01| 𝑅𝑒𝑒𝑐𝑢𝑒𝑛𝑡𝑟𝑜 𝑜𝑑𝑖𝑜𝑠𝑜

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Justo en ese entonces odié a Lisa con todas mis fuerzas. ¿Quién me mandaba a mí a hacerle caso? Exacto, nadie. Pero era una experta en convencer a las personas para hacer cosas que no querían.

Y, para añadirle más mierda a todo, no me contó que su hermano mayor —el cuál odiaba— había regresado del campeonato que estaba haciendo de boxeo. O algo así, no me interesaba la verdad.

—¿Cuándo regresaste? —le pregunté.

—Esta mañana.

Lo miré con una ceja enmarcada.

—¿Y qué haces en una fiesta en vez de estar descansando, Aiden?

Se encogió de hombros.

—Bueno, hicieron una fiesta especialmente para mí. No la podía rechazar, ¿o sí?

Pero, ¿por qué demonios Lisa no me lo comentó? Ugh, esa me iba a escuchar mañana.

—No lo sabías, ¿verdad?

Sonreí falsamente.

—¿Qué comes, qué adivinas?

—No has cambiado nada, sigues siendo la misma pesada de siempre.

Lo miré entrecerrando los ojos.

—Y tu el mismo capullo.

Sonrió con superioridad.

—El mismo capullo que te dejará aquí tirada.

Abrí mi boca y negué lentamente.

—No, no te atreverías.

Soltó una carcajada maligna.

—Sí, si lo haría.

Comenzó a alejarse andando de espaldas paso a paso.

—Aiden —le advertí.

—Leah.

—¡Aiden! —esta vez grité al ver como se perdía en la oscuridad.

—Suerte. —se oyó a lo lejos.

Me jalé del cabello desesperada e intenté levantarme, pero el dolor era insoportable.

—¡Agh, eres un capullo Aiden! —me desgarré la garganta con el grito.

Al ver que desapareció, llamé a su hermana.

Me contestó al primer timbre. Le comenté lo que me sucedió, omitiendo la aparición de su querido hermano, y me dijo que le enviase la ubicación, que ya venía.

___

—Es que no aprendes, Leah.

Rodé los ojos y me eché hacia atrás en la silla del hospital donde estaba sentada. Ya se nos había pasado el efecto del alcohol, y, ya que tenía el pie muy morado e inflamado, decidimos venir a urgencias.

—¿Te recuerdo quién estaba fornicando como conejo, Lisa?

Entrecerró sus ojos hacia mí, medio enfadada.

—No, no hace falta. Pero quizás yo sí que te tenga que recordar que te dije que no te movieses de dónde estabas, ¿o no es así?

Sí, era así, pero estando ebria no era consciente de lo que hacía. Suspiré.

—Bueno, las dos tenemos la misma culpa. Tu por darme bebida y yo por aceptarla. Así que, ahora nos hacemos cargos de las consecuencias.

Asintió, dándome la razón.

—Leah Smith Johnson, sala dos —oímos el llamado por los altavoces.

Me agarré del brazo de Lisa y comencé a cojear hasta llegar a la sala, que, gracias a Dios, no estaba muy lejos.

Al llegar nos sentamos en las sillas que habían en frente del escritorio del doctor.

—¿Usted es la señorita Smith, no?  —preguntó.

Asentí y empezó a escribir algo en el ordenador.

—Bueno, cuénteme. ¿Qué fue lo que ocurrió?

Lisa y yo nos miramos, dudosas de contarle la verdad. Al final, yo tomé la iniciativa.

—Me torcí el tobillo izquierdo mientras andaba.

Frunció su ceño y siguió escribiendo a velocidad rayo.

—¿Y qué hacías andando a las cuatro de la mañana?

Me encogí de hombros.

—Salía de una fiesta, y...

Suspiró pesadamente.

—Estabas ebria, ¿no?

—Sí.

Anotó algo más y revisó mi tobillo.

—Tienes un esguince de primer grado. En principio no se debería de escayolar, solo te pondremos una venda y vas a tener que utilizar unas muletas. La semana que viene vendrás a enfermería con este papel —me tendió un papel con algo anotado— y allí te la sacarán. ¿Te quedó claro?

—Claro.

Siguió apuntando cosas y cuando terminó me dijo que saliese a la sala de espera mientras que terminaban con el paciente que se encontraba dentro.

—Ahora explícame qué hacía mi hermano contigo.

La miré y comencé a jugar con las esquinas del papel.

—Me lo encontré —fruncí el ceño al caer en cuenta de algo—. Ehh, espera un momento, ¿quién te dijo que estuve con Aiden?

—Mi hermano.

La miré confundida y ella rodó los ojos.

—Él me llamó diciendo que fuese a buscarte, pero no me comentó nada más.

Levanté ambas cejas, confundida.

Al final no resultó ser tan capullo como pensamos.

Pues, sorprendentemente no.

𝐌𝐈 𝐂𝐀𝐏𝐔𝐋𝐋𝐎 | Aiden Walker Donde viven las historias. Descúbrelo ahora