01 El primer día

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Orión se bajó del auto y sin dirigirle una mirada a su padre se despidió, cerro la puerta y empezó a caminar hacia el colegio. Hoy iniciaba con química así que se fue a su locker en busca de su cuaderno, lo tomo y se fue al salón. Cuando llegó al salón, abrió la puerta sin esperar que una cortina de humo morado lo recibiera, Orión tocio por culpa del humo, cuando por fin se despejó el humo pudo ver a una chica mirándolo.

-Lo lamento muchísimo Orión, no creí que llegarás tan temprano.
-Ach, no debes tocar nada hasta que llegara la profe.

Emily asintió, por más que sea mejor que la profe no significa qué podría usar sus cosas. Ella limpio todo mientras llegaban los demás, incluyendo a la profesora. La clase fue aburrida para Orión y cuando terminó él fue el primero en salir al receso, el cual fue aún más aburrido, cuando se dirigía al patio un joven lo choco por detrás y otro llegó a "ayudarlo".

-Ay ay ay. Lo lamento, no venía mirando.
-Pues a la próxima mira a dónde vas.

Orión fue muy grosero con el chico, le iba a decir algo más hasta que escucho pasos acercándose, el no quiere pelear con nadie así que cuando iba a caminar para alejarse escucho que el chico le hablo.

-Oye espérate un poco, no me dijiste tu nombre.
-Yogurt, déjalo en paz. Se nota que no es alguien con muchos amigos.
-¡Tu tampoco pero mírate! ¡Somos amigos!

-"¿Eh? ¿Se llama yogurt?" Me llamo Orión y ¿Por qué te llamas yogurt? ¿Que acaso tus padres no te querían?
-No se llama yogurt, se llama Adam pero todos en el curso le dicen yogurt.
-Soy albino, además que yo siempre me comparaba con un yogurt.

Orión se dió la vuelta para poder ver al chico, al ver que no mentía con lo de ser albino empezó a caminar hasta que escucho la primera campana, él había perdido todo el receso con esos dos y para su suerte, tenía que ir a la clase de filosofía. Ni los miro cuando empezó a correr hacia los lockers en busca del cuaderno, cuando lo encontró siguió corriendo pero ahora en dirección del salon. La maestra era alguien estricta y muchos la odiaban por eso pero a Orión no le importaba ya que ella nunca lo notaba en la clase, si el se comportaba no lo notaria. Al llegar se dió cuenta que era el primero así que se calmó, un rato después empezaron a llegar los compañeros y entre ellos él pudo distinguir al chico de antes, este al verlo se fue directo a sentarse a su lado.

-Hola de nuevo Orión.

Adam no recibió respuesta por parte de Orión, eso no evito que le hablara hasta que llegara la maestra. Le hablo de su receta favorita, las cosas que le gustan y de su mejor amigo, ahí fue cuando Orión si le prestó atención; su mejor amigo se llamaba David pero todos le decían el Rey.

-Él sabe tocar el violín y el piano, sin olvidar...
-¿Puedo obtener su atención?

No se dieron cuenta que entró la inspectora, resulta que la maestra estaba con licencia por problemas familiares, Orión puede jurar que los ojos de Adam se iluminaron. Esas simples palabras iniciaron el infierno de Orión, Adam estaba hablando de lo mejor hasta que escucho a alguien pronunciar mal una frase.

-Lo pronunciaste mal- Adam susurro lo suficientemente bajo para que solo Orión lo escuchará, o eso creyó.
-¡¿Disculpa?!
-¿Acaso no me oíste?
-Quiero que me lo repitas.
-¿Eres idiota o te haces? Solo un imbécil repite lo que dijo.

El tipo se enojo, él quería golpearlo pero se contuvo y se giró para mirar a Orión, quien estubo ahí escuchando todo pero sin meterse, él estaba leyendo sin que le molestará el ruido de la discusión.

-¿Tu no vas a interferir?
-Mejor pregunta ¿Esto me afecta a mí acaso?
-No pero...
-Entonces cállate y déjame leer en paz.

Ahora el tipo estaba aún más molesto, el iba a reclamar más hasta que vio que Orión levanto la mano evitando que hablara y todos sabían que no debian hablar después de ver esa señal así que solo volvió a su silla sin decir palabra alguna. Adam estaba asombrado por la actitud de Orión, me atrevería a decir que Adam tenía estrellas en los ojos.

-¡Eso fue genial! No sabía que...
-¿Por qué estás aquí? Se que no eres de esta clase, eres de la clase A.
-Queria conocerte más y quizás ser amigos.
-No es escusa Adam, pudiste pedirme mi número o algo así.
-¿Entonces me estás ofreciendo tu número?
-Si que eres un idiota, pero si te daré mi número para que me dejes en paz. +** *** *** ****.

Orión salió corriendo del salón, mientras corría sintió vibrar su teléfono, el sabía que esto solo significaba que el Yogurt con patas le había escrito y eso no le gustaba, si escribió una vez lo hara una y otra vez así que decidió parar de correr para ver su teléfono.

+** *** ***

Hola!
Me diste tu número en la clase de Filosofía.

Eh? Eres Adam.
Que quieres???

Es que te fuiste corriendo del salón
y no pudimos hablar.

Si eso era todo, adieu

Pero que persona más molesta ¿que no puede entender que a él no le gusta hablar? Sea lo que sea que piense ese Yogurt no es nada bueno. Él volvió a correr hacia el patio, ya cuando llegó se fue directo hacia su lugar secreto para poder descansar, o eso creía. Cuando estaba leyendo sintió unos pasos acercándose lentamente intentando no hacer ruido, obviamente fallaron pero Orión fingió no haber escuchado nada, cuando los pasos se detuvieron Orión levanto la mano.

-Nombre.
-¿Eh?
-Tu nombre.
-David, soy el amigo de Yogurt.
-Ah el rey, Yogurt dijo que sabías tocar el piano.
-Seh, pero soy mejor en el violín.
-Predecible, toma asiento.

Orión puso su mano a su lado para que el otro se sentará, ellos hablaron de libros, música y de lo estresante que son sus compañeros, quien diría que estos dos tenían tanto en común, ellos hablaron hasta que sonó la primera campana. Orión se despidió y se fue a buscar su cuaderno de matemáticas, la clase menos aburrida del día.

La Clase De Los RarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora