MI VERDAD

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Los personajes no me pertenecen, son de la gran Rumiko Takahashi. Esto es sin fines de lucro solo diversión por y para los fans.

Este fic es OoC, contenido maduro.

—O—

La cena con mis colegas había llegado a su fin, era tarde, y había bebido un poco pero estaba más cerca del apartamento de Akane que del mío, por ese motivo decidí pasar la noche allí. Solo que cuando llegué oí una fuerte discusión, podía distinguir claramente la voz de Akane y no estaba sola, intenté afinar el oído y la voz de un hombre surgió de pronto.

El móvil marcaba las 02:15 de la madrugada ¿qué carajos hacía un hombre que no era yo a estas horas en su domicilio? Lo último que oí de ella fue que me amaba, y él no le creía nada. Una vez puse el código de acceso lo que mis ojos vieron fue a ese patán besándola, no lo pensé solo actué; quizás no era un experto en golpes pero bien sabía poner a ese tipo en su lugar.

Lo quité de encima de mi novia y de un puñetazo en el rostro lo dejé sentado sobre el suelo, el grito de Akane se oía lejos, me cegué por la ira y me lancé sobre él a golpearlo con todas mis fuerzas, debía entender que ella ya no le pertenecía, que había elegido y que solo era parte de su pasado.

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—¡Ya paren por favor! —gritaba Akane mientras me defendía del galeno quien me dio su gancho derecho y aunque saltó sobre mí a darme un par más pude zafar del cuarto y de una sola patada lo tiré lejos.

—¡Defiéndete maldita sea! —gruñí tomándolo por la solapa del abrigo.

—Debí golpearte mucho antes Saotome, Akane dijo que me ama; no eres nadie en su vida, ya no —escupió Tofú provocándome aún más.

Akane se acercó y me tomó por el brazo gritando que me detuviera.

—No te acerques, él comenzó ahora debe afrontarlo —le dije sin siquiera verla.

—¡Ya basta! ¡Vete Ranma, nunca debiste venir! —chilló con ojos llorosos, Tofú soltó el agarre al tiempo que hacía lo mismo.

—No llores Akane, no lo soporto —supliqué con la intención de acercarme pero Tofú se puso en medio.

—¡Largo! Aquí no eres bienvenido —gritó gravemente.

Tragué duro al verla desmoronarse, podía ver su tristeza y cómo se aferraba al brazo de él y no de mí.

Di la vuelta y me fui, él tenía razón aunque me costase aceptarlo. Ya no era grata mi presencia.

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Estaba encerrada en el baño luego del altercado, Tofú me hablaba desde afuera pidiendo que saliera, pero no podía dejar de llorar. Me libré de las ropas y entré a la ducha caliente para dejar ir esas angustiantes lágrimas. Todo había sido tan rápido, su terquedad, sus palabras, su beso, el golpe... ellos peleando como dos matones.

Mientras secaba mi cabello recordaba su mirada perdida, estaba enloquecido de ira. El espejo me mostraba los ojos enrojecidos, terminé de ponerme el pijama y fui por un botiquín. Cuando salí del baño encontré a Tofú sentado en el pasillo dormitando, abrió sus ojos en cuanto me sintió.

—Tenemos que hablar —susurró.

—No quiero —repuse sacando un trozo de algodón para limpiar sus heridas — haz silencio o te vas —agregué en advertencia.

Dulce y Embustero AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora