03

1.1K 136 3
                                    

Una semana había pasado desde su llegada al palacio y no le estaba yendo bien, su celo se adelanto y por más más tratara de controlarse no podía, había Alfas con olores muy fuertes, necesitaba salir de ahí pero era mala idea también.

El Rey se había dado cuenta de eso y por eso mandó a JungKook al otro reino por unos "asuntos" que durarían una semana y él también se había ido dejando al omega solo.

Desde su alcoba hasta la cocina, Taehyung jadeaba con desesperación, por que tenía que pasar le esas cosas a él, solo era un Omega...

Tomo agua y con dificultad la bebió, entre más pasaba fuera de la cama más le temblaban las piernas y el lubricante bajaba por el interior de sus muslos, era incómodo.

Regreso a la alcoba y cerró la puerta con seguro, debía mantenerse alejado de la entrada al palacio.

Al ser un Omega de sangre pura su olor era más intenso, más dulce y atrayente, eso lo ponía en un peligro extremo ya que no sabía como eran los Alfas en ese reino.

Al ser un Omega de sangre pura su olor era más intenso, más dulce y atrayente, eso lo ponía en un peligro extremo ya que no sabía como eran los Alfas en ese reino

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Dos días llenos de incomodidad, dos días en la completa soledad. Todo era tan irritante para TaeHyung, maldecía ser un Omega que aún no tenía Alfa que ayudara en esos casos.

Lo tenemos pero es un arrogante. Hablo su Lobo teniendo toda la razón.

Retorciéndose y muriendo de vergüenza por lo que estaba a punto de hacer, se levantó de la cama con todas sus fuerzas y fue al gran armario de JungKook y tomo una de sus camisas y la olfate y eso desató todo un lío de sencaciones en su interior y vientre. Regreso a la cama rozaba sus dedos con su entrepierna delicadamente ocasionado así que soltará jadeos que juraba se escucharían fuera del castillo.

Por otro lado, quedando mal en el trabajo por la falta de puntualidad y responsabilidad del gobernante del norte, se encontraba de regreso al castillo. Extrañamente estaba muy nervioso y su lobo estaba muy inquieto pero en esos momentos no le tomaría importancia ya que estaba decepcionado y temía despecionar a su padre por no aver cerrado el trato.

Cuando estuvo afuera del castillo, se le hizo extraño que ningún mayordomo fuera a recibirlo o alguna sirvienta, no, nadie lo hizo. Abrió una de ambas puertas y entra al castillo en total silencio como si estuviera abandonado. Dejó su equipaje en el comedor y fue a la gran cocina donde un dulce y seductor aroma lo embriagó, los inalo profundo y su entrepierna comenzó a despertar, ese dulce aroma le era un poco familiar pero su lobo aullaba por ir a poseer ese Omega en celo que rondaba en su territorio.

Olfateo hasta llegar a las habitaciones de la realeza y encontrar la puerta de su habitación, quizá alguna sirvienta con deseos sexuales hacia él, una aventura no lastimaria a nadie y menos a ese Omega.

Mi pequeño deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora