𝖲𝖾𝖼𝗎𝖾𝗌𝗍𝗋𝖺𝖽𝗈 ✗ [𝖪𝗈𝗈𝗄𝗆𝗂𝗇]

0.2

—¡Entiende que Taehyung ya te dejó de amar! — Gritó Hoseok.

— ¡Cállate! — Le dió una bofetada. — ¡Él me ama, y si no lo hace, lo tendrá que hacer nuevamente! —

— ¡No le vuelvas a poner un dedo, porque te juro que te mato! — Gritó Park tratando de safarse de aquella soga en sus manos.

— No te metas en lo que no te importa, imbécil. — Respondió viéndolo. — De echo, si no te hubieras entrometido hace horas, no estarías aquí. — Rió. — Pero bueno, al menos morirán juntitos. —

— Por favor Bogum, recapacita. — Rogó Hoseok llorando debido al miedo.

— ¿Recapacitar de qué? Sí estoy perfectamente bien, solo ESTOY ENAMORADO y quiero a mi hombre de vuelta. — Sonrió.

— ¡Eres un estúpido psicópata! — Hablo Park para escupirle.

— Enserio que estás comenzando a molestarme. — Lo miro serio. — Deja de hacerte el héroe, porque no lo eres. — Dijo para salir de aquel lugar.

— Dime que es una pesadilla Mimi, por favor, despiértame de este horrible sueño. — Dijo Jung aún llorando.

— Tranquilo Hobi, saldremos de esto ¿Sí? Además seguramente Tae está buscándote, él nos encontrará. — Alentó Park ocultando su miedo.

— ¿Me lo prometes? — Lo miro. — ¿Me prometes que regresaré a casa junto a Tae y le diré por fin de nuestro bebé? — Susurró.

— Te lo prometo, serán una hermosa familia Hobi ¿Sí? No dejes que el idiota ese arruine tu felicidad. — Sonrió tratando de transmitirle esperanza.

Esperanza que a medida que transcurrían las horas, iba desmoronándose.

Ya habían pasado ocho horas, así dando las seis de la mañana del día siguiente.

Hoseok debido a su llanto cayó rendido ante el sueño. ¿Y cómo, no? Sí sus pequeños ojitos se encontraban hinchados.

Por parte de Park, este se había mantenido despierto durante el transcurso de la madrugada. Para ver que hacía el loco de Bogum o sí alguien venía a rescatarlos.

Resistió lo más que pudo, pero sus ojos se cerraban poco a poco. Así ganándole el sueño, para dormir apenas minutos.

Ya que sintió como agua totalmente fría caía sobre el, así despertándolo rápidamente.

— ¡Buenos días perras! — Hablo Bogum sonriendo.

Mientras aquel tipo de la camioneta cargaba dos cubetas vacías. Este imbécil los había mojado.

— Mierda. — Dijo Jung apenas al sentir el frío sobre su piel.

— Mereces ser tratada como perra Jung, porque eso es lo que eres. — Hablo acercándose a el para jalarle del cabello. — ¿Y sabes que le hago a las perras como tú? — Sonrió. — Las mato sin piedad. — Dijo para darle un golpe en mandíbula.