Primeras Palabras.

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«Tienes las primeras palabras que te dice tu alma gemela en algún lugar de tu cuerpo (y viceversa)»

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Cuando el primer hijo nació Glam sintió una alegría inmensa, combinada con miedo y pánico de padre primerizo. Pero felicidad ante todo.

Ama a Victoria desde el momento en el que desde una cafetería la vió. Tan bonita, bella, preciosa y perfecta. Quedó embobado cuando la vió quitarse el casco con tanta magia y comer ese hotdog con tanta intensidad. Era imposible no enamorarse de aquel ser tan amenazante y hermoso.

Hizo todo lo que podía para estar junto a su Vicky, su alma gemela que le dió colores a su vida, literalmente. Por eso es su alma gemela. Incluso sí eso lo llevo a terminar en hospital con varios huesos rotos pero con un corazón feliz.

Y poder formar una familia que jamás logró tener con ella era todo un sueño.

A su pequeña hijo, rubio y que tiene un gran parecido con él pero con las pecas de su esposa, lo llamó Dee porque ese nombre marcó un momento tan importante en su vida.

Amó a ese niño con todo su ser. Lo adoró tanto como a Victoria y la música que salía de su ser se la dedicó a ellos.

Cómo padre orgulloso de lo inteligente que su pequeño parecía ser, esperó que la primera palabra fuera papá, lo contrario a Vicky, ella quería que fuera mamá.

Chess con qué aprendiera su nombre en algún momento quedaba feliz.

Pero no. No fue ninguna. Ni siquiera estuvieron cerca de serlo ¿Quien diría que a su hijo le gustaría tanto un animal en específico?

Porque aquella tarde de verano, mientras almorzaban con un calor infernal con Anna y Chess, una rata pasó corriendo rápido por una esquina de la cocina. Y Dee la vió.

—¡Rata! —gritó alarmada Anna y le lanzó el vaso de vidrio que se estrelló en una esquina. El animal negro la esquivó rápido.

—¡Rata! —también gritó Dee con chillidos de bebe. Risas de diversión le siguieron junto a intentos desesperados de bajarse para seguir al animal.

Dos años y medio después llegó el otro niño de sus ojos. La viva imagen del amor de su vida. Con grandes ojos verdes y cabello pelirrojo. Una tierna hermosura andante. Lo amó tanto como a los primeros dos. Infinitamente. Y Dee también lo adoró de forma especial aunque tuviera casi tres años. Muy apegado desde el momento en el que lo dejaron entrar a la sala donde estaba Victoria con Heavy en brazos.

Heavy. Así lo nombró.

Chess bromeó con que eran el uno con el otro cuando Dee abrazaba celosamente al pelirrojo bebe. Soltó una silenciosa carcajada ante ese comentario pero no sé lo tomó enserio hasta en la casa.

Cuando prestándole atención mientras dormía en su cuna se dió cuenta de que detrás de la oreja izquierda tenía una palabra. De cuatro letras y bien clara. Imposible de confundir. Y se asustó al leer «Rata».

De inmediato se lo comunicó a Victoria pero ella no le tomó tanta importancia como él. Lo tranquilizó con un beso, de esos que sabe cómo le gustan, y le dijo que esperará hasta que Heavy hablará.

Y lo hizo. Impaciente, ansioso y con miedo a todo, lo hizo hasta que Heavy, su bello niño pelirrojo hablará.

Su primera palabra no fue mamá, tampoco papá, ni Dee, con él que nunca se despega y lo asusta. No fue Chess, ni Anna. Sino «Gato» en un balbuceo entendible al ver correr a uno por la ventana.

Y mientras todos en la sala festejaba la primera palabra, Glam solo pudo pensar «¿Que será de mis hijos?» cuando vió las pecas del brazo de Dee moverse, lento pero no perezoso, formando una palabra.

La que Heavy apenas logró pronunciar con tanta devoción.

Ratas y Gatos, vaya ironía.

Almas Gemelas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora