Capitulo 1-1: Un otoño en Londres

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El maravilloso amanecer del primer día de otoño en el año es un motivo de celebración, las hojas reciben con brazos extendidos el cambio de ambientes, ya hasta llegaba a olvidar de lo bien que se sentía respirar ese aire que con tal poderío cegaban mis ojos en una mañana llena de entusiasmos, era hora de volver de una larga jornada de vacaciones, anhelaba con tal magnitud el poder volver a ver a mis compañeros de trabajo reunidos luego de tantos meses, no por nada he dormido lo suficiente como para dar la primera buena impresión a los demás.

Deteniendo mis inocentes pensamientos sostuve resistencia a la hora de cruzar el camino, no era normal ver estos días a un cartero tan joven rondando por las calles de la mítica ciudad del progreso, que con tan solo 10 años ya desempeñaba una labor privilegiada entre la comunidad tras efectos de la crisis, entre saludando a "compadres" carteros y damiselas que tal la elegancia deslumbran mas que el mismo sol de verano me preparaba para entrar a la nueva jornada de trabajo en el mítico y para nada prestigioso "Golden Time"

No sabría definir actualmente cual es la función que tiene esta empresa de periodismo independiente, yo solamente disfrutaba el servirles dando mis habilidades de recoger cartas, no era mucho lo que ganaba de este trabajo no apto para cardiacos, pero disfrutaba el calor en el ambiente, el sentir que volvía a tener a una familia unida, será esa la razón por la que iba con una felicidad que envidiaría hasta el mas optimista de este mundo.

Creo que de lo único que me podría quejar de este lugar de trabajo es de la infraestructura de la locación... ¿a quien se le ocurre manejar una oficina en el piso 20 de un reloj? El arriendo en estos días debe de ser catastrófico al parecer, agradecería poder pisar algún día uno de esos míticos elevadores que veía en el periódico. ¡la gente no cuestiona sus privilegios! Pensamientos que daba mientras que con las lagrimas de cansancio subía los últimos escalones a la puerta de la oficina.

El ambiente cálido había llegado al fin, ese aroma a tinta fresca y papeles recién salidos de la imprenta me hacían volver a pensar que estaba en mi verdadero hogar, antes de entregar la correspondencia que se había acumulado tras meses de inactividad de la empresa hacia mis ejercicios matutinos, el haber recorrido la mitad de la ciudad entregando el ultimo ejemplar del mítico periódico de la agencia había generado sus efectos, la partida de cuello se escucharía hasta Winchester por lo que supuse.
No puedo creer lo tanto que han cambiado mis compañeros con tan solo dos meses de haberlos visto, ¡parece que todos tenían 2 centímetros de pelo más! Es una locura que hayan cambiado sin darme un aviso antes para evitar infartos.

A la primera que mis ojos pudieron ver es a la siempre amargada Frankiess Kablik, excelente investigadora pero apegada a sus principios de trabajo, su mirada hace notar que tiene algo entre sus manos, además... ¡nunca la he visto sonreír! Esta tan metida con actualizar los informes tras el letargo descanso que no creí que fuera a notar mi presencia, pero con una mirada fija asintió al tal experimentado cartero que aún conserva sus dientes de leche.
suspiro:

-Así que este es el tan aclamado Timmy Brown *suspira* aquel cartero de nuestra joven organización que aún no puede dormir con la luz apagada *con el tono burlesco que siempre la caracteriza*
-Óigame! Desprestigia los logros que he hecho en mis exitosos... un año y dos meses de trabajo.
- ¿algún logro? *entre carcajadas* ¨ ¿cómo ser el primer cartero de Londres que aun se orina en sus sabanas? *me mira* veo que traes cartas, Irene se encargara de ti, si no mal recuerdo... la vi en la bodega antes de que entraras.

Acepte sus indicaciones, pero con el orgullo a flote... parece que a la gente envidiosa no soporta la idea de que sea el cartero mas joven, por lo menos documentado a ciencia cierta.

Iba con la pila de cartas en mi bolso que era mas grande que mi mismo, no sabía que la gente tuviera tantas ganas de leer el periódico... ¿Por qué querría yo informarme sobre ofertas de bonos de alimentos? No es como si mi vida dependiera de ello.
A la que mas ganas tenia de ver en este regreso laboral es a Irene Hills, era toda una damisela sin pelos en la lengua, no sabia mucho de su pasado, solo se de lo que me ha contado a través de chismes, si no mal recuerdo ella fue una modelo en secreto para las grandes industrias de la moda inglesa, ni idea del porque rebajarse a un trabajo a sueldo, su siempre bien visto sombrero que cubría sus labios rojo carmesí hacia que algo dentro de mi latiera a un ritmo mas elevado de lo que esperaba, y esta ves no es por el porte de caramelos que ocultaba en mis bolsillos, cerrando la puerta de la bodega dio una impresión el que la estará observando anonadado, entre una sonrisa de bienvenida exclamo mientras tragaba saliva:

Love Machine y el Mercenario errante [ESP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora