Telepatía

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Desde los trece años hay una voz en su cabeza y no es la de su conciencia.

Tú conciencia te advierte de estupideces pero esta te invita hacerlas y para alguien que toda su vida siempre ha sido formalidades, modales y prestigio, era imposible hacerlas. Por más tentador que suene.

Escaparse por una vez de esa mansión gigante, devolver un golpe en vez de un insulto ingenioso y responderle a su padre era tan atrayente. Y quería hacerlo.

Pero querer no es poder y no se podía. Por más qué quisiera gritarle a su padre, insultar a su tía Lidya o alguno de esos viejos señores arrogantes de la sociedad alta. Escapar y por una vez en sus quince años de vida hacer lo que se le diera la gana.

Dejar de sentirse mal por no tener don musical como Sebastián, su tía o abuelo. Mandar al carajo ser la deshonra de la familia por no saber tocar un maldito violín.

Tener el cabello largo como desea. Poder insultar con gusto ¡A la mierda no poder decir mierda!

Y muchas cosas más, como quererse comer el mundo. Pero no sé podía.

La otra voz en su cabeza le grita «¡Desobedece!» y cada vez la idea de seguir sus consejos suicidas era más atractiva.

¿Quien es la otra voz que habla en su cabeza a todas horas? Simple, su estúpida alma gemela. Porque sí, la persona está bien idiota.

Es dos años menor, pelirrojo y un imán para el caos. No sé conocen en persona y solo hablan por su mente. Siempre está metido en problemas y ya se a acostumbrado a ser castigo por culpa de él.

A qué Gustav le saque sangre sin piedad del brazo con la regla por distraerse. Pero no es su culpa. Ya perdió la cuenta de cuántas veces su alma gemela le habló, suplicando ayuda para ganarle a un pinche gorila rapero en una pelea, pidiendo respuestas de exámenes y ayuda en sus tareas.

Su alma gemela se llama Heavy y el desgraciado se aprovecha de que él sea un genio en casi todas las áreas. Y siempre, después de molestar por un largo rato consegue lo que quiere.

Heavy sabe su nombre pero nunca han tenido un encuentro en persona. Tampoco su familia sabe que tiene una alma gemela.

Ninguno de sus familiares han encontrado a su alma gemela. Ni el padre de Gustav, ni Gustav, tampoco Lidya y menos Sebastián, su padre. Le aterra que ellos sepan que él sí tiene una ¡Ellos son unos malditos desalmados! Seguramente sufrirá más infierno que ahora.

Y la verdad es que haber encontrado a Heavy es un alivio en su vida monótona. Cómo un bálsamo en los labios sabor fresa con etiqueta de gatitos. Sabe tantas cosas de él así como Heavy sabe de la suya. Y es divertido hablar con él.

Le da un respiro, una brisa fresca sin tener que salir de la mansión que parece su prisión, que le alegra el día con su contagiosa alegría y le hace sonreír, algo que parece prohibido en ese lugar.

Y a pesar de toda esa mierda, ¡A la mierda no poder decir mierda! Se siente dichoso.

Y todo gracias a Heavy. Aunque a veces le molesta que llegue en momentos inoportunos.

Cómo ahora qué, en medio de una cena con gente importante para la empresa de Gustav que ahora maneja su padre, con personas con las que no puede hacer el ridículo, decidió hablar.

—¡Dime qué hago! —chilló desesperado Heavy, como sí le estuvieran a punto de quitar a golpes la vida. Y eso es lo que pasa. Un imán para el desastre.

Pero igual, conocer a Heavy hace más interesante su existencia, como si realmente estuviera viviendo.

Almas Gemelas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora