Capítulo 1.-

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Desperté al instante en el que escuche un fuerte estruendo. Parándome en ese justo momento, me maree por aquella acción tan rápida, viendo todo borroso hasta el instante de poder enfocar pude notar en mi escritorio una rosa roja.

Tomándola entre mis manos, note que de nueva forma estaba pintada con pintura roja. Esto era preocupante, un psicópata se había metido a mi casa para dejarme una rosa. Nunca fui el tipo de persona que tiene conquistas, incluso nunca he tenido novio alguno y eso era tan vergonzoso, lo peor es que sigo siendo virgen.

Analizando la delicada flor que estaba en mis manos, pude notar un mensaje atado sin firma alguna.

“Nunca confíes en lo que ves a través del espejo.”

Vi una sombre correr, me sobresalte y fui detrás de ella. La vi correr hacía la cocina, al llegar ahí encontré la puerta de la cocina abierta, fui afuera para atrapar aquel psicópata.

Sin éxito alguno encontrándome simplemente con el inmenso árbol de mi patio.

¿Cómo mierda había logrado entrar a mi casa? Subí hacia mi cuarto con esa pregunta el cabeza, analizando cada parte de mi habitación, no logre encontrar indicios por donde había entrado.

Busque ropa para tomar una ducha, necesitaba despejar mi cabeza. Cuando cerré el mueble, machucándome el dedo accidentalmente, patee el mueble de madera que estaba a mi lado, me golpeándome en el dedo índice, putah bidah.

Después de aquella merecida ducha, me arregle rápidamente. No tenía planes para hoy, sin embargo uno siempre debe estar preparado.

Me asome en el espejo de cuerpo completo, dando unos últimos detalles a mi outfit, todo lucía en orden. Lance un beso de forma coqueta, reí ante aquel gesto, estoy enamorado de mi reflejo.

–Zayn, eres tan hermoso que me sorprendes –le dije a mi reflejo.

–Lo sé –contesto el espejo. Me sobresalte al ver que mi reflejo estaba sonriente de forma exagerado, me hice hacía atrás asustado.

–¡¿Qué mierda fue eso?! –grite exaltado.

–Tú mismo –sonrió de nueva forma, burlonamente.

–¡Basta! No son graciosas este tipo de bromas –me trate de convencer a mí mismo que era una de las típicas bromitas pesadas de Niall o Harry.

–Si tú lo dices –en el espejo se dejó de proyectar mi sombra, haciéndome temblar del miedo. Me tropecé accidentalmente al piso, lo único acertado que logre hacer fue retroceder.

Frente al espejo todo volvió a ser normal, pude observar cómo me proyecta a mí mismo en el piso temblando de miedo. Me pare tembloroso, acercándome a paso lento al cristal, hasta estar frente a frente.

–Buuu –dijo mi reflejo, grite como nunca y salí corriendo hacia el sótano. No mire atrás, mantenerme a salvo era mi objetivo. Al encerrarme en el cuarto del sótano, me di cuenta de que fue la peor idea la cual se me había ocurrido en años. Estaba todo empolvado y para colmo de mis males, la perilla se había caído.

Genial, estaba encerrado en un cuarto donde no había ni siquiera luz. Busque en mi pantalón el celular, en mis bolsillo no encontraba nada, y era cuando recuerdo haberlo dejado en mi cuarto en la mesita de noche.

–Al menos tengo salud –murmure, dándole una patada a la puerta, la cual no se movió de su posición.

A tientas me agache, buscando algo que me ayudara a salir de aquí. Tras varios minutos de arrastrarme en el piso encontré una lámpara algo vieja, esperaba que las pilas sirvieran, y como por arte de magia la lámpara se prendió. Lágrimas de emoción salían de mis ojos, funcionaba este aparato.

Me senté en el piso, viendo alrededor del cuarto. Cajas y cosas regadas era lo único que visualizaba, soy tan joven para morir de esta forma.

Cerrando los ojos me quede dormido profundamente.

Después de una siesta, desperté en el mismo lugar, y la lámpara seguía con vida, gracias a Dios. Me pare del piso, exploraría esas cajas para ver si encontraba una herramienta para tirar la puerta.

Tras rebuscar entre varias cajas, las moví para poder seguir buscando en las demás. Levante mi vista para poder limpiar mi frente, fue cuando capte que había una puerta muy antigua adelante mío.

–Interesante –murmure para mí mismo, juro nunca haber visto esta puerta durante este tiempo que llevaba viviendo aquí, puedo incluso jurar que no sale en las escrituras de la casa esta parte.

Desconfiado del todo, trate de abrir la puerta. Esta accedió fácilmente, abriéndose, al asomarme que había detrás encontré un cuarto vacío. Entre tembloroso hacía el cuarto, no había nada más que un pozo en el piso, al parecer esto era un antiguo cuarto de pánico o algo así.

Me asome por este agujero, viendo que había mucha profundidad en este. Si alguien se cayera por ahí podría llegar al centro de la tierra, me reí internamente por aquel pequeño chiste. Pude notar como en todo el cuarto había raíces del gran árbol que tenía en el patio trasero, asombroso.

–Buuu –dijo alguien en mi oído.

Inconscientemente, me solté de mi agarre y cayendo en aquella profundidad. Mis gritos se hicieron presentes durante mi caída, sentí mi cuerpo temblar, iba morir cuando tocara la tierra plana.

Tras vario tiempo esto parecía un lugar sin fondo, sin embargo todo se volvió mucho más raro cuando todo se empezó a rodear de extraños objetos animados y figuras de colores. Todo a mí alrededor daba vueltas, mientras se escuchaba una estruendosa canción de piano.

Cerré los ojos fuertemente por instinto, al detenerse aquella horrible melodía abrí los ojos encontrándome en un cuarto muy raro.

En esta simplemente había varias puertas y una mesa la cual tenía una botella a medio tomar con un recado cual decía: “tómame”

Me acerque a las puertas, tratando de abrir cada una. Ninguna funcionaba, pero había  una muy pequeña la cual trate de abrir, esta fue la única que accedió abriéndose, lo único malo es que soy demasiado alto para esto.

Esto me recordaba aquella historia que me contaba mi abuela sobre su bisabuela Alice, ella contaba que fue a un mundo mágico y deseo tanto recordar lo que había hecho, sin tan solo no me hubiera quedado dormido.

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⏰ Última actualización: Apr 11, 2015 ⏰

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Nuestro Wonderland - Ziam MayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora