𝙴𝚙𝚒𝚝𝚊𝚏𝚒𝚘

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Mi cabello  volverá a crecer, y volveré  a ser yo y también seré otra. Y mis pies irán descalzos, como han ido siempre, aunque entonces lleguen más cansados. Y la sonrisa estará justo antes de las lágrimas, solo para acompañar  aquella risa nerviosa, que ni siquiera los años han podido despegarme. Y quizás, ya no en mi lengua, acaricie algunas palabras, cuando aprenda finalmente cómo ganarle al silencio.
Y puede que ese día se noten claramente los contornos de mi alma, como si el destino fuera a definirse, como si mis párpados estuvieran prontos a dormirse cuando los tuyos se abren exageradamente para verme por fin a los ojos. Puede que para mí esa noche sea la última, puede que a mis años ya no le queden meses, ni segundos, ni minutos, ni horas. Niño, por favor, no llores cuando llegue la muerte.

𝙴𝚏𝚎𝚌𝚝𝚘 𝙼𝚊𝚛𝚒𝚙𝚘𝚜𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora