One Shot's||Levi Ackerman

Tu también me gustas

Caminaba por las calles de la ciudad mientras miraba los productos del mercado. Mi madre me había mandado a comprar unas cuantas cosas así que en esos instantes me encontraba buscando pescado para la cena de esa noche.

Estaba concentrada en la búsqueda de pescado cuando a lo lejos vi una cabellera negra que se hizo familiar.

Hacía ya unas semanas que casi siempre que la legión volvía de una expedición me encontraba con el capitán Levi en el mercado. Manteníamos conversaciones cortas y cordiales y de vez en cuando me ayudaba con la compra. Mi madre ya había visto un par de veces al capitán junto a mi, le gustaba que tuviese la compañía del soldado más fuerte de la humanidad de vez en cuando.

Mi madre, incluso llegó a insinuarme si éramos algo más que conocidos, que ella lo aprobaba, era un buen hombre con un buen trabajo, mucha responsabilidad y que podría cuidarme y hacerse cargo de mi. Era cierto que el capitán se me hacía sumamente atractivo y que a pesar de ser un tanto gruñón y un hombre de pocas palabras, me encantaba su forma de ser y tal vez, solo tal vez, en el fondo de mi corazón había comenzado a desarrollar un gusto por él, pero yo tenía claro en esos momentos, que el capitán jamás se fijaría en mi , que tenía la cabeza en asuntos más importantes y que una simple habitante de los interiores del muro María jamás iba a llamar su atención.

Por lo pensamientos que tenía sobre la situación y la baja estima que me tenía en esos instantes , decidí no hacer nada. No fui a saludar al capitán, por mucho que quisiera volver a cruzar palabra con él, sentí que si lo hacía simplemente iba a molestar, por lo tanto, me abstuve de ir a hablar con él y seguí buscando el pescado que pedía mi madre.

Al estar perdida en mis pensamientos no presté mucha atención a mi alrededor hasta sentir una presencia detrás de mi. Me giré para ver de que se trataba.

Un hombre barbudo, mucho mayor que yo y con las mejillas sonrosadas, estaba bebido.

— Hola, preciosa ¿A dónde vas tan solita? — habló al conectar miradas conmigo.

— No es un tema de tu interés — respondí mirándolo con el ceño fruncido.

— ¿Quieres que te acompañe muñeca? — comenzó a acercarse a mi y a mi mente brillante lo único que se le ocurrió en ese momento fue tomar uno de los limones de mi cesta, darle un mordisco y exprimírselo en los ojos al viejo que me molestaba.

Al hacerlo hice que retrocediese uno o dos pasos atrás pero luego siguió avanzando balanceándose como si de un titán se tratara.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca entré en pánico y cerré los ojos mientras una lágrima caía por mi mejilla  esperando a ver que pasaba encogiéndome en mi lugar.

Esperé a que pasara algo.

No pasó.

Abrí los ojos sobándome la nariz, el viejo ya no estaba. Levi se encontraba en su lugar y el viejo estaba tumbado boca abajo en el suelo bajo el pie de Levi. Lo observé unos segundos hasta sentir una mano agarrándome del pie. Me sobresalté y vi como Levi le proporcionaba un pisotón sobre la espalda.

— Capitán, muchas gracias — agradecí tomándole de la mano.

El miró hacia otro lado y se zafó de mi agarre en su mano.

Ouch, otra punzada en mi corazón.

— No es nada — le restó importancia.