Seis

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La casa está en silencio, trato de mantener la calma porque es así como me gusta estar. Muerdo mi labio con un poco más de fuerza de la que debería antes de sentir como una persona camina cerca de mí.

-Señora- la voz suave de la empleada me hace girar el rostro y asentir.

-¿No deberías estar durmiendo?- le hago la pregunta mientras termino de preparar algunas cosas para meter en una pequeña cesta.

-¿Y usted no?- alzo mi ceja y ella ladea su cabeza –Lo siento- asiento y me giro para terminar de guardar las cosas -¿Ella permanecerá mucho tiempo allí?- me giro y la veo hacer la mueca hacia las escaleras que van directo al sótano escondido.

-No debería...Estará... ra- limpio mis manos –Allí hasta... que entine... lo que es- mastico la nada en mi boca y me molesta.

-¿Ella la ama?- me giro pro completo y veo de arriba hacia abajo a mi empleada.

-Lo hizo- es lo único que digo tomando la canasta para caminar hacia mi destino, aun así no bajo las escaleras como pensaba, sino que dejo la cesta en la puerta y voy hacia la puerta trasera y la abro.

Siento el frio recorrer mis brazos pero no es algo que me importe. Toco la caja de chicles y cuando la saco veo que esta vacía, siento el movimiento en mi cuello y la forma tirante que empieza a molestarme. Aprieto mis manos varias veces tratando de calmar mis ansias.

Las bocanas me hacen regular cuando llego a un lugar apartado, un segundo establo que esta vacío. Miro el heno desperdigado en el suelo y voy hacia el lugar en específico. Lamo mis labios resecos y veo a un hombre sentado quedándose casi dormido.

-Señora- dice levantándose cuando me ve. –Adelante- asiento y aparto como puedo el heno del suelo, aparto la madera gastada y veo la argolla.

Tomo el metal en mis manos y tiro de ella para abrir la puerta que da aun sótano escondido. Miro hacia el hombre y alza su cabeza.

-Estaré aquí, señora- asiento y bajo poco a poco las escaleras cerrando desde adentro.

La luz es amarilla y me molesta, pero sé que a una persona le molesta mucho más. Suspiro caminando entre las pequeñas bombillas amarillas hasta que llego al lugar que deseo.

-Hola- digo casi inaudible. Mis manos en los bolsillos de mis jeans.

-¡Maldita!- la voz gruesa del hombre me hace reír.

Una carcajada sale desde el fondo de mi garganta.

-Aja- aprieto mi abdomen y me enderezo. -Maldita y todo- digo firme –Pero te tengo aquí- alzo mi ceja y me acerco a los barrotes.

El gruñido que sale de sus labios me hace sonreír con más ganas. Muerdo mis labios y me siento molesta cuando lo veo acercarse.

-¿Te gustó?- hago la pregunta y el gruñe de nuevo –Tu baño al sol ¿Te gustó?- le vuelvo hacer la pregunta y su rabia se puede distinguir.

-Eres una malnacida, una deforme y una maldita fenómeno- sus palabras parecen ser estables, pero su rostro se arruga.

Lamo mis labios y mi puño se aprieta con fuerza en mi mano.

-Ame cada maldito maltrato que te hice, desgraciada- escupe en mi rostro y no puedo controlar el leve movimiento de que me rostro se quiere ir de lado. Mi mandíbula se aprieta y lo tomo de la cabeza atrayéndolo más hacia mí pero con fuerza.

El rostro de mi padre impacta directamente con los barrotes y parte su boca, escupe sangre en mi rostro mientras se ríe.

-Una verga en tu culo es lo que te hacía falta- mis ojos van directo hacia el –Cerrarte la maldita boca por todo lo que gritabas fue lo mejor- lo suelto de golpe haciendo que el callera de trasero en el suelo.

Fallin all in you |Camren G!P|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora