Capítulo 6: Muéstrame el dolor

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—Eres una perra orgullosa, y con unos jodidos principios. Esta noche comenzaré a romperlos uno por uno.—Sunghoon arrastra al chico inmóvil hacia el ascensor y, agarrando su garganta, lo empuja contra la pared.

—Fui demasiado indulgente contigo y eso fue claramente un error de mi parte, dejarte pensar que tienes algo que decir—El alfa lo presiona contra la pared del ascensor.—Eres un objeto, soy tu dueño y deberías obedecerme—. Sunghoon levanta la rodilla hacia la ingle del omega y presiona con fuerza.—Te mostraré tu lugar. Estoy seguro de que te gustará.

El alfa lo deja ir abruptamente y camina hacia la pared opuesta.

Sunoo no sabe cómo sigue de pie, no tiene idea de hacia dónde lo lleva Sunghoon ni qué significan todas sus amenazas. Su miedo siempre presente solo parecía crecer, y se estaba formando un nudo en su estómago por toda la preocupación. Tira de sus entrañas de forma lenta pero segura, y Sunoo puede escucharlas desgarrarse desde adentro. Exactamente igual que el propio omega, que pronto caerá de rodillas y suplicará clemencia. No sabe qué esperar de Sunghoon, porque este es el mismo hombre que lo miró a los ojos una vez y apretó el gatillo.

Sunoo le tiene tanto miedo; sus labios tiemblan y las rodillas se le doblan mientras se obliga a apartar la mirada. Se siente atrapado dentro de este ascensor, casi como si sus paredes pudieran caer en cualquier momento y aplastarlo.

El alfa parado frente a él no es el mismo que usó la voz más tierna para llamar a su interlocutor "bebé". El hombre frente a él no es otro que Park Sunghoon, el jefe de la Segunda Casa, del que escuchó hablar a Jaebeom, el que no se detendrá ante nada para alcanzar lo que quiere. ¿Por qué Sunoo decidió que una botella lo detendría? ¿En qué estaba pensando? Aparentemente, su cerebro desesperado no pudo encontrar nada más inteligente y decidió amenazar estúpidamente al principal matón del país.

Un suave 'ding' interrumpe el tormento interno de Sunoo, mientras el ascensor se detiene en el estacionamiento. Sunghoon vuelve a agarrar al omega del codo y lo arrastra hacia su Lamborghini. El alfa está en silencio todo el camino. Sunoo se aprieta en el asiento, pensando en todo el dolor que le espera. Hace dibujos en su cabeza donde está casi desmembrado; su pánico creciente hace que se ahogue con su propio aliento. 

—¿Hará Heeseung una subasta hoy?—Sunghoon le pregunta a alguien por teléfono. Luego una breve pausa, el alfa escucha a su interlocutor.—Quiero participar.

Sunghoon no dice nada más. El auto se detiene frente a un edificio desconocido, y el alfa, después de intercambiar algunas palabras con sus guardias, saca al omega del auto y lo arrastra a la entrada trasera. Una vez allí, Sunghoon lanza a Sunoo en manos de otro alfa y, dándose la vuelta, se va. El omega, sin entender nada, permite que el hombre lo arrastre adentro.

El burdel Aura, propiedad de Lee Heeseung, es famoso no solo por las mejores y más bellas prostitutas de la ciudad. En Aura no solo puedes alquilar una prostituta, sino también participar en subastas que se realizan dos veces por semana, donde omegas, los que podrían adaptarse a todos, se venden para un uso más prolongado.

Los omegas menores de edad y vírgenes son especialmente valorados en tales subastas. Por eso, en veladas previamente fijadas, al prostíbulo acuden alfas de todo el país, cada uno esforzándose por conseguir la mejor pieza.

La idea de llevar a Sunoo a la subasta surgió espontáneamente, tan pronto como el omega anunció que el alfa le resultaba repugnante. Y después de que comenzó a amenazar con la botella, Sunghoon no pudo soportarlo. Porque no importa cuán fuerte sea el deseo del alfa, este omega aún logra enojarlo. Pone a prueba su paciencia, y Sunghoon está casi a punto de dárselo a sus muchachos y luego dispararle.

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