-Bien, creo que son todas.
Mientras Yuuji terminaba de ordenar el equipaje de Choso dentro de la habitación que habían reservado, éste último se aseguraba de revisar el bolso de mano, el cual contenía sus documentos mas importantes.
-Papá quería que te hospedaras en casa, pero yo preferí que tuvieras un piso aquí en el centro, para mayor comodidad y mejor acceso a la ciudad. ¿Qué te parece?- Dijo colocando sus manos en ambos lados de su cintura.
-Ahórrate las mentiras sobre papá, es innecesario y hasta diría molesto.- Choso aún no despegaba la vista de su bolso, mientras continuaba en busca de su cepillo de dientes.- Pero te lo agradezco de todas formas. Ademas, tu estas en el piso de abajo, verdad? Podremos estar en contacto más seguido.- Cambiando la dirección de su rostro hacia Yuuji, Choso observó como éste se sorprendía por su repentino cambio de humor.
Con un visible nerviosismo por haber sido descubierto en su pequeña mentira blanca, Yuuji asintió y cerró la puerta tras de si, dejando a Choso tranquilo en su habitación.Eran muchas emociones para unas pocas horas, un Yuuji bastante confundido yacía recostado en su cama con los pies apoyados a la pared.
-Soy un idiota, debería acaso…
Un insistente golpeteo en la puerta de la habitación interrumpió sus ideas.
-Si?- no estaba de humor para ningún servicio a la habitación y menos a esa hora.
-Soy yo…
Apenas sintió esa voz del otro lado, de un solo movimiento apareció girando la cerradura para abrirle a su hermano.
Choso aún tenia la mano en el aire, acompañada de una mueca pequeña de asombro.
-Ja, no has cambiado nada, sigues siendo muy enérgico.
-Es que hace mucho no te veía, es lógico que me encuentre emocionado.
-Puedo notarlo- Choso señaló la erección que comenzaba a asomar en el pantalón del menor.
-Agh! Es que esto no solo sucede en situaciones sexuales- Yuuji intentaba inútilmente cubrir con ambas manos la parte voluptuosa entre sus piernas.- tu lo debes saber, no? Eres un adulto igual que yo.
Choso posó su mano sobre la cabeza de Yuuji por unos instantes, luego avanzó hacia dentro de la habitación, tomándose el atrevimiento de sentarse en su cama.
-Tendrás mayoría de edad, pero para mí siempre serás mi hermanito menor- esta vez el semblante de Choso se encontraba completamente relajado.
Quizás y solo por un momento, ambos quisieron volver a sentirse como en su infancia, cuando nada los había separado por tanto tiempo, cuando podían estar relajados y seguros frente a la presencia del otro.
-Y tu sigues siendo el perfecto hermano mayor, solo mírate! Esa ropa y ese estilo. Nunca dejas de superarte cuando se trata de tu imagen. Luces mucho más atractivo con ese cabello fuera de lo común- Yuuji agitaba sus manos con efusividad sobre su cabeza- pareces un modelo de revista, o eso pensé apenas te ví en el aeropuerto.
-Basta, y tu luces igual que siempre. Ropa cotidiana de esa que sirve para hacer ejercicio y a la vez ir a comprar a la tienda.
-Eres cruel, que tiene de malo mi vestimenta?
-Pues, así nunca podré verte como un adulto serio y formado.
-Y quien necesita “lucir” de cierta manera para que lo tomen en serio? Mientras cumpla con mis funciones de adulto responsable es mas que suficiente, la forma de vestir o actitudes frente a situaciones personales no nos hacen menos “útiles”, no crees eso?
Al voltear hacia su hermano, Yuuji notó como éste se encontraba disociando con la vista hacia la pared.
-Oye! -El menor intentó mover una mano frente al rostro de Choso para devolverlo a la realidad.
Quizá para Yuuji no era para tanto una charla así, pero Choso había pasado casi toda su adolescencia vistiendo acorde a lo que su padre exigía. Ahora podía vestir de la manera que le plazca, aunque tomó mucho tiempo y dolor el que él pudiera tomar la seguridad necesaria para dar ese simple paso.
-Hermano?- el rostro de Yuuji se encontraba a centímetros del de Choso, mirándolo con un semblante preocupado y unos ojos afligidos.
Para Choso, esos segundos se le marcaron como minutos. La vista que obtuvo gracias a ese flash de memorias era hermosa, los jóvenes ojos mirándolo fijo, y sus labios en una expresión de incógnito, con la boca levemente abierta.
-Estoy bien, solo recordé algo. -
-Te vas?
-Si, es que, necesito descansar. Solo tengo un par de horas antes de acompañar a papá a tu negocio en el centro de Tokio.
-Pero podemos ir juntos, es más no hace falta siquiera que papá venga. Sé que no se llevan específicamente genial, así que…
-Déjame pedirte algo, no te esfuerces en trata de mediar entre nosotros. Te conozco, y si aún sigues siendo el mismo chico que arroja brillos a todo tipo de situación, esta vez no lo hagas. La relación de papá y yo no necesita más que diálogos sobre negocios y números. Eso es mas que suficiente.
El semblante anterior de Choso, tímido y casi neutral, cambió a uno muy seguro de lo que decía y sentía.
-Entiendo, oye… y esto?- Yuuji se tomó el atrevimiento de presionar uno de los senos de Choso.
-Que ha…
-Tienes tetas!
-Cállate, veo que al final sigues siendo el mismo idiota de siempre -Choso cubrió el rostro de Yuuji con una mano en un intento de alejarlo.
-Jajaja es que, tienes músculos en los músculos hermano- el menor logró quitarse la pesada palma de la cara.
-Pues , quiero una buena salud y además poder defenderme y…
-Defender a los tuyos, lo sé.
-Bueno y tú, acaso no haces ejercicio?.
Yuuji se subió estrepitosamente el buzo color mostaza que traía y le mostró sus abdominales al mayor.
-Qué haces?! Cubre eso- exclamó Choso a la vez que volteaba la mirada, con las mejillas completamente rojas.
-Qué tiene? Al menos no te estoy mostrando una teta.
-Yo tampoco lo he hecho!
-Es lo mismo- dejando caer la tela para cubrir su estómago.
El teléfono de Yuuji sonó inesperadamente, era un mensaje de Nobara, una amiga de la universidad que por lo visto tenía dificultad para dormir esa noche.
En realidad, casi siempre terminaban hablando por las madrugadas cuando alguno de los dos era asaltado por el insomnio.
-¿Quién es?- consultó Choso sin recaer en culpa alguna por preguntar algo tan privado y de repente.
-Es Nobara- Yuuji tampoco tomó como algo malo la actitud de Choso de consultar por quien era la persona del mensaje.
-Nobara? Es una chica…
-Una amiga de la universidad. Pronto la conocerás, viene muy seguido a casa aunque no le cae bien a nuestro padre.
-A él nada le cae bien -murmuró Choso mientras se acomodaba mejor en la cama de Yuuji.
-Dice que quizás es una interesada que se acerca por el dinero… pero, es que ni siquiera nos vemos mutuamente como pareja!- exclamó con frustración el menor.- Solo somos amigos, es mas, ella hasta tiene a su crush, Maki-sempai. Es de un año más arriba que nosotros. Siempre le digo que le hable, la invite a comer o algo, pero a pesar del carácter que Kugisaki tiene, cuando se trata de esa chica se pone nerviosa y al final, antes de dar el paso mas importante termina abortando la misión.
-y tú… tienes un plush?
-Eh?..
-Lo tienes?
-A que te… Ah! Un crush?
-Si eso, contéstame.
Yuuji no soportó la risa explosiva que surgió de ese momento, en parte por la confusión de palabras que tuvo su hermano, se notaba que no se actualizaba con el vocabulario juvenil hace mucho, y por otro lado, por la cara de éste, totalmente seria, aún esperando por una respuesta.
-Es que -limpiaba una última lágrima de risa que se le escapaba - ¿Cómo puedes confundir…?
-Yuuji si no quieres decírmelo…
-Qué? Ah cierto, veamos… no, no tengo por el momento- con una sonrisa de oreja a oreja, Yuuji dirigió su mirada nuevamente hacia Choso.
Este miró hacia un lado, pensando quizás en si lo que le decía Yuuji era cierto o no.
-No te preocupes hermano, tú siempre serás mi crush- sentenció mientras le entregaba una mirada coqueta.
-Eh?!
-¿Recuerdas esos artículos que hablan sobre que las primeras figuras de apego y por ende de admiración o hasta romanticismo de un niño, suelen ser los miembros familiares?- levantó el dedo índice en forma vertical- Es algo totalmente normal, no quiere decir que uno vaya a casarse con su madre, solo es algo que sucede en muchos casos, cuando comenzamos a explorar en el mundo, a sentir curiosidad por nuestro cuerpo y el de los demás. Obvio debiera haber alguien que nos guiara en esos temas, alguien de confianza que acompañe ese crecimiento físico y psicológico natural del ser humano.
Choso continuaba oyendo el monólogo de Yuuji con total atención. Si había alguien que conocía sobre ese tipo de traumas de primera mano, era él.
-Y por supuesto, dura solo un tiempo, mayormente termina de pasar a medida que uno crece. Así que, cuando era pequeño, digamos que eras mi crush.- Continuó Yuuji aún con una sonrisa atrevida.
-Dices eso…-el rostro de Choso denotaba una incomodidad difícil de disimular.
-Así que, por el momento no tengo a alguien en vista en la universidad. Mientras, tú seguirás siendo mi crush, estas de acuerdo con eso?- el menor saltó hacia la cama para quedar al lado de un ruborizado Choso.
Este último reaccionó en modo defensivo, casi como si evitara que Yuuji lo tocase. Sabe que ese tipo de acercamientos podrían desencadenar fuertes sensaciones en su cuerpo, y un alboroto mental terrible.
-¿Qué sucede?- Yuuji continuó acercando su rostro hacia el de Choso.
-Muy cerca…-murmuró el muchacho de coletas.
-Eh?
-Estás…- de pronto una energía extraña intentaba acercar el rostro de Choso hasta los labios de Yuuji. Esos que se encontraban tan cerca, con un espacio entre ambos, perfecto para encajar otros labios en el medio.
Lo estaban seduciendo, llamándolo con ese delicado brillo en la zona más sobresaliente de los mismos.
-Choso…- soltó Yuuji en una especie de suspiro, casi rozando su nariz con la de su hermano.
-Di-dime…- su respiración se encontraba agitada y hasta le costaba hilar las palabras.
-¿Tú… tienes un crush? Allá en New York?- cuestionó Yuuji con una mirada penetrante hacia los ojos de su hermano.
-Yo… es decir. No. No lo tengo.
-¿Estás seguro?- el menor se sostenía con una mano sobre la cama, casi encimando su figura ante la de Choso.
-Sí, soy… solo tuyo...
-…¿Qué?
El rostro de Yuuji había cambiado a uno de total desconcierto.
-Disculpa! Quise decir, también eres mi plush. Eras, perdón!.
La risa explosiva por parte de Yuuji terminó de romper el ambiente extraño pero excitante.
-Es “crush”, no “plush”.- continuó riendo mientras se levantaba de la cama.
-Bien, tenemos menos de 3 horas para dormir, antes de salir hacia las oficinas.- Concluyó Yuuji dirigiéndose hacia la puerta en señal de despedida hacia Choso.
-Tienes razón, me retiro.- el más alto le siguió el paso en modo automático, aún se encontraba en estado de shock por las recientes declaraciones.
-Que descanses, hermano. Y bienvenido.
Una cálida sonrisa fue entregada al mayor, antes de que la puerta se cerrara.Choso no lograba comprender como Yuuji abordaba un tema tan serio, y a la vez cambiaba el ambiente con unos simples gestos.
Era intrigante. Notaba como por dentro Yuuji seguía siendo el mismo niño que destilaba cariño sin fijarse a quien se lo entregaba. Con un pequeño roce hacia el tatuaje de su nariz, dejó que todos los hermosos recuerdos de su infancia le llenarán la mente por, al menos, unos minutos.
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~Disfruto
Fanfiction"...Choso estuvo loco por Yuuji antes de darse cuenta, pero con el tiempo y la escuela comprendió que todo aquello que sentía no era "normal", o al menos no lo era para el resto de las personas. ¿Cómo un sentimiento tan bonito como querer a alguien...