10. Parte I

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Me lancé a sus brazos de nuevo,
que me acogieron con ternura.
Olía igual que la última vez, de ensueño,
y con delicadeza me agarró de la cintura.

Mientras danzaba por las nubes,
sin el mínimo temor a la altura,
admiraba el mundo como si tuviera ante mí
la más bella de las pinturas.

Aparecieron unos ángeles a mi costado,
vieron mis ojos relucientes y
con un susurro del cielo me bajaron:
A veces, con quererse no es suficiente.

Poemas de amor y desamor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora