l. Lindo nombre, tu comida esta asquerosa

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"Dámelo! Joder, Carri, sueltalo" le grite a la pequeña mascota mientras me ladraba con mi zapato entre sus patas. Necesitaba ese tacon para la reunion familiar que comenzaba en tan solo 10 minutos.

"Vamos, perro tonto...!" susurre, por estupido que fuera, creí que si me escuchaba jamas me lo daría.

Bufé, y frustrada, corrí hacia la nevera y coji un pedazo de carne que había sobrado en la merienda. Volví hacia donde el perro e hice que lo mirara.

"Ven, perrito perrito, ven Carri..." lo llame y silve obteniendo su atención. "Ve por el!" y lance el pedazo lejos. Cuando corrió tras el, corrí por mi zapato.

"Te gane, tonto." le saque la lengua e infantilmente subí las escaleras para tomar mi bolso y esperar a que la familia empezara a llegar.

[...]

"No corras por allí, que vas a romper eso!" grite cansada a los pequeños niños corriendo a mi alrededor. La familia había llegado de a montón y seguiditos. Las tías habían traído consigo a sus insoportables hijos y el hecho de tener a siete niños corriendo por todos lados me hacia odiarlos un montón mas.

"Emily! Ven acá, nena, es hora de cenar." gritó una de las tías, captando la atención de todos y provocando que pequeñas cabezas salieran disparadas hacia el comedor.

Tome el asiento vacante junto a la mesa y me dedique a observar que hacían los demás, dejaría que ellos deboraran todo.

"Entonces, convocaron a esta cena porque...?" pregunte mirando a cada una de los quince integrantes que se encontraban comiendo. El tío Robert masticó rápido, dio un sorbo a su copa de vino y se preparó para darme una respuesta;

"Me pareció un lindo gesto que la familia se reuniera en un día tan simple, y que mejor lugar que en la casa de la aijada." dijo dando una sonrisa exagerada y vieja.

"Si, claro, pero era necesario traer a los primos?" ellos realmente eran un fastidio.

"Acaso te molesta?" preguntó el mayor de los primos.

"Si, idiota, molestas." le hable de frente un poco brusca.

"Valla, tal vez por amargada y aguafiestas tus padres se han largado." alcance a escuchar a la pequeña niña de ocho años.

La famila completa guardo silencio incomodos por la situacion. Aquella chicuela habia abierto la boca de mas y ahora mismo solo queria lanzarle una patada.

"Scarlette, ella no sabe nada de lo que dice, ella no..."

"Lo se" lo corte e hice que todos me miraran, era incomodo y ese comentario por mas que la pequeña no tuviera idea, habia sido desgarrador. "Se que no fue su intencion pero ahora estoy cabreada y cansada, asi que preferiria que se fueran, ahora." hable lo mas suave para no hacer el momento mucho mas incomodo para ellos.

Las sillas comenzaron a crujir bajo el suelo anunciando que todos se paraban y salian de la mesa, como lo habia indicado.

Los primos salieron huyendo y me despedi de los tios lo mas rapido que pude.

"Lo lamento Scarlette, ten por seguro que Emily tendra un castigo." la tia me dijo tocando mi hombro.

"Espero que sea uno grande y feo". sonrei, haciendo sonreir a la tia tambien.

"Nos vemos." dijieron varios saliendo de la casa.

"Aja, hasta luego." respondi, haciendo un ademan de despedida. Cerre la puerta y por la ventana mire como los carros se alejaban. Suspire y regrese a recojer la mesa.

[...]

El día siguiente a la "reuinion familiar" desperte para ir al trabajo. Me di un regaderazo rapido, me vestí, cepille, tomé mi bolso, las llaves y salí azotando la puerta. Caminé por las calles de California, almenos tres minutos, y llegue al restaurant. Me puse la bata, y cuidandome de que el gerente no me viese llegar tarde, entre a la cocina. Todos ahi dentro estaban vueltos locos; el otro chef aún no llegaba y ya había bastantes pedidos, así que puse manos a la comida.

[...]

"Scarlette!, el platillo de la mesa siete, ya esta listo? Los niños estan gritando por su comida." Me informó Parker, el camarero. Se notaba muy estresado.

"Aqui tienes, dile a esos niños que dejen de ladrar." Sonrei dandole la charola llena de comida, y de inmediato volví a lo mio.
Mi trabajo como Chef era genial, aunque aveces tenia desventajas, lo amaba.
No era creída, ni presumida, pero podría llegar a conquistar a alguien con tan solo un bocadillo hecho por mi.

Seguí con mi día laboral rutinario y ya se acercaba la hora de ir a casa.
Cuándo me quedabán solamente dos ordenes por cocinar, Parker entró buscandome:

"Scar, te llama un cliente en la mesa tres, quiere decirte algo" hizó una mueca, pero no le hice mucho caso. Creí que se trataba de un halago por mis dotes culinarios, solían decirmelo seguido.
Salí sonriente hacia la mesa correspondiente, dónde sentados estaban una pareja de mediana edad, y otra muy joven. Suponía que eran familia.

"Muy buenas tardes, mi nombre es Scarlette Jones, disfrutaron de su comida?" Sonreí, esperando sonrisas de vuelta. No fue asi.

"No entiendo como teniendo un nombre tan lindo puedes cocinar tan mal." el hombre mas joven de la mesa me dijó.

"Me ha halagado e insultado al mismo tiempo señor, y dejeme decirle que su paladar no sabe distinguir lo que es bueno, con todo respeto." Sonrei, sin olvidar mis modales ni un segundo.

"No cabe duda que es una mujer muy bien educada, y le pido una disculpa, pero no retiro mi critica sobre su comida, estaba muy mala." Hizo una mueca, y en mi mente ya le había arrancado la cabeza.

"La proxima vez le sabrá mejor, tengalo por seguro." le sonreí, arrepintiendome de ser tan cortes.

"No habra proxima vez" sonrió y se levanto de la silla, dejando el dinero dentro de la cuenta. "Con permiso, buenas tardes." èl salió del restaurant.

"Disculpelo, todo estaba muy rico" sonrió una linda señora, tratando de solucionarlo.

"No se preocupe, todo esta bien" sonreí. "Es usted su madre?"

"Si, jamas lo eduque así. Disculpe de nuevo" repitio, levantandose y tomando su bolso.

"Claro, hasta luego, tenga linda tarde" los despedí. La chica y el señor que los acompañaban tambien se levantaron y fueron hacia la salida, en busca de su coche.

"Bastante imbecil ese...ugh!" susurre volviendo a la cocina, con Parker riendo detras mio.

[...]

Llegue a casa, deje mi bolso en el sofa, le servi comida y rellene el bote de agua de Carri, para después ir directo a la ducha. Debajo del agua repasaba todo lo que había pasado en el día. El comentario de aquel hombre no lo sacaría de mi mente, hasta superarme y no volver a tener otra critica.
Sali del agua, me puse los shorts y la blusa de tirantes, cepille mi cabello y me tire a la cama.
Esa era mi vida; trabajar, comer, dormir, y ser feliz, casi todo el tiempo.

Suspire, y me cubri con las sabanas, pero me volvi a parar para apagar las luces. Corrí de vuelta a la cama y me cubri hasta el pecho, dispuesta a soñar con el chico de esta tarde, donde el era la piñata, y yo el palo.

Congrats to the ChefDonde viven las historias. Descúbrelo ahora