Tardamos justo veinte minutos en llegar al gym. La verdad era que para bajar las escaleras... Aiden me tuvo que cargar.
—¡Cuidado por donde agarras! —le chille en el momento que puso su mano justo debajo de mi culo.
Inmediatamente me puse roja al recordarlo. A ver, no voy a mentir, el chico estaba bueno, pero ser un capullo le restaba bastantes puntos. Y, que él me pusiese una mano ahí, pues...
Te gustó.
Iugh, no, no me gustó, me...
Te encantó.
Que no, joder. Me puso nerviosa.
Normal, ni un beso has dado.
Cállate.
Lisa me miró mal.
—Me has dicho muchas cosas malas, pero que me calle cuando te estaba contando cosas sobre la universidad me dolió. —dijo con el ceño fruncido, y yo, quise golpearme.
—Perdón, hablé en voz alta mientras discutía conmigo misma —hice un gesto de despreocupación con la mano.
—Casual.
Volvimos a observar a su hermano, quién ahora se encontraba entrenando con Rob, su entrenador personal.
—Leah.
—Que quieres ahora, Lisa.
Me miró mal, pero pasó de mí.
—¿Aiden no te gusta un poco? —abrí mis ojos de golpe y la miré, horrorizada.
—Iugh, no.
—¿Ni un poquito?
Negué repetidamente.
—¿Ni un poquitito de nada? —insistió.
—TE DIJE QUE NO.
Suspiró, derrotada. Al minuto o cosa así habló.
—¿Y no te atrae nadie de aquí?
Apreté los labios, mirando hacia otro lado.
—Ohhhh, no, ese no.
—¿Por qué no? —ese chico era el único que me atraía físicamente.
Mentira.
Verdad.
Mentira.
Te dije que no.
¿Y a Aiden, dónde lo dejas?
ÉL NO ME GUSTA.
Y me lo dices a mí, tu consciente.
Me olvidé de mi estúpida conversación cuando Aiden se acercó a nosotras.
—Hey, ¿qué hacen?
Miré a Lisa, rogandole de que no dijese nada de lo que habíamos hablado.
—A Leah le gusta tu enemigo, Aiden.
Aiden me miró mal, y yo miré mal a su hermana.
—No, no me gusta. Solo dije que me parecía atractivo. Y, ni siquiera dije eso, dije que me interesaba.
Aiden me miró, señalándome con el dedo índice.
—Leah.
—Aiden —añadí yo.
—Ni se te ocurra.
—¿Qué es lo que no se me tiene que ocurrir? —vacilé.
—No vayas a acercarte a él.
—Mmmm, tarde. Ya se me ocurrió.
Posó el dedo índice y el pulgar en el puente de su nariz, suspirando. Yo sonreí divertida, y agarré las muletas para acercarme a el chico.
Pero, cuando iba a avanzar, sentí unas manos alrededor de mis caderas, haciendo que mis pies no tocasen el suelo.
—¿Se puede sabes qué es lo que te pasa? —pregunté frunciendo el ceño.
—Me pasa que al parecer ahora tengo complejo de niñera.
Abrí mi boca al máximo, ofendida pero no tan ofendida a la vez.
—Para empezar, no soy ninguna niña, ¿te queda claro? Y, después, si eres mi niñera es porque quieres, ts.
Suspiró y me sentó en la silla donde estaba antes de levantarme.
—No te muevas de aquí, ¿ok?
No, no lo vas a hacer.
Ohh, qué equivocada estás querida consciencia.
No no no.
Si si si.
—Está bien, no me moveré.
Se marchó no muy conforme y me dejó con su hermana, la cual había estado espectante todo el rato.
Pero, obviamente no le iba a obedecer, eso estába más que claro.
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Pero pero pero pero, qué es esto? AKKDKSJAJA
Dije, voy a esperar que llegue a los cien leídos para actualizar, y, de repente, PUM, 200.
AYYYY, GRACIAS DE VERDAD, VOY A LLORAR😭✨
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𝐌𝐈 𝐂𝐀𝐏𝐔𝐋𝐋𝐎 | Aiden Walker
Roman pour AdolescentsUna noche de otoño dos caminos de cruzaron; la luz y la oscuridad, creando así un solo camino. Un camino por el que ambos pasarán hasta volver a separarse. Y, quizás tarden en hacerlo, pero, al fin y al cabo no podrán seguir juntos toda la eternida...