Insomnio (Lucifer x MC)

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Todo reconocible de Obey Me! es propiedad de sus creadores y la franquicia de Shall we Date? NTT - Dating Sims de NTT Solmare Corporation.

Nota: Lo de siempre...

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Insomnio

No podía dormir... así que salió de su habitación y caminó por los pasillos sin un rumbo en mente. No estaba todavía familiarizada con el lugar, pero sus piernas parecían tener vida propia y terminó otra vez ahí: en las escaleras que llevaban al ático. Un escalofrío la recorrió de arriba abajo. Algo la seguía atrayendo ahí, invitándola a subir. Sin embargo, antes de avanzar más, la voz a sus espaldas le hizo temblar más y quedarse congelada.

—¿Qué ocurre? ¿A dónde ibas, MC? —preguntó Lucifer, acercándose con pasos largos, interponiéndose en cuestión de segundos entre ella y las escaleras, impidiéndole el paso—. Esta es la segunda vez que te encuentro merodeado por aquí, ¿tanta curiosidad te causa este lugar? Creí haberte dicho la última vez que el ático está fuera de los límites permitidos, no es un lugar apto para humanos —dijo molesto, mirándola de forma amenazante.

La humana retrocedió y se llevó las manos al pecho, cubriendo un poco el escote de su camisón. Como había salido sin pensar demasiado, estaba en pijama, descalza y despeinada. Ni siquiera ella misma podía explicar esa supuesta curiosidad. La verdad no pensaba demasiado en ello, hasta que se sentía atraída ahí.

—Lo siento —murmuró, agachando la mirada.

Lucifer se cruzó de brazos. Se notaba su molestia y desaprobación. Apenas esa mañana la había apremiado frente a Diavolo por hacer su pacto con Mammon, pero ahora quería gritarle que dejara de meter las narices donde no debía.

—A menos que quieras morir, deja de intentar subir —advirtió, esperando que aquella amenaza fuera suficiente—. Quizá... si no puede dormir, ¿quisieras un poco de té? —propuso, esbozando una pequeña y maliciosa sonrisa, para enseguida inclinarse y susurrarle al oído: —Puedo ayudarte a dormir, ¿sabes?

—¿Eh? —la humana respingó, poniéndose roja por la cercanía y retrocediendo por mero instinto de supervivencia.

—Puedo prepararte un té, uno muy efectivo, tanto que dormirás tan profundamente que tal vez no vuelvas a despertar —ofreció y en su voz se notaba el tono burlón.

MC se quedó mirándolo con una mezcla de emociones. Pese a que aquella era una obvia amenaza que atentaba contra su integridad, no sabía si su corazón latía de aquella manera por miedo o si había algo más. Desde que lo había visto por primera vez se había quedado prendada de él. No sabía cómo explicarlo, pues no era sólo su apariencia. La mayoría de los demonios que adquirían forma humanoide eran extremadamente atractivos, pero Lucifer tenía un aire de peligro, de ser letal, y eso le atraía como Icaro al sol.

—Tú no serías... —intentó argumentar.

—Oh, claro que le haría —le cortó enseguida, adoptando un semblante más serio—. Espero que te quede claro, MC, que te estoy advirtiendo por cortesía. Pero si sigues desobedeciendo, afrontarás las consecuencias —sentenció—. Ve a tu habitación, ahora.

El tono que el demonio había utilizado le hizo estremecerse. Su corazón seguía latiendo con fuerza. La parte racional de su cabeza le decía que debía irse de ahí corriendo, pero su cuerpo no respondió de esa manera. No solo se quedó ahí frente a él, si no que se atrevió decir una frase que bien podía ser considerado un deseo suicida:

—¿Puedes acompañarme? —pidió en un murmuro.

Lucifer arqueó una ceja ante la petición. ¿Era broma? ¿Qué tan irreverente podía llegar a ser aquella mocosa humana? La observó tragar saliva con dificultad y sostenerle la mirada. Sus ojos de color rojo brillaron en la oscuridad del lugar, como un recordatoria de que eran seres de mundos diferentes y que debían de recordar el lugar que les correspondían. Él era un demonio, un depredador natural. Ella era una simple humana, incapaz de realizar magia por muy astuta que se creyera.

—¿Es eso lo que buscas, MC? ¿Mis atenciones? —preguntó tras unos segundos, restando importancia a la situación al notar que la humana no estaba dispuesta a ceder por su cuenta y marcharse sola—. Hay mejores formas de llamar mi atención, ponerme de los nervios y hacerme enojar no es la mejor estrategia que puedes emplear... —añadió, sin esperar respuesta a la pregunta y al mismo tiempo que se acercaba a ella para cargarla cual saco de papas.

—¡Hey! No me refería esto —gritó MC avergonzada, intentando cubrir su retaguardia, la cual había quedado obscenamente expuesta en aquella posición. Lucifer la cargaba fácilmente, con esa fuerza obviamente sobre humana. Se la había echado al hombro y la sostenía firmemente de los muslos con una mano.

—Quieta —ordenó y sin previo aviso le dio una sonora nalgada con su otra mano, tomando a MC por sorpresa y dejándola tan conmocionada por la acción que consiguió lo que buscaba. MC dejó de oponer resistencia y se dejó llevar en silencio hasta la habitación.

Lucifer entró sin bajarla y cerró la puerta tras de sí, caminando a oscuras, hasta tirarla en la cama sin demasiada delicadeza.

—¡Hum! ... —la chica se quejó y le miró mal cuando fue cobijada hasta el cuello, para después sentir como el demonio se ponía sobre ella, aplastándola ligeramente.

—Se una buena niña y quédate aquí, o la próxima vez no volverás sana y salva, ¿entiendes? —dijo Lucifer, amenazante, volviendo hacer que sus ojos brillaran. Mc no tardó en entender que aquel brillo era una manifestación de su poder. La magia que emitía el demonio no tenía intención de hechizarla, pero sí de producirle un miedo primitivo al saberse en peligro mortal. MC quería racionalizar que Lucifer no la dañaría de verdad, que no debía de tenerle miedo por mucho que se tratara de un demonio tan poderoso, pero la sensación era latente.

—Sí, entiendo —contestó finalmente, cerrando los ojos y notando que al romper el contacto visual la desagradable sensación se desvanecía. Entonces, movió ligeramente la cabeza de lado a lado, alcanzando a rozar la puta de su nariz con la de Lucifer y escuchó una risita.

—Eres una humana bastante extraña —comentó el demonio, rompiendo el contacto casi enseguida, y levantándose para salir de la cama, reusándose a seguir con aquel juego tan obvio.

MC ya no dijo nada y se acurrucó, ligeramente temerosa de que Lucifer volviera a mirarla de aquella forma siniestra. Escuchó como el demonio se iba sin más. La puerta se abrió y se cerró, luego los pasos se fueron alejando por el pasillo hasta que todo quedó en sepulcral silencio. No lo entendía y quizá no lo tenía por qué entender. Siempre había sentido una afición por el lado oscuro, por la maldad ficticia que se vendía tan atractivamente en los libros o películas, pero nunca se había planteado cómo sería en la vida real. Incluso en sus fascinaciones más retorcidas al idealizar y sentirse atraída por psicópatas de la ficción como Patric, nunca se había puesto a reflexionar verdaderamente el peligro que representaba acercarse a un hombre así de peligroso. Sin embargo, lo que realmente le preocupaba y asustaba era darse cuenta de que no le temía, sino que todo lo contrario, que quería estar a su lado y amarlo así como era.

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⏰ Última actualización: Feb 07, 2022 ⏰

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