Falso héroe

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Sofía salía de la escuela después de una larga jornada de clases. El sol ya se estaba poniendo y el viento fresco le recordaba lo mucho que extrañaba los inviernos en su país. Guardó los libros que llevaba bajo el brazo en su bolso y ajustó la bufanda alrededor de su cuello. Caminaba tranquila por la acera, inmersa en sus pensamientos, repasando la clase del día y lo que le esperaba al llegar a su pequeño apartamento. A pesar de todo, Atlanta comenzaba a sentirse como un lugar que podía llamar hogar.

Lo que no sabía era que, a tan solo unas cuadras, un plan bien orquestado se estaba poniendo en marcha.

—¿Estás seguro de esto? —preguntó Bunny, nervioso, ajustándose la capucha mientras miraba a Ashtray, quien estaba sentado en el asiento del conductor de su auto, apagado en una esquina poco iluminada.

Ashtray no apartó la mirada de la calle, con las manos firmes sobre el volante.

—Solo hazlo como lo planeamos, Bunny. Nada va a salir mal. —La voz de Ashtray era firme, sin titubeos. Pero dentro de su cabeza, las dudas lo consumían. Era una locura, claro, pero no podía dejar de pensar en ella.

Necesitaba un pretexto para acercarse a ella pronto, y esta era la manera perfecta. La única forma en la que podría ser visto como el tipo bueno, el salvador. Tal vez incluso ganarse su confianza. No había otra opción.

—Está bien, pero no quiero que luego Fezco me ande jodiendo por esto —Bunny salió del auto sin más palabras, moviéndose hacia la calle por donde Sofía debería pasar en cualquier momento.

Mientras tanto, Sofía seguía caminando sin darse cuenta de la sombra que la acechaba. Sus pensamientos la mantenían distraída, hasta que escuchó un sonido detrás de ella: pasos rápidos y pesados que no había notado hasta ese momento. Su corazón se aceleró, y cuando se dio la vuelta para ver quién se acercaba, un hombre encapuchado apareció de la nada, bloqueándole el camino.

—Ey, linda, ¿por qué tanta prisa? —la voz de Bunny salió más ruda de lo que esperaba, claramente nervioso, era un tipo grandulón, pero incluso temía que la chica se asustara. Le faltaba naturalidad, pero Sofía no lo notó en ese momento. Su corazón latía con fuerza, y el miedo se instaló rápidamente en su pecho.

—¿Qué... qué quieres? —preguntó con un nudo en la garganta, dando un paso hacia atrás.

—Solo tu bolso. Y no hagas nada estúpido, ¿vale? —Bunny se acercó más, alzando una mano hacia ella.

El pánico la invadió. Su instinto fue aferrarse a su bolso, como si fuera un escudo. "No puede estar pasando esto, no puede ser real", pensaba. Estaba paralizada, su respiración acelerada, su mente buscando una salida que no encontraba.

Justo en ese momento, un auto se detuvo bruscamente a su lado y de él salió un Ashtray fingiendo que solo pasaba y vio la escena. De inmediato, Ashtray se lanzó hacia Bunny, empujándolo con fuerza contra una pared cercana.

—¡Lárgate! —le gritó Ashtray, su voz fría y segura. Bunny fingió un forcejeo breve antes de que, con una actuación que incluso él consideró decente, saliera corriendo a toda velocidad, alejándose de la escena y maldiciéndose a sí mismo por tomar el rumbo contrario al auto por los nervios

Sofía se quedó quieta, atónita por lo que acababa de pasar. Apenas podía procesar lo que había ocurrido. Ashtray se volteó hacia ella, su rostro tranquilo, como si lo que acabara de hacer no fuera gran cosa.

—¿E-estás bien? —preguntó, su voz algo temblorosa y se maldijo mentalmente por sentir nervios como un idiota, con su mirada fija en ella. Esa misma mirada que desde hace días no podía apartar de su mente.

Ashtray la vio a los ojos y... Dios...

Tenía los ojos marrones más hermosos que había visto en su vida, Ashtray observó su rostro por primera vez, de cerca frente a frente, y sintió que iba a fallecer. No podía dejar de verlos y entonces, su vista descendió y se dio el tiempo de pasarse por su rostro, los lunares en sus mejillas y otro que tenía debajo del ojo, todo en ella se le hacía tan... perfecto y armonioso.

—Yo... sí, creo que sí —respondió Sofía, todavía temblando. Su pequeña y delicada mano se tocaba el pecho, sintiendo su corazón acelerado, pero sus ojos lo escudriñaban, intentando entender qué acababa de suceder.

—No deberías caminar sola a estas horas por aquí. No es seguro —le advirtió Ashtray, con una mezcla de preocupación fingida y auténtica.

Sofía lo miró detenidamente. Algo en él le resultaba familiar, pero no lograba ubicar de dónde. Su presencia la tranquilizó, aunque no podía entender por qué. Apenas lo conocía, pero en ese momento sintió un alivio de que estuviera allí.

—Gracias... de verdad. No sé qué hubiera pasado si no llegabas. —Le sonrió, algo tímida, mientras intentaba recomponerse del susto.

Ashtray se encogió de hombros, fingiendo indiferencia, aunque por dentro su corazón latía con fuerza. Todo había salido según el plan. Y ahora, ella, le estaba sonriendo... a él, a nadie más que a él. Ash intentó no derretirse ante la primera sonrisa que le regalaba, intentó no perderse en sus hoyuelos o su manita un temblorosa.

—No fue nada. Solo... asegúrate de cuidarte —dijo antes de girarse para irse, aunque era lo que menos deseaba en el mundo ahora mismo, pero Sofía lo detuvo.

—Espera, al menos... déjame invitarte un café o algo... —ofreció, con un tono de voz tan dulce y suave que hizo que Ashtray se detuviera en seco.

"No puedo involucrarme más", pensó. La tentación de seguir adelante, de conocer más sobre ella, era fuerte. Intentó ordenar su cabeza, pero entonces, se negó.

—Lo... siento, debo irme. —Su voz era forzada, como si tuviera dos personas luchando en su mente, una por aceptar el puto café y hablar con ella, verla, tenerla cerca y la otra por tomar distancia, irse y solo seguir con su vida.

Sofía a penas y tuvo tiempo de contestarle cuando Ashtray ya caminaba lejos y directo al auto de nuevo, con un Bunny escondido en los asientos traseros.

Ash comenzó a conducir a casa. Mierda, él estaba seguro que después de verla en persona por fin, o hablar con ella, quizá y solo quizá, su especie de obsesión o capricho con ella se calmaría, al menos un poco, pero ahora él quería más.

 En el momento en que vio su carita de cerca, escuchó su dulce voz y esos ojos brillantes se centraron en él fue como si todo su mundo hubiera cobrado sentido.

Y ahora, la idea de dejarla ir, de volver a su antigua vida sin ella, era impensable. 


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PERDÓOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOONNNNNNN
ME OLVIDÉ LA CONTRA DE ESTA CUENTA LOSIENTOMUCHOAJDHAKDHAWI



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⏰ Última actualización: Oct 14 ⏰

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