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13 de Noviembre de 1810.
Estamos en temporada de invierno, los árboles se llenan de polvos blancos. Asi le decimos padre y yo a la nieve, a pesar de que es un hombre con muchas responsabilidades siempre esta al pendiente de nosotros.
Mi hermana y yo ingresamos en sociedad, es difícil en esta época poder encontrar el amor verdadero como lo tienen padre y madre pero su amor no fue sencillo.
—Padre, necesito ir a Versalles con la modista.
—Cécilia claro que puedes ir, pero en compañía de tu hermano Chandler.
Mi hermano hizo un pequeño bufido de molestia.
—Padre tendré unos asuntos más tarde. —musito mi hermano.
—Acompaña a tu hermana Chandler, no esta en discusión.
Mi hermano pidió el carruaje para esta misma tarde.
Cuando llegamos al centro buscamos a nuestra modista de familia, Mary Barbier. Una excelente costurera y confidente.
—Hola mi querida Cécilia, me da mucho gusto verte el dia de hoy. —me dio una cálida bienvenida—. ¿En que puedo ayudarte el dia de hoy?
—Necesito un vestido Mary, con las mejores telas que cuentes.
—Claro que si Cécilia.
Nuestra vista se dirigió a Chandler.
—Hermano puedes esperar afuera por favor.
—Como ordene Madame. —hizo una reverencia. Siempre utiliza mi hermano ese titulo en mi en forma de burla.
—Y... —Quede dudosa ante la frase de Mary—. ¿Quien es el caballero que entro en tu hogar?
—¡Mary! —suelto apenada.
—Todo mundo lo sabe Cécilia, se podria decir que esta en primer plano del periódico.
—Sir Enzo Edwards.
—Por dios Cécilia, te das cuenta de quién llego a tu hogar.
—Lo sé Mary, y es un hombre de ensueño.
—Y tiene una gran fortuna Cécilia.
—Sé que es importante para mi futuro Mary, pero el caballero es más que solo su fortuna. Su sonrisa es...
—¿Mi sonrisa es...? —quedé atonita junto con Mary.
Sir Enzo Edwards.
Presente
—¡Caro! —gritó mi hermana Liz ante mi—. ¿Qué estas leyendo?
—Por favor Liz deja de molestarme.
—Es un diario, un poco viejo para tu estilo Carolina. —comentó Liz en un tono burlista.
—Me lo encontré en la casa.
Tenemos que ir al centro de Francia por unos asuntos de mamá.
—Hijas por favor necesito que me esperen en esta sala, no se muevan.
Liz y yo asentimos con la cabeza.
—Excelente, las quiero. —mamá se alejo entre la gente, por fin obtuvo un trabajo estable. Es por eso que nos mudamos.
—Liz iré por un vaso de agua, no te muevas.
—Claro que no Caro, me quedaré aqui.
Me levante y acudí a un dispensador. No puse atención ya que me encontraba buscando la página en donde me habia quedado cuando sentí chocar con una persona.
—Señorita, ¿se encuentra bien? —Si bien, me encontraba en el piso—. Deje la ayudo.
Me levante con el apoyo de esta persona y ¡oh por dios!
—Disculpa mi torpeza, no la vi. —sonrió, que hermosa sonrisa.
—No te preocupes, no vi para donde iba.
—Bueno señorita, disculpe. —vi de reojo su gafet, Edmund E.
Esto no puede ser, E.E. como Enzo Edwards.
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Madame Cécilia
Romance¿Qué dama no quisiera encontrar al amor de su vida en el siglo XVIII?, cuando el matrimonio de conveniencia es lo más usual. Ella no lo quería encontrar, ni siquiera buscaba alguien especial en su vida. Cécilia nunca se imagino que en una mañana com...