˚ ༘♡𝐒𝐮𝐛𝐚𝐬𝐭𝐚[🛡️*☕][🗡️*✍️]

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Espresso estaba realmente molesto. Odiaba sus jefes, odiaba todo lo que tenía que ver con ese concurso, odiaba a Madeleine.

Aunque esto último le hacía dudar, ya que seguía al caballero de la luz por el sendero entre negocios y bancos dónde los lindos paisajes y jardines eran notorios.

— ¿Te gustaría algo de comer? Puedo comprarte una dona.

— No.

— ¿Seguro?

El caballero de la luz miro ahora a su amigo, a ese joven que había "comprado" por así decirlo.

— Madeleine no es necesario, he comido algo antes de que fuera brutalmente mentido.

— Vamos Espresso, no veo lo malo en eso, has hecho por una buena causa. Ayudar a tu trabajo en la construcción de aquel resintió, sin saber que enseñas muy bien.

— Bueno...

— Tu sabiduría es grandiosa, me es impresionante, es realmente malo que nadie quiera aceptar la magia del café como tal.

— Cierto, ya verán que el poder del café será el vencedor.

Las palabras de Madeleine hacían emocionar demasiado a Espresso, afirmando y elogiando aún más su trabajo, habían llegado a un parque, en dónde tomaron asiento, ambos estaban tan tranquilos, no era necesario decir alguna palabra, puesto ambos miraban a los alrededores.

No fue cuando Red Velvet se colocó enfrente de ellos y es que la cookie del pastel. Por así decirlo, se encontraba con una hoja en mano, dispuesto de pedir algún consejo acerca de su trabajo hacia él profesor.

— Puedes explicarme esto, claro, sino estás ocupado.

Dijo, mientras mira de reojo al caballero que se encontraba a su costado. Madeleine le dedicó una mirada llena de seriedad, solo para dejar que si amado Espresso, hiciera su deber.

Espresso no le molestaba, estaba ahí para ayudar aunque en esos momentos no debía de hablar con alguien más, solo con el caballero, quien en esos momentos era como su dueño.

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Madeleine mira curioso al recién llegado, sabe que la situación es algo molesta, pero eso no es el caso, el caso es, la suma atención que le brinda, entiende que es un problema y necesita ayuda, pero es necesario cómo es la acercania de ambos.

Madeleine odia eso, odia que el profesor se encuentre tan cerca de alguien más, que hace que sus instintos de alguien dominante surgan de él.

Una vez que Red Velvet se va, Espresso se gira hacia él, está ve dispuesto a tener una charla, no sin antes disculparse.

— Supongo que...

Guardo silencio, cuando miro la expresión en el rostro del paladín, demostrando un rostro serio y lleno de frialdad, tal parecía que había algo que le molestaba al caballero.

— ¿Madeleine?

Su voz sonó, suave y elegante, haciendo que Madeleine saliera de sus pensamientos, quien le hizo negar rápidamente y dirigió su vista hasta su amado.

— ¿Estás bien? Te ves pálido.

— Descuida, estoy bien, quiero que vayamos a casa.

— Supongo que sí, tienes que decirme en dónde dormiré. Recuerda que no puedo regresar a casa a menos que haya pasado el plazo.

— Si tiene razón.

Madeleine se puso de pie, estiró su mano hasta el profesor, ofreciéndole para que lo tomara en absoluto, sabía que Espresso era un mago que es de buena moral y ese pequeño gesto sería suficientemente bueno para él.