¿Quién eres tú?

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— Como sea, Ash, es una tontería, Robbie no puede ni con su vida y tú piensas convertirlo en proveedor.

—Fez, lo tengo todo controlado, no será por mucho tiempo, solo hasta que complete lo que nos debe —habló contando el dinero y empaquetando pastillas en pequeñas bolsas— ¿tú vienes? —el chico frente a él se negó y Ash se sorprendió.

—Tengo que cuidar la tienda.

—Para eso está Mouse, ¿no? —preguntó .

—Ya, también sabes que-

—También sé que esperas ver a la misma chica de siempre —Fezco cerró con fuerza el cajón de la máquina registradora y Ashtray rió.— ¿Qué? Eres demasiado obvio.

—Se llama Lexi. —le respondió fastidiado.

—Lexi, ¿y ya le dijiste que te fascina? —el joven se iba poniendo la mochila mientras que Fezco viraba los ojos.

—No... —habló por lo bajo, pero su hermano lo escuchó— me refiero a que no, no es así.

—Sí, seguro —y Fezco notó el sarcasmo en la voz de su hermano. A Ash no le molestaba la idea de que su hermano estuviese enamorado, sin embargo, todo tipo de relación que tuviese su hermano, lo alertaba a ser más cuidadoso. Ashtray dejó la conversación ahí y llamó a Bunny para irse ya. 

Más tarde, ya estaban frente al apartamento de Robbie, Ash suspiró pesadamente para luego llamar a la puerta repetidas veces con fuertes golpes, pronto un somnoliento Robbie les abrió mientras se tallaba los ojos.

—Aaaaaay, amigo, interrumpiste la mejor siesta de mi vida... —hablo el flacucho sin abrir los ojos aún y sin notar quiénes habían llegado a visitarlo.

—Son las 3 de la tarde, idiota. —Ash pasó sin permiso y de un empujón contra la pared, se abrió paso al apartamento, haciendo despabilar a Robbie, quién ahora ya se encontraba muy activo y también asustado. Cerró la puerta tras ellos y tragó saliva.

—A-ash, hermano, n-no te esperab-

Ashtray volvió a empujarlo, y ahora tenía a Robbie sentado en el sillón junto a Bunny.

—Cierra la boca, sabes para qué venimos y no quiero perder mi tiempo así que presta atención por que no pienso repetir ni un solo detalle, ¿me entiendes? —Robbie asintió repetidas veces, sintiéndose terriblemente amenazado por la mirada de Ash hacia él. 

El chico se quitó la mochila y vació todo lo que contenía en ella en la mesa central de la desordenada sala. Docenas y docenas de paquetes de distintas drogas junto a un montón de fajos de billetes cayeron.

—Esta es tu mercancía, los billetes son por sea caso, —volvió a fulminar con la mirada a Robbie, cuando este sonrió al ver los billetes

—Y con por sea caso, se refiere a dar el cambio —habló Bunny, quién todo este tiempo había estado callado y con una sonrisa burlona, pasó su brazo tatuado tras el cuello de Robbie, palmeándole algo fuerte el antebrazo. 

—Exacto, ni te atrevas a gastar un solo centavo en ti.

—P-pero, el precio...

—Como si no te los supieras —rió por lo bajo y Bunny igual— los precios varían de acuerdo a los gramos, pero de igual forma aquí tienes una lista con el costo de cada pastilla —Robbie iba asintiendo casi obligadamente a cada cosa que decía Ashtray.

—Ah, me olvidaba de un pequeño detalle —se reincorporó y sacó un arma del bolsillo más pequeño de la mochila y se la aventó a Robbie, quién se alteró como si le hubiesen lanzado cucarachas— por si se ponen agresivos —le guiñó un ojo.

—Y el 15% de lo que ganes es para pagar la deuda, el resto, es también lo que nos toca —habló Bunny levantándose del sofá, dejando a un pasmado Robbie.

—¡¿QUÉ?! ¡c-con eso tardaré semanas!

—Bueno, ese es el precio que corres cuando me mient-

Y antes que pudiese terminar la frase, alguien comenzó a golpear la puerta.

Ash y Bunny miraron a Robbie de inmediato.

—¿Esperabas a alguien, idiota?

—N-no, yo n-no —Ash lo miró como si lo quisiese asesinar, pues todo lo que estaba sobre la mesa era la definición de ilegal.

Robbie se aproximó a abrir la puerta mientras que Bunny y Ashtray se escondían en la cocina.

—Vecinaaaaa, q-qué sorpresa —Robbie intentó torpemente cubrir el muladar que era su sala tras él.

—Hola, Robbie, perdona, ¿estabas durmiendo? —preguntó la chica sin borrar su media sonrisa al ver bien el rostro de su vecino.

—Ah, no, no, no, d-digo sí, bueno, ya no.

La chica sonrió y se encogió de hombros— Te vine a traer un brownie. —extendió hacia él una bandeja que emanaba un aroma delicioso a chocolate.

—Es que, no sé, hice demasiada mezcla y me sobró, así que decidí mejor compartirla, ¿te gustan los brownies? Tiene un poco de almendras, no eres alérgico, ¿o sí?

Robbie asintió con una sonrisa mirándola encantado por el gesto, pero rápidamente negó por la última pregunta.— No, no, no, no lo soy. Qué linda, mu-muchas gracias, amo los brownies. —respondió recibiendo la fuente en sus manos.

Ashtray viró los ojos escuchando la conversación, con curiosidad, se asomó cuidadosamente a ver de quién se trataba. 

El escuálido cuerpo de Robbie le dejaba ver a la que parecía ser su vecina, Ash parpadeó un par de veces para observar mejor su rostro y caer en cuenta en que era muy linda.

Se olvidó por un momento que tenía que esconderse, por lo que asomó más su cabeza.

—¿Vives con alguien? —preguntó la chica ladeando la cabeza, Ash volvió a la realidad y se escondió nuevamente— Me pareció ver a alguien, creo...

—¿Ah? N-no, vivo solo, debió ser un fantasma o algo —contestó nervioso.

—No digas eso, por eso me aterra vivir sola —mencionó la chica frunciendo los labios— Bueno, si me disculpas, tengo que acomodar y limpiar todo el apartamento, disfruta el brownie.

Se acercó a dejarle un beso en la mejilla y a pasos rápidos Sofía se fue. Robbie embobado aún, se quedó tieso viendo la puerta que acababa de cerrar su vecina.

—Es tan...

Ash carraspeó la garganta fingiendo que no pasó nada.— Eso estuvo cerca, bueno, larguémonos. —habló pasando por el lado de Robbie.

—Chaito —Bunny lo siguió, no sin antes robar un buen trozo del brownie de Robbie, quien continuaba observando con una sonrisa por donde acababa de irse Sofía.

Entonces ambos salieron del edificio y se subieron a su respectivo auto.— Conduce tú, Bunny. —Ordenó el más joven y el otro obedeció.

En el trayecto, no se le quitaba la imagen de aquella chica de la mente, es decir, había visto a muchas chicas lindas en sus 20 años, pero nunca había tenido esa singular emoción al hacerlo. También pensaba en qué clase de relación tenía el inútil de Robbie y ella.

¿Quién eres tú?, pensó cuando su acompañante arrancó, y fue lo único que hizo en lo que quedaba de camino.



amour fou ; ashtrayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora