Capitulo 6

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CESAR

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CESAR

No estaba muy seguro del porque me importaba tanto el astronauta de Arquímedes. Desde la clase de literatura lo he estado pensando. Entiendo su problema, pero no es asunto mío. No es mi problema, de cualquier forma, no tengo derecho de decirle que hacer...

Iba a ir a casa, las clases terminaron y no tengo nada que hacer aparte de la tarea que nos dejaron hoy. Me sorprendí cuando mi cuerpo se detuvo cuando vi a Arquímedes pasar en frente de mí, paralizado como si estuviera viendo a un fantasma.

Fue inevitable seguirlo, iba al mismo lugar que yo, la salida. A pesar de estar envuelto en plástico, parecía un chico bueno, me pregunto qué le habrá pasado para que llegara a este punto. Me sentí culpable por robar el número de teléfono de su casa. Seré menos molesto, o bueno... lo intentare.

Pensaba viendo al suelo como lograr hacerme su amigo formal viendo al suelo cuando un sonido me alerto en frente de mí. Levante la mirada buscando el blanco al que le dio ese globo, se me erizo la piel cuando vi que el objetivo fue Arquímedes. Corrí para ayudarlo a quitarse la pintura rosa de la cara, estaba hiperventilando y sus manos temblaban.

— ¡Ey, Arquímedes!— le grite tratando de que volviera en sí, no daba resultado.

Quería gritar pero la voz no le salía de su boca. Tenía la cabeza gacha temblando. Se veía muy mal, casi parecía que le iba a dar un ataque de algo. Sabía que no le gustaba que lo tocaran pero era necesario. Lo agarre de los hombros y lo lleve a los baños más cercanos de colegio. Sus pies no se movían y no me ayudaban, casi lo lleve cargando.

Cuando llegue no me importo que el intendente acabara de trapear. Puse a Arquímedes en frente de los lavabos y le quite la mascarilla y las antiparras manchadas, abrí la llave del agua y con la primera salpicadura que le di en la cara este reacciono y con mucha desesperación comenzó a juntar agua en sus manos y la paso en su cara.

Quería seguir ayudándolo, pero me empuja.

— ¡No me toques!— grita lanzándose hacia atrás y chocando con la pared. — ¡No me toques otra vez!— ahora me apuntaba.

Estaba dispuesto a entenderlo, a ser empático, pero el calor del momento me hizo caer en la ira.

— ¡Se dice gracias, maldito astronauta!— le grite fuerte apuntándole a la cabeza. — ¡Si no fuera por mí, todavía estarías temblando como bebé en la puerta del colegio!— volví a gritar ignorando por completo que Arquímedes estaba llorando.

Trague saliva y escondí lo labios tratando de calmarme, no era justo gritarle después de lo que le paso. ¿Quién fue? No lo sé, aun. Cerré los ojos esperando a que volviera mi serenidad. Escuche como el agua otra vez corría, al abrir los ojos de nuevo pude ver por primera vez la cara de Arquímedes. Su cara sin antiparras ni cubre bocas, su rostro libre.

CLEAN BOY | BORRADOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora