𝖲𝖾𝖼𝗎𝖾𝗌𝗍𝗋𝖺𝖽𝗈 ✗ [𝖪𝗈𝗈𝗄𝗆𝗂𝗇]

0.8

— ¿Qué hacemos aquí Min? — Preguntó Park al bajar del auto.

— Te dije que te tendría una sorpresa preparada. — Hablo Min guiándolo por aquel bosque.

— ¿Qué tramas Min Yoongi? — Achinó los ojos para verlo fijamente.

— Ya lo verás. — Sonrió por la mirada de su "amigo".

Luego de pasar los meses, Min y Park habían creado una relación de "amistad" muy cercana, tanto así que se asemejaba a la del noviazgo.

Es por aquello que el mayor decidió arriesgarse por el rubio, así planificando un picnic en aquel hermoso lugar rodeado de árboles.

Tenía fe en que su pequeño Park aceptará sus sentimientos al igual en que aquellos sean mutuos... Y también, en que su ex amor ya fuera borrado del corazón del menor.

— ¿Tu lo hiciste? — Exclamó Park al ver aquellos platillos con delicioso aroma.

— Claro que sí cielo, mis manos saben hacer otras cosas más que tocar el piano. — Dijo algo "excéntrico".

— Ya veo señor Min. — Rió Park burlón.

— Oye, ¿Te estás burlando? — Lo miro indignado.

— No, claro que no. — Negó nuevamente burlón.

— Ven para acá. — Se abalanzo con cuidado encima de Park para comenzar hacerle cosquillas por todo el cuerpo.

— ¡Basta! — Repetía el menor con cierta dificultad para hablar, debido a las risas que este soltaba.

Luego de unos segundos, el mayor se detuvo para verlo sobre sus piernas con cierto sonrojo en sus mejillas y su respiración agitada.

Es allí donde posicionó su mirada sobre los ojos del rubio, para ir observando cada detalle del rostro de Park... ¿Cómo fue tan imbécil como para rendirse fácilmente?

Sí Jimin era tan jodidamente perfecto... Sus hermosos ojos color avellana, su pequeña nariz, sus mejillas pintadas de un tono rosado casi visible y sus labios... Joder, esos labios que siempre quiso probar, esos labios gruesos y tan apetitosos.

— ¿Hola? ¿Sigues vivo? — Interrumpió Park agitando su mano por delante de Min para sacarlo de su transe.

— Sí... — Susurró sonrojado para desviar su mirada.

— Hyung~ tus mejillas. — Se burló tomándolo de aquellos rojizos cachetes y empezar a jugar con ellos.

— Park Jimin, tú me gustas. — Soltó con toda la valentía que le quedaba.

Es allí donde el rubio detuvo su jugueteo para verlo asombrado... No debido a su confesión, ya que con anterioridad este se lo había dicho... Sino, debido al momento, lugar y expresión del como se lo había dicho.