ir a la antigua estación de ferrocarril. Me emociona verlo todo.

Le cojo la mano a Bright hasta que tiene que dirigir el coche o me suda la mano y tengo que limpiármela en los pantalones. Qué manera de arruinar el ambiente, Win.

Nos detenemos de vez en cuando para ir a orinar y a por más bocadillos. Sólo me caigo una vez, pero por suerte, Bright está ahí para atraparme.

Y luego volvemos a mí y a mi adorable aspirante a ladrón de coches en la carretera.

Casi olvido que faltan cinco días para Navidad, y todavía no he hecho mis compras de Navidad.

Mingie me dijo que no esperara hasta el último minuto porque podría surgir algo. Seguro que el robo de mi coche por el hermano de su ex-novio… no era lo que ella tenía en mente.

Y ahora estaré en Chiang Mai durante unos días. ¿Dónde me voy a quedar? ¿Con Warm? No lo creo. Me llevo bien con el ex de Mingie. Me gustaba hasta que mi hermana lo dejó.

Cuando se trata de la familia, soy leal. Nadie puede herir a mi hermana más que yo. Y aunque no sé exactamente lo que ha hecho, sea lo que sea la ha devastado.

Por supuesto, Warm podría estar de vuelta a casa con sus padres. O viviendo con Bright.
Bright. Hay otra opción. No me importa tomar su mano, pero pasar un par de días con él podría ser demasiado rápido. Y no tengo suficiente dinero para un hotel.

Justo cuando estoy disfrutando del viaje, mi mente tiene que ir a joderlo todo.

—Puedo oírte pensar por ahí, ¿sabes? —Bright me da un rápido apretón de manos.

—¿Ah, sí? ¿Y qué oyes exactamente?

—Es tan claro como el rubor de tu cara. Estás pensando, Dios mío, ese ladrón de coches está caliente. Me gustaría mucho besarlo ahora mismo. —Bright mira hacia la carretera mientras interpreta mis pensamientos en falsete. La comisura de su boca se levanta en una sonrisa.

—No estaba pensando en eso. —Pero ahora sí. Maldito sea.

—Eso es lo que he oído. —Se encoge de hombros—. Supongo que estaba equivocado.

—Un poco —digo, pensando en cómo se sentiría esa barba contra mi piel—.  Pero no estás muy lejos.

Bright sonríe y sacude la cabeza.