Capítulo 4

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Ya habían pasado tres años. Hoy era el día de nuestra graduación, por fin seríamos licenciados en Derecho. Todos estábamos desbordados de alegría, Carla aún seguía con aquel muchacho, logró que se enamora de ella. Aleck y yo, estábamos súper bien, cada día que pasaba nuestro amor se fortalecía, en casi cinco años de relación nunca habíamos tenido problemas. Nuestro amor era inquebrantable como una gran montaña, siempre juntos enfrentando los buenos y malos momentos. Planeábamos un futuro, con varios hijos, y viviendo en una casa cerca de la playa. Aún continuaba con sus notas, y la verdad, no me aburría, por el contrario, creo que cuando amas a alguien así, con tal intensidad, todo te parece bien, todo es perfecto para ambos.

Recibimos los títulos de licenciados y quedamos todos en ir a festejar a una fiesta que había en las afueras de la ciudad.
  
   - Nazly,¿ aún te falta mucho amor?
  
   - No, ya casi termino mi vida, dame cinco segundos más.
  
  - Ok, pero no tardes mucho que te conozco jajaja.
Pasados unos 10 minutos salí, ya casi se nos hacía tarde, por  lo que tuvimos que apresurarnos en el trayecto del camino.
Cuando llegamos ya estaban todos. La música era fantástica, todos estábamos súper felices, después de cinco años de mucho estudio y sacrificio habíamos logrado graduarnos.
  
El DJ puso una canción romántica, justo la que bailamos Aleck y yo cinco años antes, antes de que me dijera que estaba enamorado de mí, sólo nos hizo falta mirarnos y sin más, la bailamos.
Mis brazos alrededor de su cuello y los suyos en mis caderas, nuestros labios se rozaban lentamente. Era algo mágico, lo nuestro nunca era monótono, al menos no para nosotros.

- Nazly, pase lo que pase, siempre recuerda que te amo.

- Yo también te amo Aleck, nunca lo pongas en duda. Ya casi son cinco años desde que me prometiste que estarías conmigo para siempre, ¿Lo recuerdas?

De sus ojos, brotaron dos lágrimas y por un momento, dejó de mirarme para secarse las lágrimas.

- Por supuesto que lo recuerdo, nunca lo olvidaré, ¿sabes por qué lloro? Porque eres lo más especial que tengo, y no sé qué sería de mí si algún día te pierdo.

- No digas eso, nunca me vas a perder, yo siempre voy a estar para tí, y contigo, porque no sé qué sería de mi vida sin tí, no quiero imaginarlo.

- Cuando lleguemos a casa, lee la nota que te dejé debajo de un peluche que te compré, creo que ya es hora.

- Ok mi vida, lo haré, te amo.

Esa noche fue especial. Ya casi todos se habían marchado, y yo ya estaba cansada, había sido un día muy largo.

- Aleck, nos marchamos...

- Sí amor, vámonos.

Nos montamos en la moto y partimos hacia la casa. Aleck aceleraba desenfrenadamente, y me gustaba esa adrenalina, pero llegó a un punto en el que me daba miedo.

- Aleck por favor, disminuye la velocidad.

- ¿ Tienes miedo? La chica que ama la velocidad tiene miedo, no me lo puedo creer.

- Sí, nunca habíamos ido tan rápido, por favor, baja la velocidad.

- Sólo si me dices que me amas.

- Eso ya lo sabes, por favor detente un poco.

- Si no me lo dices, no lo hago.

- Vale está bien, te amo

- Yo también te amo. ¡ Te Amooo!
Lo gritó a los cuatro vientos.

- Me prometiste que bajarías la velocidad, Aleck por favor.

- Dame un beso por favor, y ahora sí la bajo.
Me incliné hacia él, agarrándome muy fuerte, y lo besé en la mejilla, sentí sus lágrimas y comencé a preocuparme.

- Ahora quítame el casco y póntelo tú.

- No lo haré, no si no bajas la velocidad.

- ¡Nazly, házlo por favor!

Era la primera vez que me gritaba, algo grave pasaba y él no quería que me diera cuenta, la velocidad aumentaba cada vez más, había perdido el control del vehículo. Quité el casco de su cabeza y me lo puse.

- Ahora sí, baja la velocidad.

- Nazly, nunca olvides que siempre te he amado, eres mi vida entera. Prométeme que nunca me olvidarás, por favor.

- Aleck, ¿qué está pasando, me estás preocupando? Aleck ¡ Frena! !Aleck!
Después de eso, sólo recuerdo una luz blanca.
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Ahora estoy aquí, viviendo mis mejores momentos con él, sólo estamos nosotros dos, es algo extraño, pero muy hermoso.

- Aleck, Aleck.

- ¿Nazly?, ¡ Doctor, Nazly despertó!
Era Carla, mi madre había ido a descansar, yo llevaba 6 días en coma.

- Nazly, ¿estás bien? ¿recuerdas algo?
Preguntó el doctor.

- Sí, recuerdo que estábamos.... en la fiesta de graduación, y luego.... Aleck, ¿¡Dónde está Aleck!? ¡ Aleeeckkkk!

- Nazly, cálmate, necesitas descansar.

- ¡No! ¡no quiero!, Necesito saber de Aleck, dónde está, por qué no está aquí conmigo.

Sus rostros eran extraños, en el fondo sabía lo que había pasado, pero no quería aceptarlo, tenía una pequeña esperanza de que se hubiera salvado.

- Él murió Nazly, no pudo llegar vivo al hospital, no tenía el casco puesto.
Fueron las palabras de Carla, las que derrumbaron mi mundo. No podía resistir el dolor, era tan fuerte que me ahogaba.

- ¡No puede ser! ¡ Me dijo que estaría conmigo para siempre! ¡¡Aleeeckkkk!! ¡¡Aleeeckkkk!!
El doctor me puso un calmante y quedé dormida.

Después de unos días, volví a la casa, ya nada era igual, todo me recordaba a él. Mi mundo ya no tenía color, las rosas parecían tristes, podía escuchar su llanto. Sentía un enorme vacío en mi alma, pero no podía hecharme a morir, tenía que ser fuerte por esta criatura que se encontraba en mi vientre y que era fruto de ese gran amor, esta criatura que milagrosamente sobrevivió en el accidente.

Aleck no llegó a saber sobre mi embarazo, yo tampoco lo sabía, hasta unos días después del accidente, que el doctor me lo informó, a él le hubiera encantado conocer nuestro hijo, y a mí, criarlo junto a él. Cada vez que pensaba en ello, perdía las fuerzas.

Fui a aquel lugar donde pasamos tantas noches juntos, ya nada era igual, el cielo no brillaba y casi no se veían estrellas, la hierba había perdido el color, al parecer, a ellos, Aleck también le hacía mucha falta, su sonrisa, su buena vibra, el amor que desbordaba.

En un momento, recordé algo que me dijo en la fiesta, sobre una nota debajo de un peluche, la casa estaba tal cual la habíamos dejado, por lo que fue fácil encontrarla.

- Nazly, mi amor, estoy tan agradecido por tenerte en mi vida, estos cinco años han sido los mejores de mi vida, sólo tú, eres capaz de sacar la mejor versión de mí, por eso, creo que ya es hora de formar una familia juntos, ¿podrías por favor, apretar la panza del peluche?

No podía soportar el dolor que causaban en mí sus letras, el saber que eran las últimas letras, me sangraba el corazón, mis lágrimas no cesaban. Le obedecí, y cuando lo hice, el muñeco abrió su mano y tenía un anillo, pero además dijo:

-¿ Te quieres casar conmigo?

En ese momento, calló el anillo de mi mano, me quedé sin fuerzas, Aleck quería que nos casáramos y ahora no estaba. Qué iba a ser de mí sin él, sin su espléndida sonrisa, sin sus besos y caricias.
Desde entonces, mi vida cambió, ya no soy la chica feliz y llena de vida que era antes, si sigo en pie, es por mi hijo, porque Aleck lo iba a amar, y yo, lo amo, ahora él es mi vida entera, porque es parte de Aleck, fruto de nuestro gran amor.
Espero ansiosamente el día que me toque partir, para volver a reunirme con mi amado Aleck, y esta vez, sí será para siempre.

Vives en míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora