Verona - l.s

7: I was fixed for your hands of gold.

Se siente como un gran paso, como redimirse de un gran error.

Esa mañana le sonrió por primera vez, no solo por lo que tenía planeado hacer, si no que también el sol salió por primera vez en semanas para mostrarle que estaba en lo correcto con sus pensamientos.
La nieve iba derritiéndose de a poco como su miedo y los colores del paisaje de su recorrido diario se ven brillantes. A esta altura no sabe si es el sol o su mirada con nuevo positivismo.

Se toma su tiempo en ese lago que tanto lo había visto llorar y lamentarse para verlo hoy con una chispa de esperanza en él.

Cuando vuelve a su casa decide que ya es tiempo, para muchos debe ser simple, pero para el es totalmente determinante, su última oportunidad, la última carta por jugar.

Después de tanto puede decir que tiene sus intenciones claras. Ese libro no solo le hizo saber cosas que Louis jamás le había dicho, como que él es el amor de su vida, sino, también, le hizo descubrir cosas propias.
Le hizo darse cuenta de lo mal que actuó, de lo mucho que perdió y de lo desesperado que está por tratar de arreglarlo.

Entendió que seguir tropezando con la misma piedra no lo llevaría de repente a los brazos de Louis, que le debe una disculpa y que merece que luche por él.

Con todo eso claro, anoche decidió poner a cargar su celular después de días y está ahí, totalmente ruidoso aunque no emita sonido alguno, totalmente amenazante aunque siga apagado.
Lo mira por unos minutos tratando de averiguar cómo seguir de aquí en más, nada se siente correcto, nada se siente suficiente.
En un impulso de valentía se levanta del lugar donde estaba viendo su celular a la distancia y lo desconecta, para proseguir a prenderlo.

Después de unos momentos sostiene en sus manos el papel lleno de números, que mantenía junto a celular hace días para darle ánimos.

Va a hacerlo, tiene que hacerlo.

-"Hey, soy Harry. Recibí el libro hace unos días. Estoy tan orgulloso, eres realmente talentoso. Solo quería pedirte perdón por como actúe, si alguien no se merecía eso, eras tú. Te extraño. Todos los días. xx."

Cuando termina de escribir el mensaje lo envía sin pensar con sus manos temblorosas y su corazón saltando violentamente, sabe que con nada se sentirá satisfecho, no cuando se trata de Louis. Espera una respuesta que, ahora, no sabe por qué está tan seguro que recibirá. Porque si somos honestos, no cree merecerla.

Después de releer su mensaje por diez minutos enteros y encontrarle al rededor de cinco errores se levanta de la silla del comedor con un suspiro en busca de un poco de calor.
Pone a calentar agua para un té y, aprovechando que hoy se levantó valiente, le pondrá leche, en conmemoración o algo así.

No puede hacerlo, sin embargo, y no porque los sentimientos lo inunden como veces anteriores si no, porque escucha su celular vibrar desde donde lo dejó.
Suelta todo lo que tenía en su mano y sale de la cocina a paso acelerado, como un niño.

La pantalla iluminada por la notificación y sus manos tiemblan al agarrarlo.

-Hola Harry, muchas gracias por tus palabras, significan mucho.

-Nada que perdonar. Ya no, por lo menos.

-¿Cómo conseguiste mí número nuevo, por cierto? haha, no me molesta solo tengo curiosidad. xx

Pasan dos minutos hasta que recibe otro mensaje.

-Yo también te extraño.