Capítulo III

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Después de navidad, la amistad entre ambos niños se fortaleció, eran los mejores amigos, siempre juntos, el cariño perduraba, y cada vez eran más unidos.

Y contrario a lo que se puede pensar de este tipo de amistades, ellos crecieron juntos, aprendiendo el uno del otro, ellos cumplieron su promesa, siempre juntos, para siempre.

Louis nunca cuestionó mucho sus creencias, o la manera de actuar de los adultos, nunca desobedeció, y solía hacer todo lo que "estaba bien visto", es decir era lo que todos llamaban "un buen hijo".

Pero no podía dejar de pensar en la charla de aquella tarde, las charlas en la escuela eran algo común, todos eran llamados al auditorio, para escuchar al sacerdote hablar y hablar durante horas.

"...Así que muchachos, Dios es bondadoso, pero no perdona este tipo de amistades especiales, deben mantenerse lejos de estos caminos.

Y sé que es de su conocimiento aquel rumor de sus hermanos mayores, para que lo sepan, Andrew será expulsado, ese tipo de comportamientos en esta institución no son permitidos, tampoco son bien vistos por el padre Santo.

Absténganse del pecado mis muchachos, que el castigo es la condena eterna, los desdichados arderán en el lago de fuego, y padecerán junto a Lucifer..."

Louis sabía lo que sentía por Harry, no se cuestionó eso, en todo ese tiempo no lo había dudado, y sabía que él y el rizado tenían una "amistad especial", no era nada nuevo para él, lo aceptó, y estaba bien con eso.

Sabía que amaba al rizado tanto como a un hermano, pero no de la misma manera, no, claro que caminaría a través del fuego por él, pero, definitivamente, no lo veía como un hermano, era algo más, y para ser sinceros, a él no le importaba ahora, no era algo en lo que quisiera pensar, él amaba a Harry y punto, no importaba lo que eso significaba

Sin embargo, no pudo dejar pasar, aquella reunión que tuvieron con los superiores, en la que fueron advertidos de caer en la "tentación del pecado" y se les dijo que debían abstenerse de los malos caminos, siendo uno de estos "malos caminos", ese tipo de relación con un hombre

Pero.

¿Por qué estaría mal?

No sabía si la relación con su rizado era de ese tipo, no lo habían hablado aún, y ni siquiera sabía si era mutuo, pero estaba seguro de que ellos no le habían hecho daño a nadie, así que no lograba entender porque Dios estaría enojado con ellos, simplemente no lo podía entender.

Al igual que Louis, Harry también estuvo presente en la charla, aunque el más pequeño, había salido corriendo cuando el padre dijo "este pecado se paga con la condena eterna en el lago de fuego"

Nunca había estado y no sabía lo que era estar enamorado, pero si sabía que definitivamente, no veía al castaño como un simple amigo.

En su cabeza no cabía la idea de ser odiado por dios, él siempre hizo todo para poder ser bueno, siempre hizo caso, siempre obediente, era buen estudiante, él no quería ser odiado por dios, y mucho menos quería lo mismo para su ojiazul.

Es decir, como podría estar preparándose para ser sacerdote, y al mismo tiempo iba a ser odiado por su padre Santo, no, era inconcebible.

"Tal vez si soy una aberración" era lo único que podía pensar, mientras lágrimas caían de sus ojos.

Pero aún no lograba comprender, cómo Dios podría odiarlo por amar, es decir, siempre le dijeron que debes amar a los que te rodean, él amaba a Louis.

No hizo nada mal, ¿cierto?

Confundido y asustado, se encerró en su habitación el resto de la tarde, donde lloró, hasta que alguien tocó su puerta

A decir verdad, él no quería alejarse del castaño, ni para dormir, y si lo que estaba haciendo era un "pecado" tal y como dijo el sacerdote de la charla, el ojiverde no sabría vivir sin Louis.

- "Hazz, sé que estás aquí, te vi cuando saliste corriendo del auditorio, abre, tenemos que hablar"- dijo el mayor, tocando la puerta

- "Estoy bien Lou, lo juro, solo me dolió el estómago"

- "Sabes que no me gustan las mentiras rizado, abre"

- "No debemos, está mal"- mencionó con voz triste, sin abrir la puerta

- "Hablemos, te prometo que está bien, lo juro, por favor" – su voz sonaba triste.

Se escucharon pasos dentro de la habitación antes de que un rizado con ojitos hinchados y rizos despeinados, apareciera en la puerta.

Al ver al castaño, se tiró a sus brazos y lloró en su hombro, mientras este le daba palmaditas en la espalda.

- "No quiero que Dios nos odie Lou, sabes que yo soy bueno, he hecho todo para ser bueno, no quiero ser castigado por amarte" - dijo con voz quebrada y al borde de las lágrimas.

No respondió, entró al cuarto donde abrazó al menor, hasta que este dejó de llorar, lo que duró unas horas más.

- "¿ya puedo hablar cariño? " - dijo el ojiazul.

El rizado no dijo nada, solo asintió.

- "Bueno, pues tú y yo no hemos lastimado a nadie, estoy seguro que se equivocan, que se joda la religión, y Dios no podría odiarte, eres la persona más buena que existe, pero si quieres alejarte de mí, lo entenderé, si eso necesitas, pues lo haré, mientras tu estés bien"- El castaño iba llorar si la respuesta del menor era afirmativa, lo aceptaría, pero lloraría, y mucho.

- "no, no, no está bien, voy a estar bien, vamos a estar bien, solo te necesito a ti, pero promete que no te irás, si Dios me odia, solo te tengo a ti" – dijo abrazándolo fuertemente.

- "ya te dije pequeño, aquí voy a estar para siempre, es una promesa"

Y ellos estarían bien, era una promesa

- "¿Así que es mutuo? – soltó el ojiazul.

- "Y estamos hablándolo"- mencionó con una gran sonrisa el rizado.

Beautiful Sin - L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora