Jugando con fuego

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Los personajes no me pertenecen, son de la gran Rumiko Takahashi esto es sin fines de lucro solo diversión por y para los fans.

Esta obra se reserva en su totalidad los derechos de autor, prohibida su copia o uso.

Una historia AU (universo alterno) solo tomo prestado los personajes, no necesariamente deben apegarse a sus personalidades.

Advertencia: está clasificada para mayores de edad, puede contener violencia física o emocional así como escenas eróticas y lenguaje soez.

—O—

El almuerzo acordado no resultó, por temas de horario ninguno pudo concretar. De alguna forma me sentía un poco decepcionada, pero ¿qué podía hacer? Mi última clase terminó a las tres de la tarde en punto y volé hasta mi empleo de medio tiempo, la tarde transcurrió rápidamente y cuando menos lo esperé ya estaba en los casilleros cambiándome de ropa. Tomé mi bolsa y noté dos llamadas perdidas de Tofú ¿debería devolverle la llamada? No, claro que no. Si tanto quiere verme que me busque, concluí.

Me despedía de mis compañeros de trabajo cuando el ronroneo de una motocicleta llamó la atención de todos, se estacionó justo fuera de la cafetería y en cuanto se deshizo del casco una espléndida sonrisa me cautivó...

—¿Qué haces aquí? —me apresuré al llegar a su lado.

—Vine a buscarte, no pudimos almorzar pero compré de todo para que comamos las mejores hamburguesas en mi casa ¿qué tal? —estaba sorprendida por su iniciativa pero ya era noche.

—Es algo tarde —mencioné viendo el reloj en mi muñeca.

—Vamos, apenas son las nueve —insistió Ranma —luego puedo ir a dejarte, es más hasta te arropo para que no pases frío —soltó muy divertido.

—Está bien, vamos pero nada de arropar ¿quedó claro? —Este iba a decir algo más pero puse mi dedo índice sobre sus labios —no quiero oírte pervertido —agregué y se echó a reír.

Me puse el casco y me acomodé detrás de él, aferrada a su cintura nos fuimos. En tan solo minutos llegamos al elegante edificio en donde vivía mi compañero...

—Debí pasarte mi chaqueta —insistía Ranma al notar que me bajé con frío de la motocicleta.

—Ya se me pasará, es que desde mi trabajo solo debo cruzar la calle y llego a mi nuevo hogar por eso no traje nada para abrigarme.

—De todas formas, esa faldita se te ve espectacular pero no quita el frío —mencionó presionando el botón del elevador.

En cuanto subimos, unas tres personas más también lo hicieron entre ellas una mujer de unos treinta años de cabello castaño y largo hasta su cintura, tenía rasgos muy finos en realidad era bonita pero zapateaba impaciente mientras el elevador subía y en su mano derecha llevaba una pequeña bolsa con la marca de una reconocida farmacia. Ranma iba pendiente del número que indicaba la pequeña pantalla cuando a la tipa se la cae la bolsa con su contenido, me inclino a ayudarle y veo una caja de lubricante y una de preservativos, nerviosa la mujer agradece mi acción y baja rápidamente.

—¿La conoces? —pregunté curiosa una vez quedamos solos.

—Para nada, nunca me fijo en los vecinos —respondió.

—Iba muy apurada.

—Y cómo no, seguramente su cita la esperaba ansioso —dijo con tono pícaro.

—Ya basta, tú qué sabes...

—Hey tú preguntaste —replicó Ranma.

Una vez dentro del lujoso apartamento, fuimos directo a la cocina. Nos lavamos las manos y nos pusimos los delantales.

Dulce y Embustero AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora