Esperando Por Ti

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El día había sido bastante agotador, como director del FBI tuvo que liderar una operación y esta vez siendo partícipe ya que se necesitaba de los máximos agentes posibles para su realización. Solicitó el apoyo de la LSPD y la LSSD quienes le dejaron a su cargo un par de agentes, necesitaba un poco de ayuda externa ya que algunos de sus agentes estaban ocupados en otra misión que les había encargado, la de vigilar en la isla al mafioso italiano que trajo desde su operación exitosa a Marbella.

Exitosa... ¿Por qué si había cumplido correctamente su misión sentía que en parte había fracasado?  

Llegó completamente agotado tanto física como mentalmente por el trabajo, con las pocas fuerzas que tenía tiró de su máscara hacia arriba y la lanzó a cualquier parte de la casa, ya al día siguiente renegaría en encontrarla ahora simplemente nada le importaba. Desganado se dejó caer en el amplio sillón y levantó sus piernas de tal manera para quedar recostado sobre el blanco mueble, su vista se clavó en el techo que en realidad era el piso de la segunda planta, pero realmente sus bicolores estaban perdidos, todos sus sentidos parecían haberse desconectado y su mente era lo único que estaba trabajando.

Siempre era lo mismo al llegar la noche, era como si el momento nocturno trajera consigo los sentimientos de melancolía, tristeza y dolor.

Su cabeza no paraba de rememorarle el estado desaparecido de su compañero, su memoria le martirizaba con los recuerdos junto a su amigo de toda la vida, su cerebro parecía enfrascado en hacerle sufrir con toda la situación respecto a aquella persona que desde pequeño siempre fue de vital importancia en su vida.

-Gustabo... ¿Dónde estás?- Murmuró bajito y con la voz temblorosa.

Después de lanzar aquella pregunta al aire, el de cresta blanca cerró sus párpados y flexionó uno de sus brazos pasándolo por encima de sus ojos para cubrirlos.

Toda aquella situación con la desaparición de Gustabo le hacía sentir como si estuviera en un mal sueño, una pesadilla de la cual no podía despertar. 

No lo entendía.

No entendía que había ocurrido. Si aquella era una misión que podían cumplir sin problemas, pero ¿Por qué él regresó y su rubio compañero no? No sabía que fue lo que estuvo mal, si Gustabo era conocedor de que podría pedir su ayuda si estaba en apuros, él inmediatamente acudiría por el bienestar de su amigo. Pero hasta el día de hoy el rubio de ojos azules seguía sin comunicarse con él, ninguna llamada, ningún mensaje, ningún aviso... Nada.

La mano que estaba apoyada en su estómago la movió hasta el bolsillo de su pantalón de donde sacó su teléfono, levantó levemente el brazo que cubría sus ojos y revisó la pantalla en búsqueda de alguna notificación de mensaje, de alerta o de lo que fuera pero que estuviera relacionado con su compañero de orbes zafiros, pero no había nada. 

Comenzó a escucharse ruido de varios autos pasar por la calle y una música resonar cerca, al parecer alguno de los vecinos organizó una fiesta pero le daba completamente igual, en ese momento estaba sumido en la soledad de su hogar y con su vista clavada en la pantalla del celular. No supo cómo pero de un momento a otro estaba en la galería de fotos de su móvil, su dedo se deslizaba por la pantalla hasta que se detuvo al encontrar lo que inconscientemente buscaba, picó a una de las fotos para verla en pantalla completa y la observó detenidamente. En ella se veía a su mejor amigo, detalló sus facciones, su dorado cabello... Lo extrañaba, quería verlo, quería tenerlo en frente para darle un puñetazo por desaparecer de tal forma sin decirle nada y luego abrazarlo con todo el cariño que le tenía.    

Continuó pasando las fotos, solo deteniéndose en todas aquellas donde el rubio de ojos azules era protagonista, notando que en todas las que estaba solo el de orbes zafiros García apenas sonreía, parecía más una mueca para aparentar felicidad. Mientras que en las que ambos eran protagonistas los dos sonreían ampliamente, alguna que otra abrazándose con un brazo, pero siempre con una enorme sonrisa que llegaba hasta iluminar los bicolores y azules con alegría.

-¿Pero qué...?- 

Con dos de sus dedos hizo zoom a la siguiente foto y pudo descubrir al rubio de perfil distraído. Aquella foto la tomó sin que García se diera cuenta de las veces que iba a visitarlo a la caravana, entonces vio la que se percibía como la verdadera faceta de Gustabo, su rostro denotaba cansancio, sus facciones manifestaban un sufrimiento profundo y sus orbes azules apagados expresaban tristeza ¿Por qué nunca se percató de ello? 

Apretó el agarre en el móvil y lo lanzó sin cuidado, de nuevo ocultó sus ojos con su brazo pero esta vez su cuerpo empezó a manifestar un pequeño temblequeo, mordió su labio intentando contenerse, pero las lágrimas exigieron su lugar para salir.

-¿Por qué no me lo dijiste, Gustabo?- Susurró con voz quebradiza, escapándose de sus labios algunos sollozos.

Estaba realmente confundido.

Siempre que se reunía con el rubio o iba a visitarlo a la caravana este se mostraba con una sonrisa y animado al recibirlo, incluso cuando le preguntaba si todo estaba bien o como se encontraba el de orbes azules respondía afirmativamente y cambiaba de tema inmediatamente. Nunca le vio mal anímicamente, nunca se dio cuenta que su amigo no estaba bien y el de hebras doradas tampoco expresaba su tristeza y dolor.

Aparentemente su amigo era un muy buen mentiroso hasta capaz de engañarlo a él, que era el único que mejor lo conocía. Entonces era cierto aquello de que nunca se termina de conocer a una persona al cien por ciento.

Ahora sabía que estuvo viviendo todo este tiempo engañado con el falso escenario de felicidad que le pintaba su compañero, porque todo este tiempo en el que él creía que su amigo estaba bien y contento no era así, no podía estar más lejos de la realidad. 

-Perdón Gustabo...- Pronunció con su voz totalmente rota, le fue imposible seguir reteniendo el llanto, las gotas saladas se deslizaban por su rostro cual cascadas mientras que todo su cuerpo temblaba. -Perdón... Perdón... Quiero verte- 

Estaba dolido, no solo recién se daba cuenta de como estuvo viendo su amigo sino que ahora temía aún más por la desaparición del rubio, tenía miedo de lo que le pudo haber ocurrido o peor aún, de lo que pudo haber echo el de orbes azules.

Lloró desconsoladamente por su compañero de vida en la silenciosa soledad de su casa.

Quizás fueron minutos u horas, no lo sabía con exactitud, pero después de unos momentos logró tranquilizarse un poco. Con su mano limpió el rastro de lágrimas en su rostro y se reincorporó quedándose sentado sobre el sillón. 

-Sé que volverás, estaré esperando por ti- Habló esta vez con un tono un poco más decidido.

Movió sus ojos por toda la habitación hasta dar con su teléfono en el piso, frunció su ceño y devolvió su mirada a sus manos descansando en sus rodillas, posteriormente las apretó con fuerza en un puño demostrando su determinación.  

-Voy a encontrarte Gustabo- Declaró para sí mismo en una promesa.

Haría lo que hiciera falta con tal de encontrar a su mejor amigo, daría la orden de que buscaran por cielo y mar, incluso sería capaz de dejar atrás toda su vida, también renunciaría como director del FBI si eso implicaba el poder encontrarlo.

Buscaría la forma de salir de aquel mal sueño en donde Gustabo no estaba con él. Estaba dispuesto a cualquier cosa para volver a tener a Gustabo a su lado y vivir millones de aventuras juntos, sin barreras ni mentiras de por medio, juntos los dos como siempre fue y debió haber sido.


~Sigo aquí esperando por ti
Yo quiero ir a algún lugar en donde pueda despertar
Yo quiero verte sonreír y que no tengas que mentir
No ves que estoy, estoy aquí dejando toda mi verdad
No queda nadie en la ciudad pero por vos me quedo acá~






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Buenas!

Aquí otra pequeña historia que iba a ser un one-shot pero decidí mejor separarla en dos partes, la segunda todavía no la terminé así que a lo mejor la subo mañana 😅

Por cierto, la última parte que esta en negrita es de una canción de Airbag llamada "Cae el sol"

Espero que les haya gustado y muchas gracias por leer! 😆💕

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